domingo, 7 de junio de 2009

Juan Jiménez








Buenos, como decía Machado.

El barro en casa de un alfarero tiene vida propia.

Cada uno aporta lo suyo. La materia se adapta a las manos del autor y éste acepta el reto con toda su capacidad de asombro, como si de “un juego de niños” se tratase. El resultado de este proceso alquímico es una obra “buena” firmada por ambas partes “con el alma”.

Ser buenos es lo mejor que nos puede pasar, porque entonces los hechos se llenan de colores, de luz y de alegría. Como la obra de Juan Jiménez, que es, como sentiréis, buena.
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