viernes, 27 de agosto de 2021
sábado, 21 de agosto de 2021
A ANTONIO TABUCCHI
(Fernando Pessoa)
Refª: Antonio Tabucchi -
"Sostiene Pereira"
Giangiacomo Feltrinelli Editore
Milano 1994
Editorial Anagrama, S.A.
1999
Pedro de la Creu, 58
08034 Barcelona
Zaragoza,
22 julio 2001
Acompaño a Pereira en su
viaje interior.
Sube la marea de su bondad calladamente, dándole tiempo a
encontrarse consigo mismo. Mientras, intenta despistar a su consciencia con el
espantajo de una guadaña, pero pone ésta en manos de un romántico, Monteiro
Rossi, que desbrozará su camino de fantasmas.
¡Qué bien trenzada la individualidad con su proyección
social!
Monteiro Rossi se verá obligado a escribir necrológicas
para que no lean la suya, pero incumplirá su contrato reproduciendo artículos
vitales, es decir, no hablando nunca de los muertos, antes o después de
adquirir su condición de tal.
Pereira se inquieta, no tanto por el peligro al que se verá
expuesto compartiendo el riesgo de una idea justa, sino por el tiempo que ha estado
ajeno a esta idea. Y la inquietud suele herir el alma. A él no, porque ha
entrado en combate. Dejó atrás el autismo que provocaba la sonrisa paciente de
aquel retrato y decidió mirar el espejo. Recordará siempre la primera imagen:
Cardoso, el médico de su alma. Tan breve fue esta feliz aparición que dejó en
Pereira una, casi, insoportable nostalgia, mezcla de pasado perdido y futuro
no-nato (diría él). Pero estaba mal dicho, porque la realidad era que el
presente había llegado y con él su mejor Pereira.
Cardoso, Marta y Monteiro Rossi, serán ya, para siempre,
huéspedes en su hospitalario trayecto.
Recuerda que un día, sentado en un banco, cerca del Café
Orquídea, escuchó una antigua melodía y recordó los felices sueños que nunca
contó porque no venían a cuento con esta historia. Exclamó: ¡ahora entiendo!
Ahora esperaba, no sabía qué, pero esperaba.
El calor era tan agobiante que decidió volver a casa, tomar
un baño frío, comer algo y descansar un poco. Tenía la maleta preparada para
salir a la hora exacta.
Fue su último sueño. Se le acercó un mendigo que llevaba a
su espalda un carcaj de melodías y pidió a Pereira "una limosna".
Entregó el retrato. De momento sintió miedo y una inmensa pena que le hizo
abrir los ojos. A su lado estaba su esposa, más radiante que nunca, sin
vestigio de enfermedad, como él la amaba. Le dijo que todo estaba bien y quería
dar un paseo.
Sostiene Pereira que por
primera vez, fue él quien sonrió.
Accompagno
Pereira nel suo viaggio interiore.
Sale silenziosamente la
marea della sua bontà, dandogli tempo di congiungersi con se stesso. Mentre,
cerca di depistare la sua consapevolezza con lo spauracchio di una falce, mette
questa ne lle mani di un romantico, Monteiro Rossi, che libererà il suo cammino
dai fantasmi.
Com’e bene intrecciata
l'individualità con la sua proiezione sociale!
Monteiro Rossi si vedrà
obbligato a scrivere necrologi affinché non leggano il suo, ma non adempierá al
suo contratto riproducendo articoli vitali, cioè, non parlando mai dei morti,
prima o dopo avere acquisito tale condizione.
Pereira si inquieta, non
tanto per il pericolo al quale si vedrà esposto condividendo il rischio di
un'idea giusta, bensì per il tempo durante il queale è stato estraneo a questa
idea. E l'inquietudine normalmente ferisce l'anima. A lui no, perché è entrato
in combattimento. Lasciò in dietro l'autismo che provocava il sorriso paziente
di quel ritratto e decise di guardare lo specchio. Ricorderà sempre la prima
immagine: Cardoso, il medico della sua anima. Tanto breve fu questa felice
apparizione che lasciò in Pereira una quasi insopportabile nostalgia, un misto
di passato perduto e di futuro non-nato (direbbe egli). Ma era mal detto,
perché la realtà era che il presente era arrivato e con esso il suo migliore
Pereira.
Cardoso, Marta e Monteiro
Rossi, saranno ormai, per sempre, ospiti nel suo ospitale tragitto.
Ricorda che un giorno,
seduto su una panchina, vicino al Caffè Orchidea, ascoltò un'antica melodia e
ricordò i sogni felici che non raccontò mai perché non avevano a chefare con
questa storia. Esclamò: ora capisco!
Ora aspettava, non sapeva
che cosa, ma aspettava.
Il caldo era tanto
opprimente che decise di ritornare a casa, fare un bagno freddo, mangiare
qualcosa e riposare un po'. Aveva la valigia preparata per uscire all'ora
esatta.
Fu il suo ultimo sogno. Gli
si avvicinò un mendicante che portava sulla sua schiena una faretra di melodie e
chiese a Pereira “una elemosina”. Consegnò il ritratto. Per il momento sentì
paura ed un'immensa pena che gli fece aprire gli occhi. Al suo fianco stava sua
moglie, più radiante che mai, senza vestigia di malattia, come egli l'amava. Le
disse che tutto andava bene e voleva fare una passeggiata.
Sostiene
Pereira che per la prima volta, fu lui a sorridere.
miércoles, 18 de agosto de 2021
RECORDANDO A NELSON MANDELA
Marcos Ana estuvo 23 años en la cárcel de Franco. Salió con el mismo espíritu que caracteriza a Nelson Mandela. Me emocionó profundamente escucharle a través de la Cadena Ser. Su humanidad es el punto de referencia para que la humanidad no pierda el equilibrio.
martes, 17 de agosto de 2021
MARIO BENEDETTI
Hasta Mañana (de Mario Benedetti)
Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte, que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño
que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido
por malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?
Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda.
Es un abismo.
Es un abismo.
No me digan cuando me despierte
***
Gracias, Mario, por tu alegría
lunes, 16 de agosto de 2021
jueves, 5 de agosto de 2021
martes, 3 de agosto de 2021
domingo, 1 de agosto de 2021
SOBRE LA AMISTAD
Leo un texto sobre la amistad en el que un padre aconseja a su hijo que pruebe a sus amigos, ya que según él éstos desaparecen cuando las circunstancias se tornan difíciles. “¿Cómo me aconsejas probarlos? El anciano árabe le dio esta fórmula: “Pon en un saco un ternero muerto y partido en pedazos, de modo que el saco quede sucio de sangre por fuera, y cuando llegues a casa del amigo dile:
“Querido amigo, maté involuntariamente a un hombre; te suplico que lo entierres en secreto, pues nadie sospechará de ti y, en cambio, a mí podrás así salvarme”.
“El primer amigo al que acudió le dijo:
“Llévate ese muerto a cuestas; puesto que hiciste un mal, sufre el castigo. No entrarás en mi casa.”
Según el relato, todos sus amigos respondieron igual, y padre e hijo dedujeron que era cierto lo que “dice un filósofo: muchos son los amigos, mientras lo son de nombre, pero pocos lo son en la necesidad”.
***
Pienso en ese hombre muerto “involuntariamente” y en su familia. ¿A quien reclamarán?
Imagino los rostros asombrados de esos cien amigos que se ven violentados a aceptar ese imperativo. ¿Quién les echaría una mano en los problemas derivados de ese error, si quien fue responsable se quita el “muerto”?
Me imagino cometiendo una equivocación, provocando “involuntariamente” una muerte, haciendo daño sin querer por no saber cómo evitarlo.
¿A quien le pediría que asumiera lo que yo no quiero para mí? Si lo hiciera, ¿me sentiría bien?
¿Desde qué amistad se le puede decir a un amigo que no lo es? ¿Tenemos todos los datos para que esa sentencia contra él no sea un pre-juicio?
Me parece más amistoso admitir que si reprocho una falta en la amistad, lo que realmente descubro es mi falta de amistad por esa queja.
El amigo es una proyección adelantada de nuestro espacio más íntimo. Ser. Y somos en la medida que los demás pueden serlo con nosotros o también, sabiendo distanciarnos de los demás para que sean.
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Crecemos en todos los aspectos, porque hay quien continúa lo que otros empezaron y también quien sabe dar la vuelta, girar en un camino que nos llevaría al precipicio.
No es posible avanzar si no lo hacemos todos. Ahí el elemento conservador tiene su función. Pero no es posible incorporar a quienes traen su nuevo espacio si no progresamos en las ideas.
Reñir envejece y destruye.
Encontrar el equilibrio entre lo conservador y lo progresista es procurar oxígeno a la sociedad. En esa noble discusión ganamos todos.
Yo no quiero ir a un cielo donde no estemos todos.