jueves, 13 de mayo de 2021

POINCARÉ y GRIGORI PERELMAN


Para mí, las matemáticas son los hechos del conocimiento.

Grigori Perelman, resolvió uno de los misterios de las matemáticas del último siglo: la conjetura de Poincaré. No aceptó la Medalla Fields, equivalente al Nóbel de matemáticas junto al anexo de 1.000.000 de dólares, diciendo que no necesitaba otro reconocimiento que la mera validez de su trabajo.

En el mundo de la física o las matemáticas soy una nulidad pero Poincaré se alojó en mi memoria en 1973.

Hace unos pocos años leí una noticia sobre este matemático y desde entonces soy una espectadora fiel que ha seguido del desarrollo de esta historia.

En agosto de 2007 estuvimos en París. Siempre me han atraído los cementerios sin que haya nada morboso en este interés. De niña no me daban miedo y además había una paz vital que me interesaba. Le propuse a Eugenio visitar el de Montparnasse y me acompañó, como siempre, entrañablemente. Allí estaban enterradas una larga lista de personalidades, entre ellas Henri Poincaré.

Visitamos su tumba. Pegada artesanalmente en la lápida, había una pequeña nota en español que decía: “Perelman demostró tu conjetura. ¡Eureka!”.

A través de los medios de comunicación conocí que Grigori Perelman resolvió, entre otras, esta conjetura, rechazando el Nóbel de matemáticas y la dotación económica incluida, aceptando solo el premio que supone haberla resuelto. Recordé esa paradoja oriental: “Mata la ambición, pero trabaja como los ambiciosos”.

Envié un email contándole aquella alegría que, seguramente, le gustaría compartir, pero en la única dirección que encontré me devuelve el correo. Lo volveré a intentar.







 








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