Felicidades, amiga, y 20 entrañables abrazos
Observa esa guerra anímica. Te cuento un sueño que tuve el otro día:
"Sentado, junto a una mesa en la que reposan algunos objetos personales, un soldado vestido de uniforme y cobijado bajo una tienda de campaña, me mira. Su mirada espera encontrarse con la mía".
Imagina que luchamos por no perder territorio y nos atrincheramos para impedir que pase el enemigo. Como llamamos enemigo a lo desconocido y lo que conocemos inicialmente tuvo ese apellido, solo habrá una manera de ganar la paz: No haciendo la guerra. Este armisticio permitirá que la vida entre plena en nosotros.
La personalidad se construye a partir del interés, de la curiosidad por descubrir qué hay de nosotros en lo que los otros nos proponen.
¡Qué vital es conversar!
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