jueves, 29 de febrero de 2024

CONVERSACIONES CON ANTONIO G. OLIVARES - (1)

 
 
 
Antonio leyó mi libro. Una presentación casi fugaz a mediados del 2001 y unos meses más tarde parecía que siempre hubiesemos conversado.
Enero 2002
Antonio García Olivares
Hola María, tu libro me ha parecido precioso.
Tu poesía es muy pura, me recuerda a Juan Ramón Jiménez. Él se esforzaba en que su expresión fuese sencilla y pura, casi minimalista, pero leyéndote, da la impresión de que a tí te saliera así sin esforzarte, porque la imagen te ha venido y la has escrito, simplemente. Ezra Pound y su escuela (los "imagists"), creo que abogaron por algo parecido: no escribir nada que no surgiera de una imagen simple pero poderosísima, que se apoderaba del autor, y que no precisaba de muchas palabras para expresarse, sino a veces de una sóla. Una de mis poesías favoritas es de esta escuela (recito de memoria, igual hay algún error. Las traducciones son además arriesgadas, pero fíjate que imágenes):
DÓRICA
Sé en mí
como el temple eterno del viento áspero
y no fugaz como son las cosas,
risa de las flores.
Sosténme
en la terca soledad del umbrío rift
y entre sus aguas turbias.
Quieran los dioses
hablar dulcemente de nosotros
en los días del futuro
y que el silencio del horco te acompañe.
No estoy seguro de la exactitud de la última estrofa (pudiera tratarse de algo más acompañador que el silencio: ¿el susurro?) pero no recuerdo bien.
Creo que tienes algo de Juan Ramón y algo de imagista, aunque más cercano al primero, porque tu poesía es más sensitiva y sensual (como Juan Ramon) y no tan intelectual como los imagistas, aunque sí es bastante simbólica a veces, como ellos. Aunque esto no son mas que impresiones personales mías.
… (continuará)
Su carta me emocionó
Recibo tu carta emocionada. Hay un precioso aforismo de Henri Montherlant que dice: "Se puede experimentar tanta alegría al proporcionar placer a alguien, que se sienten ganas de darle las gracias". No sé si debo ser yo quien te las de por ese hermoso escrito, o sencillamente aceptar tu agradecimiento.
… (continuará)

domingo, 25 de febrero de 2024

DUMBO - ABDUL y PAPA NOEL

Tendremos que leer tres veces, como en los cuentos, para llegar a escuchar la música de esa letra.



(El Peine del Viento - Eduardo Chillida)

viernes, 23 de febrero de 2024

EL TANGO CON DARIO (película completa) - Basado en el libro de María Bernad




Año 2000



El 18 de septiembre de 2000 llegó la carta de la Asociación Amigos del Tango "El Garage" con información sobre un concurso literario de poemas sobre el tango. Lo organizaba Silvia Arzac, Directora de la Casa de las Letras, Municipalidad de José C. Paz (Buenos Aires). Decidí presentarme, gustó al jurado y le dieron el primer premio.

Al principio contaba sus gracias, sus primeros balbuceos, pero este libro, “El Tango con Darío”, tiene la suficiente edad como para que hable solo. Leedlo. Encontrareis, seguro, emociones que os pertenecen.

Me gustaría que me acompañaseis por sus alrededores y os propongo algo distinto. Entrar en ese aspecto que inquietó a Antonio García Olivares. El final.

Dice Antonio:

“La mayoría de los poemas de este libro son un tanto inquietantes, y yo creo que ello se debe a que conservan ese sentido multivalente (precisamente). Tomemos por ejemplo, el poema que cierra prácticamente el libro, el titulado "El Final". Y vamos a oír qué le dice la autora a su propio amor:

Le dice:

Ya llegan, mi cariño, los últimos compases

el final ... ese lecho.
Sé generoso, amor, y no me llames.
No te pierdas.
Silencio.

Yo al menos, no puedo evitar oír a la vez 4 cosas en este poema:

-En primer lugar, la despedida de un baile.
-En segundo lugar, el diálogo con la persona querida
-En tercer lugar, podemos interpretarlo como el diálogo con el propio amor de uno
-Pero también podemos ver en el poema a una persona despidiéndose de la vida (!). Esto es, la despedida final de una vida humana...

Por eso, no puedo evitar que me resulte inquietante, como muchos otros poemas de este libro. Porque lo que se dice en cada nivel está sirviendo de campo metafórico para los otros niveles. Creando así una profundidad que genera cierto vértigo. Un vértigo que caracteriza también a otros poemas de este libro.”

Viajemos en ese vértigo.
 Digo yo:
La despedida de un baile.

Tiene el tango tal vitalidad, es tan fecundo que podría compararse con un río. No se puede uno bañar dos veces en las mismas aguas. No se puede bailar igual un tango que el siguiente.

El final de un tango nos hace sentir orgullo, satisfacción por la culminación de un reto que hemos sabido afrontar. Y al mismo tiempo pena por su acabamiento.

Hemos oído muchas veces hablar del vacío en el que se encuentran los creadores de cualquier obra cuando la terminan y ese vacío aumenta con la calidad de lo que hicieron.

El diálogo con la persona querida.

El tango es una conversación con el otro. Se ha dicho que cada pieza es una historia de amor. Y es verdad. La catarsis del tango está en que el compañero generosamente nos presta su imagen para que en tres minutos hablemos de tú a tú con nosotros mismos. Es la “representación” de una historia de amor y por ello, para que el tango sea tango, estará blindada de cualquier transferencia hacia el otro.

Los actores saben bien del peligro que supone confundirse con su personaje.

En la relación íntima también está el peligro de invadir el terreno del otro. En un momento que se nos escapó cambiamos la idea “Querer a”  “Te quiero a ti” por “Querer de” “Quiero esto de ti”.

       Si un día fui un cielo, ¿por qué hoy soy un infierno?
       Si un día fui un héroe, ¿por qué hoy soy un ogro?

Yo no he cambiado (diría cualquiera de los dos protagonistas)

            Y es verdad.

El diálogo por el propio amor de uno.

Es el único diálogo real que existe, el diálogo con uno mismo. Todo lo demás son proyecciones. Descubrir esos dragones y vencer las dificultades en las que esa luz nos sitúa es un reto que precisa de toda nuestra vida. Hasta el final.

Hemos hablado de tres finales. El final de un aspecto (un baile); el final de una relación amorosa (el diálogo con la persona amada) y el compromiso con uno mismo de recorrer hasta el final su propia historia, hasta el último día de su vida.

Os contaré un secreto que descubrí en El Tango con Darío. En el centro está la conciencia. Cuando llegamos al final, esta gran amiga, la conciencia, nos guarda una sorpresa.

Os aseguro que hay una para cada uno

Un torrente de posibilidades en la forma de bailar, de interpretar qué nos sugiere en cada momento cada tango.

Para este viaje necesitamos  ponernos de acuerdo en el lenguaje. Por lo menos, que sepáis en qué paisaje me muevo.

A un lado el ritmo y al otro la melodía.

Allá, junto al ritmo, el cuerpo con todas sus necesidades.

Para escuchar la melodía, la idea como elevación.

Las necesidades humanas sujetas al ritmo de sus derechos. 

La melodía de la libertad individual.

Repasemos:

El ritmo y la melodía.
El soma y la psique
Los derechos humanos y la individualidad

Se dice que cada tango es una historia de amor.

La historia es una sucesión de momentos y cada momento tiene su tiempo. Se nace y se muere. Lo que termina es porque ha empezado y todo comienzo indica un final previo.

            Cuando una historia de amor termina ¿por qué pretendemos convencernos de que no hubo amor?

            ¿Por qué las arrugas de un anciano rostro podrían negar que ayer, ese rostro, fue joven?

           
Dice Darío: “Un minuto contigo y después la muerte”
El enamoramiento es un estado de gracia en el que nos vemos completos.  Por un minuto acariciamos nuestra individualidad, entramos en el nirvana. Pero no es posible retener "a voluntad" esa emoción. El río de la vida traza su curso y hay que recorrerlo desde su nacimiento hasta la playa. Resulta complicado mantener el equilibrio de nuestra frágil nave. El tango nos da su clave.… no invadir espacios… dos soledades que se abrazan…no detenerse en los errores del otro… escuchar…

Cuando decimos o cuando nos dicen: "ya no estoy enamorado de ti", queremos decir "no tengo luz". Desde esta perspectiva no me veo. No puedo seguir en mí. Estoy ciego. Si yo quiero irme de allí porque ya no me veo, me resultará sencillo entender que el otro se fue para no perderse y dejaré de reprocharle que lo hiciera.

Dice Rojas Marco que la tristeza y el miedo son los ladrones de la felicidad.

Hay épocas de crecimiento en las que necesitamos nuevos aportes vitales y estos aportes solo se consiguen respondiendo correctamente a los nuevos retos. ¿Pero quién nos indica cómo hacerlo, si la actitud correcta requiere un espacio que aparece cuando adoptamos esa actitud correcta?

¿Podríamos decir algo como esto?

Hemos recorrido juntos un largo camino y dibujado una vida en común felizmente fecunda.

En la última etapa hubo un cambio imperceptible de vía que nos ha situado en paisajes distintos.

Tenemos dos cristales. Donde uno ve monte, el otro dibuja una llanura y no hay forma de lograr un acuerdo entre dos realidades que se incomunican por los torpes reproches al otro que solo quiere seguir su camino.

A primera vista no se entiende nada. Desde lejos no se ve la realidad de lo que ocurre y hay que acercarse a todos y cada uno de los hilos para ver donde se formó el nudo de esta historia. Deberíamos, serenamente, desandar lo andado, para encontrar el momento en el que nuestro jefe de estación cambió las vías.

El amor es el bailarín más experto en cuyos brazos solo una cosa se puede hacer: ver lo que se hace. Para conseguir esta lucidez nuestra naturaleza hará lo imposible. El conflicto está en que a nadie le es permitido sustituir al otro en su trayecto. Es cada uno, en primera persona, quien debe tomar las riendas de su vida, asumiendo cualquier riesgo.

En mi equipaje tengo la certeza de que se ama sin pedir nada a cambio. Mas aún, recordando que nos dieron sin estar obligados. Que somos mendigos del amor y que el empleo es fijo. Que se quiere sin red y ese es el riesgo.

 Recíprocamente, el destino nos guarda un lugar preferente en nuestro centro, al que siempre podemos retornar. Solo en ese giro hacia la inocencia que guarda nuestra propia imagen, podremos descubrir en qué momento se dio la vuelta Eros, para “alejarse un poco” y protegernos de aquella seducción que pudiera despistarnos demasiado de nosotros mismos.

En la bondad de la vida ya estamos encontrados.


¿Por favor, me das algo?


      


jueves, 22 de febrero de 2024

miércoles, 21 de febrero de 2024

MIS REFLEXIONES - Recuerdos

 

Te contaré un recuerdo de mi niñez. De pequeña los disgustos acababan en lloro “hipado”. No me gustaba nada. Me preguntaba por qué no podían discurrir mis lágrimas serenamente. Tenía la sensación de que el problema tropezaba con ese “hipo” descontrolado y era más difícil salir del conflicto. Finalmente pude llorar silenciosamente y se lo agradecí a mi naturaleza. 

Otro de mis sueños (oníricos) fue éste: “Estaba agotada. Apenas podía levantarme de la cama, pero tenía que atender a mis dos niños. Un amigo que estaba a mi lado (desconocido en la vigilia) me dijo: “Tranquila, yo me ocupo de ellos. Cuando te repongas deberás hacerte cargo de lo que te corresponde, incluido este momento”. Me desperté tranquila. 

Las miserias de los demás sólo resultan insoportables porque descubren las propias. Pero en el cálido hogar del amigo podemos desnudarnos, proyectarnos. Nos permite, por un momento, transferirle nuestra sombra. 

Amigo es aquél que afronta su soledad y desde ese heroísmo puede darnos cobijo con la absoluta seguridad de que mantendremos intacta su independencia. 

En la danza de la Amistad, cada uno está siempre en el lugar que le corresponde.

(Manuel Muñoz)

 

domingo, 11 de febrero de 2024

sábado, 10 de febrero de 2024