jueves, 27 de agosto de 2015

El Dr. JEKILL Y Mr. HYDE






Hyde levantó el puñal ocultando con su gesto la mano tendida de Jekill hacia Rebeca.

Ella, fascinada por la falsa energía de Hyde, no vió ese punto de salvación.

De nuevo Jekill suplicó a Rebeca: ¡Por favor, ¡ayúdame!.

Hyde, más fuerte, se opuso con un histérico ¡vete! y Rebeca huyó.

Fue el triste final de los tres.



Una personalidad incapaz de de dialogar con sus aspectos conflictivos está bloqueada.

Por eso estamos repitiendo una y otra vez, social y personalmente, la historia que escribió Robert Louis Steveson hace más de cien años.


martes, 25 de agosto de 2015

LOS PADRES



Es lógica esa preocupación por nuestros padres. No venimos a este mundo con un libro de instrucciones para saber cómo comportarnos en cada situación comprometida. Tenemos que improvisar y nos angustiamos.

Seamos detectives.

Si pudiéramos ordenar nuestros sentimientos descubriríamos espacios en blanco que les corresponde llenar a los otros y que indebidamente invadimos. He ahí el origen de alguna desazón. No adelantarse y escuchar es una norma básica del tango aplicable al devenir cotidiano. Saber establecer los límites entre lo que nos corresponde asumir y la responsabilidad que debemos dejar a los demás, un arte.

“Por mi situación no me angustiaría,
pero me angustia que el otro se angustie por mi situación”.

Las personas mayores, pero sobre todo nuestros padres, son un incalculable tesoro de experiencias. Unas veces por responder correctamente a problemas de todo tipo o por haber sufrido si no han sabido hacerlo. También son importantes los tachones que ayudan a no repetir errores.

Seamos consecuentes.

Disfrutemos de su compañía como son, sin querer cambiarlos, sabiendo que es un derecho que les da la edad. Cuidémoslos sin querer cobrarles con un reproche, evitando generales sentimientos de culpabilidad.

Seamos buenos, porque lo que hacemos-somos y la vida es un boomerang.




...

miércoles, 12 de agosto de 2015

A JAVIER AGUIRRE, EX-ENTRENADOR DEL REAL ZARAGOZA





(Ordesa por Manuel Muñoz)



Dice Pierre de Coubertein: “Lo esencial de la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo”.

Hay ciclos en los que vivimos como locos. Queremos ser ricos, guapos, jóvenes, famosos… y en esa marabunta nos perdemos a nosotros mismos.

El doping del dinero es un trampantojo con el que nos dejamos engañar por no tener la madurez suficiente con la que valorar nuestros actos.

Esta crisis que nos duele porque ha pellizcado en carne propia, no es más que el contagio de la injusticia en la que están sumidos millones de seres humanos sin voz para quejarse.

Sería magnífico vivir en una sociedad madura.

La esencia del deporte es “que gane el mejor”. Cuando gana el que más cualidades tiene nos representa a todos.

Con el Campeón todos ganamos, porque hemos conseguido lo que pretendíamos, encontrar al mejor para saber hasta donde puede llegar el ser humano sin perder su centro de equilibrio. O dicho de otra manera, hasta donde podemos llegar sin dejar de ser humanos.

En distintos momentos he escuchado lo que Javier Aguirre dice al final de los partidos:

“Los dos jugamos bien. Ganamos, pero el empate hubiera sido lo más justo”

…. los jugadores “están dentro de su realidad”.

"Ni los árbitros ni la suerte entrenan conmigo de lunes a sábado. Hemos merecido tener los puntos que tenemos".

Actitudes como la suya, sencillamente sanas, ofrecen un terreno de juego en el que la vida y el deporte se hermanan.

Yo quiero pertenecer a esa familia.





sábado, 8 de agosto de 2015

UN BENDITO CUADRO

Autor - José Cajal

No sé por dónde empezar. Son tantos los hilos que se mueven, tan cariñosos los paisajes que sugiere esta obra, que no sé por dónde empezar.

El conjunto es sencillo. Unas vasijas, cuatro frutos, varios azulejos y un trozo de madera.

La distribución de estas imágenes es armónica. El tema central se expresa con tanta vitalidad que reparte el protagonismo a todo el conjunto y podría decirse lo mismo de todos los elementos (incluido el marco). Ninguno se cierra en sí mismo y habla con orgullo de los otros. Se respira paz.

Podría ser una pequeña tinaja o una jarra. Quizás un jarrón. Termina siendo todo a la vez.

Tiene personalidad y un pequeño defecto en la base. Lo disimula ese cuenco a su lado que contiene un fruto inmaduro. Las tiernas hojas que lo acompañan denuncian su prematura separación del árbol. Encuentra su equilibro en la hospitalidad recibida. Se repite la escena en el otro extremo con las dos castañas que relatan lo mismo. Sólo la del centro es un fruto maduro y por ello sabe decir: “yo también tengo mi sombra” y pasa el testigo a la repisa. Está construida con una madera sencilla, reparada y con cicatrices. “Soy fuerte”, nos dice, “pero hace falta más vigor para jugar la partida que sugieren los azulejos donde estoy apoyada”.

Y jugamos.

Buscamos al autor. Cuando empezó a mover ficha no había luz y era difícil encontrar las riendas. La imaginación es hospitalaria y para no dejar de serlo llamó a la realidad. Ya no importa que en algún momento asustase la oscuridad y se creyese en centauros. Pertenece al pasado aquel miedo a reconocer como suyo su origen. Lo fundamental es que llegó el presente con toda su alegría.

Buscamos al autor para aplaudirle.

Mirad su firma. Es una sinfonía.



No se esconde, subraya su obra. La reconoce suya y al hacerlo se abraza él mismo sin poder evitarlo. A través de esos dibujados ojos se le ve sonreír.

Sonríe como yo cada vez que miro este bendito cuadro. Bendito por salud, por canto a la vida, a la suya, la del autor. Bendito por darle jaque mate a la desesperanza.

Aplaudo.

Uno más… por favor…