“Los neutrinos son partículas materiales
elementales extremadamente ligeras (posiblemente sin masa) que se ven afectadas
solamente por la fuerza débil y la gravedad”. Esto dice Stephen W. Hawking en
su libro Historia del tiempo, y me gustó la “biografía” de estos “elementos”.
En el libro relata que ha resultado muy complicado descubrir su existencia
porque el hecho de señalar donde se podían encontrar suponía usar una fuerza
que los desplazaba, ocultándose de su descubridor, siendo delatados sólo por la
estela que dibujada en su huida.
Hablar
de los caminos que recorre el amor es peligroso, porque el amor es muy celoso
de si mismo.
Tenemos
ejemplos en la naturaleza. Hay especies de animales que rechazan a sus crías si
las tocan manos extrañas. Ese “toque” incorpora un elemento ajeno que le da
otra dirección a lo contado y esa dirección supone un desvío que despista. Lo
natural solo se hace responsable de lo que se modifica “naturalmente”.
Y sin
embargo, es bueno hablar del amor con naturalidad. Hacerlo es incorporar el
riesgo. Aquél (según entendí) del que hablaba Nietzsche cuando decía que había
que vivir peligrosamente.
El
peligro estará en no ponerle puertas al campo, y la clave: entrar por aquellas
que nos abre el amor. Sí, pero, solo el amor.