sábado, 21 de diciembre de 2024

LA NANA









Desierto:
     Cadena de dunas. Oasis. Camellos, hombres y mujeres. Llanura inmensa. Pozo.
Cubo:
      Material noble (madera, mármol, granito). Macizo. Base soportando algo. Marrón claro. En el suelo. En el centro. Se ve todo el cubo.
Escalera:
      Caracol. Madera y hierro. Dos plantas, dos colores negro/claro.
Caballo:
      Manada de burros de colores distintos. Comportamiento indiferente.
Tormenta:
      De arena. Cubre el 90% del paisaje. Arriesgada. Pánico.
Flores:
      Palmeras. Cactus pechugas de perdiz.
                       Llama la atención el cambiante de las dunas.






Somos incondicionales. Tenemos fundamento.
Podríamos viajar en una caravana de sinceros elogios
y habríamos cumplido.

Pero podemos dar un paso más.

Algo nos sigue despacito.
Le delata un aroma que tiene un punto de tristeza,
como si no tuviera hogar.

Iremos a buscarla. Te acompaño.

¿Tamaño?
El de la luna.

Es algo diminuto que cabe en un caldero
modelado por esas nobles manos.

Material hay de sobra.

Hará falta (eso es asunto tuyo)
una cuerda tan larga que llegue hasta el final.
Allí donde se une la tierra con el cielo.

La entrada por el pozo.
Le daremos el tiempo que haga falta para que se arrebuje.
Tiene que oír tu voz en una nana.

Cantaremos a dúo aquella que decía:
"Para mi niño quiero coger la luna…"

¿Ves la sombra?
En un rayo de luz cabalga.


***


LIBRERÍA LA PANTERA ROSA

Calle San Vicente de Paúl, 28

50001 Zaragoza





viernes, 20 de diciembre de 2024

LA LUNA













Una voz nos dijo una vez: "Estás tan guapa que todos los chicos querrán besarte". Y era cierto.

Semejante afirmación hizo palidecer de celos a la luna, (palidecer digo, pues rompió en miles de hilos luminosos la caricia dorada que la cubría).

Una vez repuesta de su rabieta, quiso descubrir quién era su rival y para ello envió al mejor de sus caballeros. Como era el mejor llegó primero y despertó a la bella durmiente.

Desde entonces, ¡qué lejanos están los problemas cotidianos! ¡Qué naturaleza tan distinta tiene esta alegría que nos hace vivir un cuento de hadas! ¡Qué siembra de luz provocó en nosotras lo relatado por esa misteriosa voz cuya música nos es imposible reproducir a quien no entiende nuestro idioma!

Ahora somos. Por eso sabemos que la vida no es un cuento, sino una hermosa realidad.





Desierto:
      Muchas dunas. Atardecer. Sol naranja. Arena amarilla, fina. Chimeneas de hadas.
Cubo:
     Grande. Azul metalizado. Aristas redondeadas. Apoyado sobre un vértice, encima de una de esas chimeneas.
Escalera:
      Mármol. Alta. Apoyada en una duna para elevarme del suelo.
Caballo:
   Negro brillante. Con una mancha blanca frontal, alargada. Crines sedosas. Está al final de la escalera.
Tormenta:
     Cielo negro. Mucho aire. Relámpagos y truenos. Granizo. Agua. Ocurre al fondo, a la derecha.
Flores:
     No hay flores, no pintan nada.
     Un anciano indio mira el sol. Está ahí.



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jueves, 19 de diciembre de 2024

LA FUERZA






Desierto:
Dunas, color marrón. Más arena que cielo. Cielo azul. Nube dispersa difuminada.

Cubo:
Tres cubos, tres planos. Lado izquierdo, cerca de mí, transparente. Mediano. Estoy apoyada en el de en medio.

Escalera:
Apoyada en medio. De madera marrón. Sombra al ras. Calma, no hay viento.

Caballo:
Antes del cubo de en medio. Blanco. Sombra del caballo.

Tormenta:
Lado izquierdo al derecho. Suave. Difuminada. No se pierde la visión. Desaparecen las nubes

Flores:
Rosas rojas. En el cubo de en medio dos cruzadas en la arista izquierda.

***


Nuestro yo se adelanta y hay que decirle “calma”, “espera”, pero debemos ensayar la manera de hacerlo.

                 Ayer estuvimos torpes y se escondió sintiendo una vergüenza que no era suya. Erase una vez una niña...

                 Cada uno puede con lo suyo. La cuestión es saber qué es lo de cada cual. A veces se abandonan en nuestro yo conflictos que no se han podido resolver a su tiempo. Esperan solución, pero como no nos corresponde a nosotras esa lucha nos rebasan. Pesan como muertos.

                 Tenemos tres opciones. Pasar (una de ellas). Entrar en esa cárcel (la tercera)... ¿Y la nuestra? (Calma, no hay prisa).

                 Érase una vez una mujer que decidió rescatar a su niña. Pasó de aquellos que querían pasar y encarceló a la desesperanza.

                 ¡Qué aroma a tierra fecunda! ¡qué musical galope se avecina!

                                                             ¡¡¡ Así, así, sin dudarlo, continúa!!!




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miércoles, 18 de diciembre de 2024

LA DECISIÓN








Desierto:
      Mucha arena. Un río que desemboca en el mar. Muchas dunas. Zona montañosa. Un cono de vegetación. Oasis. Mucho calor. Contraste, mucho contraste. Inmensidad.
Cubo: 
      De piedra. Está introducido en la arena. Cierta inclinación. "Espetado". Sólido. Bastante grande. Para verlo todo hay que rodearlo. En zona montañosa, árida.
Escalera: 
      De piedra. Muy ancha, más que el cubo. Como un bucle ascendente. Sube la ladera de una montaña. A un lado una pared de piedra. al otro el vacío.
Caballo:
      Blanco. Suelto, sin aparejo. En la zona del río, entre montañas. En una cavidad, una cueva. Tranquilo. Bien lucido.
Tormenta:
      Muy a lo lejos. En la línea del horizonte, al fondo. Una tormenta marina, una galerna. Aparato eléctrico. No afecta al desierto. Le añade aire, viento, frescura.
Flores: 
      Blancas entre los juntos. Pequeñas sobre la montaña, en la zona sombría. Azules muy abundantes





Eso no es un desierto, sino un completo paisaje que lo incluye.

     Hacía tanto tiempo que Hércules esperaba la manzana, que este mundo fue espetado sin contemplaciones en cuanto Atlas le acercó aquel dorado fruto. Desde entonces parece todo traslocado.
     Ahora es una pesadez recorrer este páramo y al momento las notas de un violín envuelven la aridez y la trasladan fuera, dejando el clima cálido, perfecto, para nacer de nuevo.
     Agobiados hoy por problemas (que lo son por mirarlos con lupa), podemos ser mañana tan ligeros como el color azul del pensamiento.
     Es este un corazón tan lleno de contrastes, que sólo un hábil narrador lograría no dejarse nada en el tintero.
¿Nos atrevemos?


***

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