martes, 25 de agosto de 2015

LOS PADRES



Es lógica esa preocupación por nuestros padres. No venimos a este mundo con un libro de instrucciones para saber cómo comportarnos en cada situación comprometida. Tenemos que improvisar y nos angustiamos.

Seamos detectives.

Si pudiéramos ordenar nuestros sentimientos descubriríamos espacios en blanco que les corresponde llenar a los otros y que indebidamente invadimos. He ahí el origen de alguna desazón. No adelantarse y escuchar es una norma básica del tango aplicable al devenir cotidiano. Saber establecer los límites entre lo que nos corresponde asumir y la responsabilidad que debemos dejar a los demás, un arte.

“Por mi situación no me angustiaría,
pero me angustia que el otro se angustie por mi situación”.

Las personas mayores, pero sobre todo nuestros padres, son un incalculable tesoro de experiencias. Unas veces por responder correctamente a problemas de todo tipo o por haber sufrido si no han sabido hacerlo. También son importantes los tachones que ayudan a no repetir errores.

Seamos consecuentes.

Disfrutemos de su compañía como son, sin querer cambiarlos, sabiendo que es un derecho que les da la edad. Cuidémoslos sin querer cobrarles con un reproche, evitando generales sentimientos de culpabilidad.

Seamos buenos, porque lo que hacemos-somos y la vida es un boomerang.




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