domingo, 16 de febrero de 2014

A GELES QUE SE FUE

Jugando con la idea original de
SLOBODAN PESIC y ANNIE GOTTLIEB
EL TEST DEL CUBO

Paisaje Urbano - Zaragoza



Desierto:
Tórrido. Inmenso
Cubo:
Chocita para proteger. Sólido. Que puede con las ventiscas. Depende. Sola, unas. Acompañada, otras.
Escalera:
Cuerda con nudos.
Caballo:
Brioso corcel, con un apuesto caballero.
Tormenta:
Encerrada en el cubo.
Flores:
¿De dónde?
*
Querida Geles, es verdad, ¿de dónde?

Una manera de solucionar los problemas es tener una actitud generosa para no crearlos, pero llegar a esa madurez cuesta una vida.

Ha sido la vuestra una generación difícil, como todas, y los errores estaban dentro del guión. Es cierto que tú solo querías ser feliz y serlo es la principal obligación del ser humano, pero la reducción de encerrarse en uno mismo deja a los demás en la intemperie. Tienen razón los demás cuando se quejan de no haber tenido la Geles que necesitaban. También es cierto que si la hubieran tenido (en la forma que te echaron en falta) hubieran perdido la capacidad de ser responsables de sí mismos.

Siempre te ha parecido que yo hablaba poco. Escuchaba. Te escuchaba lo que no sabías decirme porque había que completarlo con lo que decían los demás. Ellos no podían suspenderte en cariño porque el suyo hacia ti era tan sincero que siempre les subía la nota y te aprobaban. Y eso es lo que tú intentabas decirme, que estabas orgullosa de tus amigos porque lo que tenían era originalmente “su-yo”. Que habían sabido abrirte la puerta con una generosidad que te permitió disfrutar de esa cosecha como si fuera tuya.

Era tan tuya como mía la amistad tejida en esa relación. Ellos apostillarían que siempre es recíproca, como todo lo bueno y ni tú, ni yo, nos atreveremos a llevarles la contraria.

Querida amiga, en esa paz en la que ya lo has visto todo, está incluida la sonrisa que te provocaría leerme en tu paisaje.

Querida Geles…





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