viernes, 10 de julio de 2015

CARTAS A UNA AMIGA





Querida amiga: Imagino que estáis viviendo una situación muy compleja y habrá momentos dolorosos difíciles de encajar, pero merecen la pena por la calidad de todos vosotros.

A veces he pensado que una parte importante de estos conflictos se encuentra en la organización social que considera célula de la sociedad a la familia y no al individuo. Afortunadamente esto está cambiando y ese cambio, paradójicamente,  provoca sacar a la luz lo que antes se amordazaba por el qué dirán, la incultura y la falta de comunicación con otras formas de vida.

¿Cómo nos vemos? En el espejo de los demás. ¿Qué nos hace felices? Vernos completos.

Amar nos ofrece un viaje irrenunciable: emigrar al corazón del otro y desde esa distancia, (aquella de la que habla Rilke) podemos reconocernos.

¿Por qué ese viaje es inevitablemente doloroso para los demás?

 Seguramente porque al dejar de ser un punto de referencia para ellos, dejan de verse en quien se ha ido y esto da miedo. El dolor puede ser un sucedáneo mucho más llevadero que el pánico y nuestra naturaleza reacciona con ese sentimiento de protección. Es fácil ponerse en el lugar del otro y ver que su reacción no es muy distinta de la que nosotros tendríamos si fueran ellos quienes se movieran.

La cuestión estaría en superar la respuesta a ese reto vital.

Cuando aparece un sentimiento de esa naturaleza la respuesta estándar ha sido cortar. Cortar con uno o con otro y no siempre es acertada esta solución. Se trataría de ampliar nuestro espacio interior, conocer más “yo” para ofrecer al otro más comprensión, independientemente del lugar que ocupase en el guión.

Pero esto, que es fácil de resumir, es problemática su puesta en práctica, ya que la vida es paradójica y no hay redes que nos paren los golpes. La luz que puede iluminarme es la que me está complicando o la respuesta viene de aquella parte oscura que verá la luz cuando deje de serlo.

De cualquier manera, felicidades, por estar enamorada. Significa que una parte de ti va a nacer de nuevo y esos frutos nos alimentan a todos.


Me encantará tomar un café contigo. Mientras, un fuerte, fuerte abrazo.

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