domingo, 15 de abril de 2018

CARTAS A LEONA




















Os contaba en alguna de las páginas anteriores, mi encuentro con Leona Andrea.

Fué un regalo. A cada paso, una nueva propuesta. Así la vi.

De Zaragoza a Liédena, un 15 de abril de 2003

Me encanta tu carta. Arrebujado, acurrucado, recogido. Acunado.

Te hablaré del paseo que me he dado por ese artístico sobre-nombre: “Leona”.
Imagínate un león que tuviera entre sus garras un niño dormido. ¿Ya?
Acércate conmigo hasta la entrada de esa cueva que parece un arco iris.
Desde ahí observa qué tiene en su mano el pequeño.
(Ya se que es difícil, pero mira con atención).
Entre sus dedos sale un hilo. ¿A dónde conduce? ¿Lo ves? ¡¡¡Rodea la cabeza del león como si fuera un lazo!!! ¿Quién ha cazado a quién?

¿Quién es el fuerte, el león o el niño?
Yo diría que el león es fuerte y el niño valiente (la inocencia siempre lo es)

Entre los significados de Andrea está el de “valiente”.

Andrea, te imagino una niña (no una cría) que camina despacio porque a cada paso se detiene a mirar. Diríase que no te da tiempo a recoger todas las cosas interesantes que propone la vida y es por eso que a veces pareces inquieta.

¿Te canto una canción? Su letra diría, más
o menos, así:

Te "arrebujas" en una cueva (ese hermoso arco iris) y piensas en un héroe sin rostro todavía, al que prestas tu máscara: Leona.
La fuerza, la vitalidad, siempre está controlada por lo pequeño. Es por eso que Andrea sujeta a Leona con un lazo de terciopelo para que no se escape en un sueño.

Me gusta esa flor, pero sobre todo los elementos que vuelan por el papel. Podrían ser mariposas o polen fertilizante de otras flores.
Ya llego a ese jardín. Me sentaré debajo de aquel árbol y leeré una historia misteriosa de Leona Andrea.






1 comentario:

Nieve Andrea dijo...

Hola!!!

Qué guay, las cartas...

jiji...