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El dinero tiene su lugar. La riqueza (léase vitalidad) el suyo.
Vitalidad, no se escribe con v de avaricia.
Si no invadimos espacios descubrimos que toda palabra tiene su nobleza.
Ese es el misterio de la música. Cada nota ocupa su lugar en el pentagrama de la vida.
“Qué avariciosos mis oídos de tu voz y mis ojos de tu imagen. Qué avariciosa mi voz de tu presencia…” (cantaba un enamorado).
Vitalidad, no se escribe con v de avaricia.
Si no invadimos espacios descubrimos que toda palabra tiene su nobleza.
Ese es el misterio de la música. Cada nota ocupa su lugar en el pentagrama de la vida.
“Qué avariciosos mis oídos de tu voz y mis ojos de tu imagen. Qué avariciosa mi voz de tu presencia…” (cantaba un enamorado).