sábado, 23 de agosto de 2014

EQUILIBRIO - Conversaciones con Andrea


Intenta caminar por esa línea del suelo. Puedes ayudarte con los brazos para mantener el equilibrio. Es fácil. La dificultad aumenta si la línea está suspendida en el espacio. Da vértigo. Los funámbulos se compensan con una pértiga.

Cuando somos pequeños caminamos a gatas. Un poco más tarde conseguimos hacerlo de pié y con este ejercicio logramos mantener la atención de quienes nos rodean. Nos prestan sus brazos para no caer y usamos su tiempo como si no tuvieran otra cosa en la que ocuparse. Así ocurre en distintas etapas de crecimiento que se cierran con la llave de “normalidad”.

Cuando se dice que las cosas funcionan con “normalidad” se entiende que hay un cierto equilibrio entre problemas y soluciones, que hemos conseguido un grado de satisfacción similar para la mayoría y que somos capaces de quejarnos dentro de un orden. Prestamos nuestra colaboración a la sociedad para conseguir entre todos una mayor calidad de vida. La idea de conseguir un “desarrollo sostenible” me parece especialmente equilibrada.

Samsara” me ha dado pie para conversar con un amigo sobre la dificultad de encontrar el equilibrio en “la contradicción que se plantea frecuentemente entre las expectativas que otros se hacen de lo que debe ser tu comportamiento y tus propias expectativas, así como entre tus expectativas y tu comportamiento real”. (Te dejo a solas con esta reflexión).





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jueves, 21 de agosto de 2014

PREJUICIOS





Hablaban.

Deduje que eran amigas y algún conflicto había con el novio de una de las dos.

La otra le decía: "No me quiero enfadar con él y por eso miro a Rigoberto desde tus ojos. Con los míos lo que veo no me gusta nada."

Sin duda eran amigas.

Bajé del autobús con otro ánimo y decidí ponerme en el lugar del otro para ver que se ve sin el antifaz de los prejuicios.

Ya os contaré.


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martes, 19 de agosto de 2014

COMPORTAMIENTOS - Conversaciones con Andrea

"Ellos hablan de ellas"
Zaragoza - Fuente de Las alcahuetas




Escribir es como cocinar, pasear, trabajar, hablar... resumiendo, es como vivir. Todos necesitamos de todo y cuando conseguimos repartirnos equilibradamente los papeles nos sale una humanidad divina. La dificultad surge cuando desafinamos y acaba en desastre. Si, además, nuestro error provoca dolor, los niveles que pueden alcanzarse en los despropósitos derivados de ello son terribles.

Sé perfectamente que las personas podemos comportarnos no como animales, sino mucho peor. Los animales se mueven de forma natural y la consecuencia de sus actos tiene coherencia. Cuando un león mata a una gacela lo hace sencillamente para comer. Si pudiera hablar diría que nosotros también matamos a las lentejas. El ser humano mueve otros niveles superiores y consecuentemente tiene otras cuentas que rendir.

Sinceramente creo en la bondad natural y no dudo en el objetivo general que todos tenemos: ser felices. Por qué resulta tan complicado es un misterio que para resolverlo se necesita paciencia búdica o inocencia.


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sábado, 16 de agosto de 2014

EL ALIMENTO - Conversaciones con Andrea

Dibujo: Pilar Alcolea
Comer despacio es mucho más saludable que tragarnos con la comida el tiempo que deberíamos emplear en saborearla. Además, lo importante, no es lo que comemos, sino cómo, desde qué actitud. Si devoramos o incorporamos.

No podrías convencer a un león que debería dejar de comer gacelas, sobre todo porque la tierra tendría que …tuplicar su producción vegetal y esa sería la peor de las explotaciones. La naturaleza nos expulsaría con cajas destempladas.

El ser humano lleva todos los aspectos, mineral, vegetal y animal, en su naturaleza. En el mundo animal están sintetizados el vegetal y el mineral de la misma forma que el 10 es un guiño al que está recorriendo del uno al nueve. Hay que tener cuidado con lo que consideramos prescindible. Que yo no lo necesite no quiere decir que el otro tenga que prescindir.


(mañana seguimos...)

jueves, 14 de agosto de 2014

LOS NÚMEROS - Conversaciones con Andrea













El siete es un número curioso, pero… ¡qué número no lo es! Dices que vives siete vidas a la vez y “es curioso” que haya un Club que sea el de las Siete Gatas. También es curioso que a la resistencia que tiene el gato para mantener su independencia se le adjudiquen “siete vidas” o que el siete sea un juego de espejos (3 + 3) y lo es porque hay alguien que mira (+1). Podríamos seguir hasta el infinito encontrando coincidencias. Pero lo que resultaría al principio mágico nos llegaría a cansar hasta aburrirnos.

Todo tiene sus dosis.

Esta redonda coctelera que nos contiene a todos es capaz de combinar cualquier ingrediente y dar un resultado único. Lo único que se requiere son las proporciones justas para que el resultado se llame José Mari, Pilar, María, Jerónimo, Simón, Andrea… y tod@s los demás. Pero esas proporciones solo puede darlas, en exclusiva, José Mari, Pilar, Jerónimo, Simón, Andrea…, con lo que, aparentemente nos encontramos en el punto de partida.

No a todo el mundo le hace tanta gracia y se marean en esa pescadilla que se muerde la cola. El mareo siempre se defiende echando de sí las últimas adquisiciones y encuentra como solución el olvido. (¡Paren el mundo que me bajo!).

Y no hay que bajarse.

El caballo es el animal que mejor simboliza la pasión del ser humano. Toda esa potencia puede elegantizarse si conseguimos leer con claridad las dosis justas de libertad y bondad que equilibrarán su paso. Llevar las riendas de nuestra vida es arriesgado por feliz, ya que la felicidad siempre es conciencia de ser. Lo contrario es tener la sensación de que alguien nos lleva.

La paradoja está en que sospechamos la verdad… que no hay nadie ahí (solo estamos nosotros) y eso es lo que nos da miedo. Pero así es la vida, hermosamente compleja.

¿Cansada?

Esther, te echó en falta. Mientras nos atendía a los tanguer@s desatendía a sus gatos. (“Si estuviera aquella jovencita..”). Quise llevarle tu libro pero no pude y quedó para otra ocasión. Se rió con la coincidencia de que ella tiene siete gatas (todos los demás son gatos). Es una mujer curiosa. Sus gatos son un refugio terapéutico de la vida que bulle en ella y a la que no puede darle juego. (Quizás por eso están todos enfermos).

Lo contrario a ti. Es sorprendente la relación que tienes con la naturaleza. Parece de Perogrullo pero es tan “natural” que suena a misterio. Tú no hablas con los animales. Son ellos los que te admiten porque te pones a su nivel. No les inquietas con un lenguaje humano que no les corresponde. Siempre el que tiene más puede hacerse cargo del menor sin ofender, es decir, sin avasallar con ese exceso que por serlo dibuja esa palabreja.

Querida Andrea. Me alegra saber de ti.
Un fuerte, fuerte abrazo.
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lunes, 4 de agosto de 2014

CAMINAR

La Aljafería (Zaragoza)


Te mueves, para que vaya
y voy
para que vengas.

Me miras y te llenas de luz
para que mire.

Me hablas y no te oigo
porque escucho al destino decir lo que más quiero:

¡quiere!



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