martes, 22 de agosto de 2023

A Charo y Manolo

 



 

Yo tenía una amiga (la tengo) que una de sus actividades preferidas era mirar. Le gustaba como expresaba Monalisa y la seriedad de su hijo Miguel, un niño que adoraba a los lobos y no le perdonaba a Caperucita haberle obligado a ser el malo en un cuento que él no podía tragar.

 Se me ocurrió inventarme una historia en la que una corderilla se comía a dos de los tres lobos de Fortanete y el tercero se salvó porque supo afrontar la situación.

 A Miguel le gustó y otra niña, María Lafarga, me hizo unos estupendos dibujos que enriquecieron el relato.

             Los cuentos son un excelente vehículo desde donde los niños pueden ver a las ideas morderse la cola.

 


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