jueves, 14 de agosto de 2014

LOS NÚMEROS - Conversaciones con Andrea













El siete es un número curioso, pero… ¡qué número no lo es! Dices que vives siete vidas a la vez y “es curioso” que haya un Club que sea el de las Siete Gatas. También es curioso que a la resistencia que tiene el gato para mantener su independencia se le adjudiquen “siete vidas” o que el siete sea un juego de espejos (3 + 3) y lo es porque hay alguien que mira (+1). Podríamos seguir hasta el infinito encontrando coincidencias. Pero lo que resultaría al principio mágico nos llegaría a cansar hasta aburrirnos.

Todo tiene sus dosis.

Esta redonda coctelera que nos contiene a todos es capaz de combinar cualquier ingrediente y dar un resultado único. Lo único que se requiere son las proporciones justas para que el resultado se llame José Mari, Pilar, María, Jerónimo, Simón, Andrea… y tod@s los demás. Pero esas proporciones solo puede darlas, en exclusiva, José Mari, Pilar, Jerónimo, Simón, Andrea…, con lo que, aparentemente nos encontramos en el punto de partida.

No a todo el mundo le hace tanta gracia y se marean en esa pescadilla que se muerde la cola. El mareo siempre se defiende echando de sí las últimas adquisiciones y encuentra como solución el olvido. (¡Paren el mundo que me bajo!).

Y no hay que bajarse.

El caballo es el animal que mejor simboliza la pasión del ser humano. Toda esa potencia puede elegantizarse si conseguimos leer con claridad las dosis justas de libertad y bondad que equilibrarán su paso. Llevar las riendas de nuestra vida es arriesgado por feliz, ya que la felicidad siempre es conciencia de ser. Lo contrario es tener la sensación de que alguien nos lleva.

La paradoja está en que sospechamos la verdad… que no hay nadie ahí (solo estamos nosotros) y eso es lo que nos da miedo. Pero así es la vida, hermosamente compleja.

¿Cansada?

Esther, te echó en falta. Mientras nos atendía a los tanguer@s desatendía a sus gatos. (“Si estuviera aquella jovencita..”). Quise llevarle tu libro pero no pude y quedó para otra ocasión. Se rió con la coincidencia de que ella tiene siete gatas (todos los demás son gatos). Es una mujer curiosa. Sus gatos son un refugio terapéutico de la vida que bulle en ella y a la que no puede darle juego. (Quizás por eso están todos enfermos).

Lo contrario a ti. Es sorprendente la relación que tienes con la naturaleza. Parece de Perogrullo pero es tan “natural” que suena a misterio. Tú no hablas con los animales. Son ellos los que te admiten porque te pones a su nivel. No les inquietas con un lenguaje humano que no les corresponde. Siempre el que tiene más puede hacerse cargo del menor sin ofender, es decir, sin avasallar con ese exceso que por serlo dibuja esa palabreja.

Querida Andrea. Me alegra saber de ti.
Un fuerte, fuerte abrazo.
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