viernes, 31 de enero de 2014

A ANTONIO TABUCCHI - Con mi admiración


Zaragoza, 22 julio 2001 - Leí "Sostiene Pereira" y escribí la siguiente crónica:

Acompaño a Pereira en su viaje interior.



     Sube la marea de su bondad calladamente, dándole tiempo a encontrarse consigo mismo. Mientras, intenta despistar a su consciencia con el espantajo de una guadaña, pero pone ésta en manos de un romántico, Monteiro Rossi, que desbrozará su camino de fantasmas.

     ¡Qué bien trenzada la individualidad con su proyección social!

     Monteiro Rossi se verá obligado a escribir necrológicas para que no lean la suya, pero incumplirá su contrato reproduciendo artículos vitales, es decir, no hablando nunca de los muertos antes o después de adquirir su condición de tal.

     Pereira se inquieta. No tanto por el peligro al que se verá expuesto compartiendo el riesgo de una idea justa, sino por el tiempo que ha estado ajeno a esta idea. Y la inquietud suele herir el alma. A él no, porque ha entrado en combate.

    Dejó atrás el autismo que provocaba la sonrisa paciente de aquel retrato y decidió mirar el espejo.

   Recordará siempre la primera imagen: Cardoso, el médico de su alma. Tan breve fue esta feliz aparición que dejó en Pereira una, casi, insoportable nostalgia, mezcla de pasado perdido y futuro no-nato (diría él). Pero estaba mal dicho, porque la realidad era que el presente había llegado y con él su mejor Pereira.

     Cardoso, Marta y Monteiro Rossi, serán ya, para siempre, huéspedes en su hospitalario trayecto.

     Recuerda que un día, sentado en un banco, cerca del Café Orquídea, escuchó una antigua melodía y recordó los felices sueños que nunca contó porque no venían a cuento con esta historia. Exclamó: ¡ahora entiendo!

     Ahora esperaba. No sabía qué, pero esperaba.

     El calor era tan agobiante que decidió volver a casa, tomar un baño frío, comer algo y descansar un poco. Tenía la maleta preparada para salir a la hora exacta.

     Fue su último sueño. Se le acercó un mendigo que llevaba a su espalda un carcaj de melodías y pidió a Pereira "una limosna". Entregó el retrato. De momento sintió miedo y una inmensa pena que le hizo abrir los ojos. A su lado estaba su esposa, más radiante que nunca, sin vestigio de enfermedad, como él la amaba. Le dijo que todo estaba bien y quería dar un paseo.

Sostiene Pereira que por primera vez, fue él quien sonrió.




Accompagno Pereira nel suo viaggio interiore.

Sale silenziosamente la marea della sua bontà, dandogli tempo di congiungersi con se stesso. Mentre, cerca di depistare la sua consapevolezza con lo spauracchio di una falce, mette questa ne lle mani di un romantico, Monteiro Rossi, che libererà il suo cammino dai fantasmi.
Com’e bene intrecciata l'individualità con la sua proiezione sociale!
Monteiro Rossi si vedrà obbligato a scrivere necrologi affinché non leggano il suo, ma non adempierá al suo contratto riproducendo articoli vitali, cioè, non parlando mai dei morti, prima o dopo avere acquisito tale condizione.
Pereira si inquieta, non tanto per il pericolo al quale si vedrà esposto condividendo il rischio di un'idea giusta, bensì per il tempo durante il queale è stato estraneo a questa idea. E l'inquietudine normalmente ferisce l'anima. A lui no, perché è entrato in combattimento. Lasciò in dietro l'autismo che provocava il sorriso paziente di quel ritratto e decise di guardare lo specchio. Ricorderà sempre la prima immagine: Cardoso, il medico della sua anima. Tanto breve fu questa felice apparizione che lasciò in Pereira una quasi insopportabile nostalgia, un misto di passato perduto e di futuro non-nato (direbbe egli). Ma era mal detto, perché la realtà era che il presente era arrivato e con esso il suo migliore Pereira.
Cardoso, Marta e Monteiro Rossi, saranno ormai, per sempre, ospiti nel suo ospitale tragitto.
Ricorda che un giorno, seduto su una panchina, vicino al Caffè Orchidea, ascoltò un'antica melodia e ricordò i sogni felici che non raccontò mai perché non avevano a chefare con questa storia. Esclamò: ora capisco!
Ora aspettava, non sapeva che cosa, ma aspettava.
Il caldo era tanto opprimente che decise di ritornare a casa, fare un bagno freddo, mangiare qualcosa e riposare un po'. Aveva la valigia preparata per uscire all'ora esatta.
Fu il suo ultimo sogno. Gli si avvicinò un mendicante che portava sulla sua schiena una faretra di melodie e chiese a Pereira “una elemosina”. Consegnò il ritratto. Per il momento sentì paura ed un'immensa pena che gli fece aprire gli occhi. Al suo fianco stava sua moglie, più radiante che mai, senza vestigia di malattia, come egli l'amava. Le disse che tutto andava bene e voleva fare una passeggiata.

Sostiene Pereira che per la prima volta, fu lui a sorridere.


lunes, 27 de enero de 2014

LA MUERTE


Me sorprendió su muerte. Ella era de esas personas a quienes la edad no escribe en el rostro. Su aspecto juvenil contrastaba con el atrevimiento de un maquillaje que solo pretendía mostrar que estaba de fiesta. O por lo menos quería estarlo y para eso bromeaba alguna vez con el alcohol y conmigo. ¡Solo una copa! le imponía mi afecto y ella aceptaba de buen grado para corresponder a él.

Casada con un italiano estaban preparando un viaje para conocer a su familia. A solo quince días de esta fiesta se marchó.

Para sus compañeros fue doloroso. No sabíamos nada de aquel infarto cerebral que la mantuvo ingresada unos días y por ello no habíamos podido hacernos a la idea de que estaba en peligro. Bruno sin embargo, estuvo en todo el proceso y el final aparecía como el cese de un sufrimiento. Esto explica por qué se mostraba más cansado que triste (aunque lloraba).

Recuerdo que en el tanatorio busqué un momento que no invadiese la intimidad de una pena compartida con los más cercanos y le abracé. Tuve la sensación de obligarle al duelo, pero guardé para mí esa impresión y le manifieste mi pena. Era un martes.

Al día siguiente comenzaban los carnavales y para sorpresa de todos Bruno nos acompañó como espectador. Todo el mundo habló con él y se alegró de aquella decisión que expresaba un talante animoso. El jueves, además de venir a la fiesta, bailó. Si dijera que esta naturalidad en aceptar la muerte de su esposa sorprendió más que la muerte misma no exageraría.

“El final es lo único cierto de esta vida” dicen las sentencias, porque todos llevamos la fecha de caducidad escrita en un lugar al que solo accedes cuando te mueres, y algún día leeremos esa fecha. Para ese trance la sociedad tiene un protocolo establecido con el que pasar juntos ese oscuro pasillo. El llanto, el velatorio, el entierro, el luto. Son movimientos adictivos que nos libran de la ansiedad que produce no saber qué es eso de la muerte.

Yo, que he sido cadáver para otros, sé de qué hablo.

No sé nada de ellos. Sí que he conocido historias en las que uno de los dos murió (sentimentalmente) para el otro y el que todavía seguía enamorado tuvo que vivir ese duelo en la más absoluta soledad porque nadie se dio cuenta de esa tragedia.

Cuando el amor pasa hay que irse con él. Pero esta sociedad tiene unos protocolos establecidos para no dejar pasar la soledad. El matrimonio, los hijos, el piso, el coche, las cenas de navidad.

Pero que no sintamos la pérdida al mismo tiempo que los demás rompe los esquemas y nos deja un vacío que estamos obligados a llenar.


En 1984 me pregunté:

Nos inquieta la muerte, ¿pero de qué vida?




...

martes, 21 de enero de 2014

PELIGRO DE EXTINCIÓN






Orquídea silvestre en peligro de extinción



Miles de presos políticos del franquismo fueron utilizados como esclavos en obras públicas a cambio de redimir sus penas. Su obra más conocida fue el Valle de los Caídos pero el mapa de obras abarca todo el país. Escucha a algunos supervivientes, familiares y expertos que nos describen cómo eran aquellos trabajos inhumanos. Además, recibimos en nuestro estudio a un Hutu y a un Tutsi 20 años después del genocidio africano que conmocionó al mundo. Entre 800.000 y un millón de personas murieron en apenas cuatro meses en aquella matanza. Hoy los ruandeses se esfuerzan por mostrar que han superado aquel horror.

***



Quienes solo piensan en el dinero, no tienen en cuenta a los seres humanos y nos tratan como a insectos.




Deberíamos leer en la naturaleza y actuar como tales.



Hay momentos que los insectos, hartos de escuchar insultos y que no se valore su trabajo acaban diciendo: ¡que liben ellos!



Por eso hay especies que se extinguen.








jueves, 16 de enero de 2014

A MI NIÑA INTERIOR








12 de mayo de1979

A María, mi hija,
(la que más se parece a mi niña interior)


Mi niña está contenta. El regalo de un pequeño telar dibujó en su carita una nueva expresión de gozo. Sentada bajo un árbol, con una seriedad para mí desconocida, teje algún misterio.

Un muchacho que vive al otro lado (diferente por contrahecho) se le acerca. Adelanta sus retorcidas manos y mi pequeña deposita en ellas su tesoro. En un abrir y cerrar de ojos aquella criatura le devuelve un amasijo irreconocible de lo que antes fue un encaje. Con la seguridad de protegerla, he gritado ¡fuera! (aunque el pobre pequeño había iniciado ya una frenética carrera).

                                   Pero... ¡ay! ¿Quién entiende a los niños?

Con los ojos llenos de lágrimas me reprocha que le haya asustado.  "¿No  ves (me riñe), que también él quería enseñarme lo suyo?" y ha salido corriendo a buscarle, dejándome a mí con un triste sabor, mezcla de torpeza, crueldad y miedo. Pero
 ¿quién entiende a los niños?

Un poco más tarde se me acerca mi niña, mientras su compañero de juegos permanece oculto tras un árbol. Después de mirarme seriamente, deposita en el suelo su caja de madera y saca los trozos de un dibujo que el otro día (no me acuerdo por qué), le rompí. Extiende en la hierba aquellos pedacitos de papel y con una sonrisa  me pregunta: ¿era éste tu tesoro? ¿también tú querías enseñármelo? Y los dos se me ríen, dándome tiempo a que teatralice un perdón que al final consigo regalarme.

                                   ¡Qué bien nos entienden los niños!


lunes, 13 de enero de 2014

LA CONTUNDENCIA DE ISABELA









19 de enero de 2009












Acabo de participar en una manifestación por la paz. ¡Cuánto cuesta encontrarle todo el sentido a esa hermosa palabra! Los que allí estábamos no queríamos que siguieran matando inocentes. ¿Pero quién lo quiere?

Como estábamos enfadados le dijimos al embajador de turno que se fuera. Solo quedó añadir: “por las buenas o por las malas”

Como por las buenas no quisieron hacer lo que el país representado por el embajador “non grato” ordenaba, eligieron las “malas” y mataron al invasor para dejar que los buenos gobernasen.

En todos los países, en algún momento, las fuerzas supuestamente del orden, quitaron la voz “por las malas” a quienes no pensaban como ellos. En esta guerra, un porcentaje eligió la palabra para defender sus ideas. El resto no encontró esa salida y creyeron tener derecho a responder igual, es decir, con la fuerza, haciendo exactamente lo mismo que quienes les habían agredido.

Como la fuerza ejerce para no quedarse sin significado, acabó por eliminar incluso a los compañeros con los que juntos lucharon contra los que solo admitían el orden por ellos establecido. Ahora lloran juntos víctimas y verdugos sin tener el consuelo de poder enfadarse con un enemigo claro.

A la manifestación nos acompañó Isabela, una pequeña de pocos años. Venía de jugar con otro niño que, según nos contó, le había dejado su tractor por la hermosa razón de compartir.

Muy interesada preguntaba qué decían los que gritaban; por qué llevaban un bebé ensangrentado; por qué no llevábamos una bandera como el niño del cochecito.

Isabela dibuja con el corazón y le dije: “Tienes que dibujar una bandera y regalármela”. Contundentemente dijo: “No”. “La dibujaré para las dos”.


Estoy sentada frente al embajador expulsado, al que he pedido que me acompañe, para encontrar la manera de reciclarnos en el corazón de Isabela.









domingo, 12 de enero de 2014

sábado, 11 de enero de 2014

TÚ Y YO








Ser el centro de atención de los demás reduce mi inseguridad.

Entender qué hace feliz a los demás me ayuda a encontrar mi centro.

Que seas el centro de mi atención supone una pista fundamental en esa investigación.

Llegar a mí respetando el centro de los otros y encontrarme contigo, un misterio.

Que tú y yo sumemos, sin restar nuestras diferencias, multiplica todas las expectativas.

¡Es un regalo estar contigo!







jueves, 2 de enero de 2014

PILAR ALCOLEA Y SU BLOG









DILEMA

Debatiendo dilema
qué hacer, ¿cómo acertar?
Friendo la duda en la sartén
revientan pompas;
salpica sueño
fantasía, 
salpica miedo
aventura,
salpica.

El delantal, en el clavito del rincón.
No hay remedio:
sueño, aventura, fantasía, miedo
decoran mi blusa nueva. 

Batiendo mayonesa.
¡a derechas; no, no cambies.....!
toda la salsa convertida en versos
y yo, con la cuchara, mezclando
paciencia , versos, duda.
No hay remedio:
En el rincón del clavito, el delantal
blusa nueva en salsa de paciencia; 
ceno duda con versos y cuchara.

Pilar


SEGUNDA VOZ

Duda, fantasía, pompas, sueño, miedo, aventura,
paciencia, versos, delantal, blusa nueva.

No parece muy bueno el menú, aunque los ingredientes son todos buenos.
Quizás hay un  cierto desorden.

Salpica la sartén y estropea tu blusa nueva.
Es lógico.

El dental deberías habértelo puesto.
Los problemas se deben afrontar con una cierta distancia. La justa.

Aventura y fantasía no dan buen resultado. Es como agua en aceite hirviendo.
Salpica dolor y el dolor da miedo.

Sin embargo, aventura y sueño con una pizca de paciencia  es un buen comienzo.
Decidir incorporar lo que nos da miedo, es un menú cinco estrellas.

Sentadas en nuestra responsabilidad la vida nos sabrá a verso.
Las estrellas sustituirán las pompas, y desvelarán que somos un cielo.

María