lunes, 25 de marzo de 2024

LEYENDO A FRANCISCO PELLICER

El Moncayo desde Veruela
Foto propiedad de


En el 2001 me entusiasmó este libro.
Refª: Publicación nº80-47 de la C.A.I.


MONCAYO


Hoy he conocido el Moncayo a través de un hermoso libro.
El mapa que se nos propone no puede tener mejor comienzo. Es decir, recorrerlo en compañía de amigos (Becquer, Machado, el autor), para que al mismo tiempo paseemos interiormente, en espejo, a dúo con la tierra.
Como en cualquier paisaje se combinan las luces con las sombras, pero aquí lo oscuro es sólo un subrayado para llamar nuestra atención sobre la transparencia de los ojos que vieron lo que ahora se narra.Y se nos cuenta todo, porque en este paseo no hay nada que limite (protege la inocencia).
Con solo dos palabras ("situaciones absurdas") Francisco Pellicer nos confidencia que sigue intacta su imaginación, como si fuera la mejor de las especies protegidas. Y provoca un silencio que repara cualquier alteración en el paisaje después de visitado, si es que la hubiera.
Finalmente se explaya en dar su clase magistral, sin olvidarse nada. Pero es tan vivo, tan vital su relato que pasa de la quietud al movimiento de la misma manera que nos contó sus sueños Akira Kurosawa.
Pero he visto algo más. Y ese el viaje. Retornar (que no es regreso) a ese centro de partida, aligerada por la luz de esa consciencia.












4 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que el Moncayo es mágico y sagrado, entre Castilla y Aragón y a los pies de Navarra. Casi siempre blanco desde nuestros antepasados romanos "senemque Caium nivibus" (el Moncayo encanecido por sus nieves) dijo en latino Marcial.

Habría que adorarlo un poquico más!
¿No les parece?

María dijo...

Este libro de Francisco Pellicer es un buen ejemplo de la admiración que el Moncayo provoca.

Saludos
María

Ignacio Cólera dijo...

Acaba de sorprenderme la foto aparecida en este post, porque me ha gustado. Más tarde he descubierto que además la había hecho yo hace años y que alguien la había seleccionado en su blog. No hace falta poner nada sobre su autoría pero se agradece.

María dijo...

Dice muy bien de ti esa sorpresa. La calidad humana que se adivina en esas pocas líneas confirma la belleza de la foto.
Gracias por compartirla.

Máría