jueves, 12 de septiembre de 2024

FÚTBOL y PINZÓN

 

¿Sabes quién era Pinzón? Seguro que tu abuelo José lo conoce.

Hace muchos, muchos años, cuando yo era niña, Pinzón era el Google de la memoria. Sabía todo lo que pasaba en nuestras casas y lo piaba a los cuatro vientos. Hizo nido en mi disco duro y de vez en cuanto me cuenta cosas. Por ejemplo:


(Foto Manu)


“Hay un niño que se llama Víctor que es un estupendo portero, pero se enfada cuando le meten un gol”.

Los enfados no sientan bien a nadie porque son una tontería.

Si un portero se enfada, lo que hace normalmente es quedarse quieto, cruzar los brazos, bajar la cabeza y como consecuencia de esa falta de reacción pueden meterle otro gol.

Si por un gol se ha enfadado con el segundo se llena de “ira” y esto es fatal porque ese sentimiento es como un virus informático que te hace repetir el enfado como un papagayo.

No te creas que solo les pasa a los niños. ¡Qué va! Los mayores no se libran de esta epidemia y eso que se supone que tienen que dar ejemplo.

Le pregunto a Pinzón qué se puede hacer en estos casos. Me nombra al Oso Panda, a Rafa Nadal y desaparece.

Al principio me enfado porque un amigo no se puede ir cuando lo necesitas, pero entonces “Panda” (el antivirus) entra y le cierra la puerta a esa señora “Ira”. Luego se va.

Como un “enfado” sin “ira” no tiene fuerza me deja pensar.

- ¿Por qué se fue “Panda”? Porque hizo lo que tenía que hacer.
- ¿Por qué Rafa Nadal? Porque juega al tenis

¡Ah! Ya entiendo.

Si Víctor cuando le marcan un gol golpea con la raqueta de su inteligencia al enfado y lo echa de la portería, no pierde su atención y defiende su terreno. Además anima al resto del equipo para que controlen mejor su espacio.

¿Y si pierden?

Si uno pierde es porque ha ganado el otro que era mejor y de eso se trata.

En el fútbol, como en cualquier deporte, solo pierde quien se enfada.

Querido Víctor, estoy segura de que el mal humor nunca marcará en tu ánimo.


Con mucho cariño.
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