sábado, 22 de noviembre de 2014

TROILO y PODEMOS




(Autora del cartel: Piedad Herranz)


Hace unas semanas, en la milonga habitual de El GaraGe, se conmemoró el centenario de Anibal Troilo. Musicalizó Esther del Campo.

Empezó con una tanda que un entendido milonguero calificó de “divina”. Las dos siguientes fueron de la misma calidad y otro bailarín comentó que era un riesgo empezar tan “fuerte” porque si no mantenía la altura en las tandas siguientes la caída era mucho peor que si las pretensiones hubieran sido menores. 

Afortunadamente no defraudó y la calidad musical se mantuvo “en el cielo” con Troilo.

Relacioné este relato con PODEMOS.

La corrupción no está solo en los políticos, sino en quien permite con sus hechos del día a día que esas actitudes sean las normales.

Hay que bailar a tierra, se dice en el tango. Hay que actuar según el horizonte que decimos querer alcanzar y no pretender que los políticos nos lo sirvan en “bandeja social”.

 “Por sus hechos los conoceréis” dice la sabiduría popular. Y eso tenemos que hacer cada uno: reconocernos en nuestros hechos.

No tener ilusión es malo, pero mucho peor es crearla y no estar a la altura.

El problema de PODEMOS es ese. Ofrecer unas expectativas sociales, una regeneración política, está bien, pero no pueden defraudar a quienes han convencido de que pueden hacer lo que “la casta” no ha podido, porque si defraudan no hay disculpas para quienes han condenado a otros por no hacer lo que dijeron.

El cambio real está en conseguir no tener como horizonte el dinero sino el de un desarrollo de las capacidades de ser humano que nos beneficia a todos. 

Pero para eso es imprescindible la madurez colectiva y eso no es programable.

Para actuar la sociedad necesita información. Ese puede ser un aspecto de PODEMOS. 

Convencernos de que la solución está en el granito de arena que cada uno debemos aportar y ellos podrían comprometerse a ser nuestra linterna.

¿Podremos?





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