viernes, 25 de octubre de 2024

Recordando 6º Cumbre Mundial del Tango en Sevilla - 3 de marzo 2005



Mi participación con unos cuantos poemas de El Tango con Darío

A veces oímos, pero no escuchamos.

         Yo había oído hablar mucho del tango, pero sólo le presté atención cuando sonó en mí. 

EL OÍDO

 Se hizo tu nombre

caracola en mi oído.

Ya no se distinguir

si es que me llamas

o soy quien te oye.

Las líneas maestras que forman la estructura de su danza las asocié con la actitud vital con la que me identifico.

                                                 EL ESPEJO

Hay algo que me inquieta en el espejo.

El mismo caminar, el mismo paso...

Y es que esa mismidad no me enamora,

está lejos de mí; no, no lo quiero.

Yo quiero verte a ti porque te has visto

y no que esperes a que yo te vea.

Yo quiero ser tu fiel testigo

y espero que tú seas y ser contigo.

Me gustaría salirme de esa rueda tan bien descrita por Enrique Pinti en la que siempre la culpa la tiene el otro.

                                             LA DISTRACCIÓN

¡Qué enfadada me tengo!

Tanto me emocionas bailando,

que no escuché el final de la pieza.

Ensimismada estaba, cansada me viste

y cuando abrí los ojos ya bailabas con otra.

Bien hecho.

La pasión de la vida no puede detenerse

a nuestro antojo.

La realidad siempre supera

al sueño de la vigilia

  No invadir el espacio ajeno supone valor para asumir también los aspectos oscuros

 

EL APRENDIZAJE

 ¿Errores? ¡Claro!

Aunque en la danza, dices,

ya está contemplado el tiempo para superarlos.

¡Qué vértigo!

Cuando me hablas te miro

y el tiempo se detiene.

¡Qué misterio!

  La libertad requiere no encadenar acontecimientos.

         No hay que hacer lo que se quiere sino querer lo que se hace.

 

EL DESTINO

 Qué sería de mí sin tu presencia,

y de ti

si no tuvieras el norte de mis ojos.

Qué sería de ti sin mi paisaje,

y de mí

sin tu silueta que lo dimensionara.

Del amor, qué sería, si no tuviera hogar

Y del destino...

(silencio)

El destino es quien habla.

 Pasión y tango son sinónimos. La elegancia la ponemos nosotros.

                                                                 LA ELEGANCIA

¿Elegancia?

La tuya insinuando.

La pasión de ese breve silencio

eleva siempre la respuesta

por muy pequeño que sea el comentario.

Y en mi emoción tropiezo,

pues no llego a entender, todavía,

qué te he preguntado.

 Terminaré con un poema que traía su propia música. Roberto Cáncer la escribió y este es el resultado.

      EL CRUCE

Eran otros tiempos,

todavía asustan,

broncas y macanas, no se oía más.

Charla de un lenguaje que nadie entendía

pues su patria era la debilidad.

Pero hoy tu destino cruza con el mío.

Sitio hay para todos.

No todo está mal.

 

           

 

                                                                        

 

 


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