domingo, 14 de enero de 2024

CONFERENCIA ANTONIO G.OLIVARES - Exposición en el 2005 -

Conferencia: Antonio García Olivares



























Metáforas del saber popular (III): el amor en el tango
Antonio García-Olivares

Resumen
El análisis metafórico es un valioso instrumento para estudiar los presupuestos implícitos de un grupo social. Este artículo, continuación de dos trabajos previos, analiza las metáforas que utilizan los grupos sociales que crearon el tango cuando describen un tema tan importante culturalmente como es el amor. La concepción del amor del tango es coherente con su visión desconfiada ante la vida. Para el tango, el amor es: fuerza irracional, fuego, nutriente, locura, hechizo y embriaguez , y la relación amorosa es: cooperación en la lucha, caminar conjunto, cooperación volátil, paraíso artificial, juego, dominación y lucha. Todas estas metáforas coinciden o son desarrollos de las metáforas básicas sobre el amor identificadas por Lakoff y Kövecses en varias lenguas occidentales. Las metáforas anglosajonas del amor como inversión y como máquina no son frecuentes en el tango. Los tangos describen además los espejismos del enamoramiento, las causas y motivos del mismo, los riesgos del amor, los efectos del desamor, las distintas maneras de amar y proporciona consejos para que cada cual pueda obtener lo mejor del amar.

Introducción

Este artículo es el tercer capítulo de un trabajo de investigación en que el autor se propuso el estudio de los presupuestos culturales, intereses y aspiraciones de los grupos sociales que crearon el tango, mediante el análisis de las metáforas que tales grupos utilizan en sus canciones (véanse: García-Olivares, 2003; 2004). Como vimos en esos trabajos previos, las letras de los tangos constituyen una auténtica filosofía popular sobre la vida que, en parte, coincide con la que se trasluce del análisis de las letras del flamenco. El origen humilde de los grupos sociales creadores de ambas formas de canción podría estar detrás de sus coincidencias en las formas de plantear la propia experiencia vital.

Para aquellos dos trabajos, así como para éste, se partió del análisis de las letras de (por entonces) 6.984 tangos que aparecían recogidos en el servidor Gardel de Internet (http://argentina.informatik.uni-muenchen.de/argentina.html), creado por Luis Mandel y Federico Waisman. De esta colección de tangos, se seleccionaron 227 que hablaban sobre el amor y que hemos utilizados aquí para analizar qué dice el tango sobre este objeto complejo e importante.

Seis de cada siete tangos tienen un contenido descriptivo de situaciones particulares, que no son fácilmente generalizables, y por ello no fueron seleccionados. Sin embargo, la mayoría de estos tangos rechazados hablaban también de temas amorosos, lo cual ilustra la importancia que para el tango tiene este tema, en comparación con otros temas que también se analizaron, que son: la vida, el saber, el mundo y la sociedad, la persona, la ética y el propio tango.

De todas las formas de análisis metafórico posibles (véase Lizcano, 1998), hemos utilizado la que consiste en fijar un término metafórico, aquí el amor, y buscar todos los sujetos metafóricos que el tango utiliza para describir dicho tema o término.

El lingüista Kövecses (1988; 1990; 1991) ha mostrado que hay correlaciones entre la forma como la gente experimenta el amor y la presencia de ciertas metáforas conceptuales que hablan sobre ese tema en su propia cultura. Estos y otros estudios apoyan el papel que las metáforas parecen tener como constituyentes de significados (véase, por ejemplo, Lakoff y Johnson, 1991). Otros trabajos, como el de Murphy (1996) han puesto en duda el papel de las metáforas como las fuentes únicas del significado del tema al que se aplican. Según Murphy, la metáfora puede relacionar un término con un sujeto porque hay una analogía estructural previa entre los conceptos relacionados. Este autor considera más verosímil que el contenido de una representación no esté constituido completamente pero sí influido por las metáforas que la propia cultura utiliza para describirlo. A falta de más evidencia empírica, el rol de la metáfora parece estar entre ser el único mecanismo constitutivo del significado de los objetos complejos y ser una influencia importante en este significado.

Según los estudios de Koevecses, hay metáforas muy frecuentes en el mundo anglosajón, y también en el hispanoparlante, que describen el amor como “un nutriente” (“estaba sedienta de amor”), la cual conduce a la gente a experimentar el amor como una necesidad, o la metáfora occidental de origen platónico de que “el amor es la unidad de dos partes complementarias” (“estamos hechos el uno para el otro”, “es mi media naranja”, “ella y yo somos uno”, serían expresiones equivalentes en castellano), que inducirían a la gente a concebir el amor como un estado idílico y en perfecta armonía, un lazo poderoso entre dos seres (“la rotura de la relación”) y una especie de necesidad.

Otra metáfora habitual en las lenguas europeas es la que describe el amor como un fluido con la capacidad de impregnar total o parcialmente a uno: “Esta relación no me llena del todo” o “estoy lleno de amor”. ¿Qué es lo que es llenado en uno?. De acuerdo con Barthes (1977) podría ser el deseo: “(el ser amado) es la imagen singular que ha venido milagrosamente a responder a la especificidad de mi deseo”. Más en la línea de Ortega, podría ser la atención: “El enamoramiento es atención anómalamente detenida en otra persona” (Ortega y Gasset, 1985).

En nuestro análisis de las letras de los tangos hemos encontrado estas metáforas, pero también otras muchas metáforas descriptivas del amor, que constituyen una visión de enorme riqueza filosófica y psicológica sobre este complejo tema.

En los dos artículos anteriores, describíamos el ambiente social que acompañó al tango a lo largo de su historia. En sus orígenes, se trata de un conjunto heterogéneo de inmigrantes procedentes de Europa y de la Pampa argentina, que convivieron junto con ex-esclavos negros, compartiendo antiguos caserones coloniales o conventillos, donde se agrupaba el 28% de la población. La competencia por conseguir un lugar en el eximio mercado de trabajo fue feroz desde el principio, y lo siguió siendo prácticamente hasta la actualidad, pues Argentina no consiguió nunca despegar económicamente, en contra de las esperanzas de casi todos.

Otro dato importante es la gran disparidad que se produjo entre hombres y mujeres. En 1869 Argentina contaba con 1.700.000 habitantes. Entre esta fecha y 1930, el país ingresó seis millones de extranjeros, de los que el 70% eran hombres, cuyo 70% a su vez estaban entre los 20 y los 40 años de edad. Esto es, casi todos eran hombres en edad fértil (R. Flores, 2000).

Muchos de estos hombres se encontraron sin pareja permanente, y se arrimaron al tango para bailar, pero usaron el baile sobre todo como una manera de acercarse a una mujer, aunque fuera paga y con tiempo limitado (como ocurría en las academias, donde se pagaba a veces para bailar con las camareras); a la vez que otros hombres utilizaron la música como una forma de integración a una nueva tierra donde se sentían solos.

El tango pues, como no podía ser menos, sirvió entre otras cosas, como medio de acercamiento a las pocas mujeres disponibles, y como medio de lucimiento competitivo entre los hombres a la hora de llamar la atención de esas mujeres. Esta competición debió de influir probablemente en el gusto masculino por formas de bailar cada vez más espectaculares.
(continuará...)

Acuarelas: Blanca García
Fotografía Acuarelas: Ignacio Aguas







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