sábado, 31 de octubre de 2020

MOMENTOS DUROS

 




Los momentos duros, conflictivos, tristes, agobiantes, desesperados, oscuros, interminables… que inevitablemente tenemos que vivir, deberíamos asumirlos responsablemente en primera persona. Esto es fácil decirlo, pero complicado llevarlo a cabo. 

Complicado, no porque no queramos, sino porque no sabemos. 

Tropezamos en nuestro propio dolor y rompemos “sin querer” esa estructura de cristal en la que el destino nos envía mensajes. 

Los mensajes, aparentemente, no solucionan nada porque están encriptados y solo podemos leerlos una vez atravesado el túnel. En ellos se nos da la bienvenida y… un mapa de “cómo atravesar lo que acabamos de atravesar”. 

Nos adelanta algo proyectándolo en los demás. Para leer en los demás hay que mirar, más o menos,  como en esas láminas del “Ojo mágico”. 

Bueno, ya está bien por hoy.

jueves, 29 de octubre de 2020

PESIMISMO

 




¿Un poco pesimista? 

Los problemas son pasajeros. 

A la Vida le gusta jugar con nosotros. Nos esconde la realidad para que la encontremos y nos sintamos dioses por un instante. Pone pistas y si no damos con la solución,  propone otro juego más fácil aunque menos interesante. 

Todo tiene un aspecto positivo. El frío espabila y el lodo subraya lo que en su tono original podría disimularse. 

El pesimismo, el desanimo es una reacción infantil. Paradójicamente no tiene nada que ver con los niños sino con algún aspecto nuestro que no ha madurado lo suficiente. 

El rumbo de la sociedad es mucho más fácil de modificar de lo que nos parece. Lo vemos imposible porque pretendemos cambiar a los demás y ese deseo queda en eso, en deseo. 

Somos nosotros los que tenemos que ajustar la brújula de nuestros actos con nuestras ideas. Entonces se cierra esa ventana por la que vemos paisajes lejanos y nuestra solidez, nuestro soldado interior, consigue abrir la puerta al presente. 

Es la única forma de ganar batallas.

miércoles, 28 de octubre de 2020

MONÓLOGO DE TATO BORES

Monólogo de Tato Bores  
 


La culpa de todo la tiene el ministro de Economía dijo uno.


¡No señor! dijo el ministro de Economía mientras buscaba un mango debajo del zócalo.
 La culpa de todo la tienen los evasores.


¡Mentiras! dijeron los evasores mientras cobraban el 50 por ciento en negro y el otro 50 por ciento también en negro.
 La culpa de todo la tienen los que nos quieren matar con tanto impuesto.


¡Falso! dijeron los de la DGI mientras preparaban un nuevo impuesto al estornudo.
 La culpa de todo la tiene la patria contratista; ellos se llevaron toda la guita.


¡Pero, por favor...! dijo un empresario de la patria contratista mientras cobraba peaje a la entrada de las escuelas públicas.
 La culpa de todo la tienen los de la patria financiera.


¡Calumnias! dijo un banquero mientras depositaba a su madre a siete días. 
La culpa de todo la tienen los corruptos que no tienen moral.


¡Se equivoca! dijo un corrupto mientras vendía a cien dólares un libro que se llamaba "Haga su propio curro"
 pero que, en realidad, sólo contenía páginas en blanco. 
La culpa de todo la tiene la burocracia que hace aumentar el gasto público.


¡No es cierto! dijo un empleado público mientas con una mano se rascaba el pupo y con la otra el trasero.
 La culpa de todo la tienen los políticos que prometen una cosa para nosotros y hacen otra para ellos.


¡Eso es pura maldad! dijo un diputado mientras preguntaba dónde quedaba el edificio del Congreso.
 La culpa de todo la tienen los dueños de la tierra que no nos dejaron nada.


¡Patrañas! dijo un terrateniente mientras contaba hectáreas, vacas, ovejas, peones y recordaba antiguos
 viajes a Francia y añoraba el placer de tirar manteca al techo.
 La culpa de todo la tienen los comunistas.


¡Perversos! dijeron los del politburó local mientras bajaban línea para elaborar el duelo.
 La culpa de todo la tiene la guerrilla trotskista.


¡Verso! dijo un guerrillero mientras armaba un coche-bomba para salvar a la humanidad.
 La culpa de todo la tienen los fascistas.


¡Malvados! dijo un fascista mientras quemaba una parva de libros juntamente con el librero.
 La culpa de todo la tienen los judíos.


¡Racistas! dijo un sionista mientras miraba torcido a un coreano del Once.
 La culpa de todo la tienen los curas que siempre se meten en lo que no les importa. 


¡Blasfemia! dijo un obispo mientras fabricaba ojos de agujas como para que pasaran diez camellos al trote. 
La culpa de todo la tienen los científicos que creen en el Big Bang y no en Dios.


¡Error! dijo un científico mientras diseñaba una bomba capaz de matar más gente en menos tiempo con menos ruido
 y mucho más barata.
 La culpa de todo la tienen los padres que no educan a sus hijos.


¡Infamia! dijo un padre mientras trataba de recordar cuántos hijos tenía exactamente.
 La culpa de todo la tienen los ladrones que no nos dejan vivir.


¡Me ofenden! dijo un ladrón mientras arrebataba una cadenita a una jubilada y, de paso, la tiraba debajo del tren.
 La culpa de todo la tienen los policías que tienen el gatillo fácil y la pizza abundante.


¡Minga! dijo un policía mientras primero tiraba y después preguntaba.
 La culpa de todo la tiene la Justicia que permite que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra.


¡Desacato! dijo un juez mientras cosía pacientemente un expediente de más de quinientas fojas que luego,
 a la noche, volvería a descoser.
La culpa de todo la tienen los militares que siempre se creyeron los dueños de la verdad y los salvadores de la patria.


¡Negativo! dijo un coronel mientras ordenaba a su asistente que fuera preparando buen tiempo para el fin de semana.
 La culpa de todo la tienen los jóvenes de pelo largo.


¡Ustedes están del coco! dijo un joven mientras pedía explicaciones de por qué para ingresar a la facultad
había que saber leer y escribir.
 La culpa de todo la tienen los ancianos por dejarnos el país que nos dejaron.


¡Embusteros! dijo un señor mayor mientras pregonaba que para volver a las viejas buenas épocas nada mejor que
 una buena guerra mundial.
La culpa de todo la tienen los periodistas porque junto con la noticia aprovechan para contrabandear ideas y negocios
 propios.


¡Censura! dijo un periodista mientras, con los dedos cruzados, rezaba por la violación y el asesinato nuestro de cada 
día. 
La culpa de todo la tiene el imperialismo.

Thats not true! (¡Eso no es cierto!) dijo un imperialista mientras cargaba en su barco un trozo de territorio
 con su subsuelo, su espacio aéreo y su gente incluida.
 The ones to blame are the sepoy, that allowed us to take even the cat (la culpa la tienen los cipayos que nos permitieron llevarnos hasta el gato).


¡Infundios! dijo un cipayo mientras marcaba en un plano las provincias más rentables.
 La culpa de todo la tiene Magoya.


¡Ridículo! dijo Magoya acostumbrado a estas situaciones.
 La culpa de todo la tiene Montoto.


¡Cobardes! dijo Montoto que de esto también sabía un montón.
 La culpa de todo la tiene la gente como vos por escribir boludeces.


¡Paren la mano! dije yo mientras me protegía detrás de un buzón.
Yo sé quién tiene la culpa de todo. La culpa de todo la tiene El Otro.
¡EL Otro siempre tiene la culpa!


¡Eso, eso! exclamaron todos a coro. El señor tiene razón: la culpa de todo la tiene El Otro.


Dicho lo cual, después de gritar un rato, romper algunas vidrieras y/o pagar alguna solicitada, y/o concurrir
 a algún programa de opinión en televisión (de acuerdo con cada estilo),
 nos marchamos a nuestras casas por ser ya la hora de cenar y porque el culpable ya había sido descubierto.
 Mientras nos íbamos no podíamos dejar de pensar: ¡Qué flor de guacho que resultó ser El Otro...!

 


martes, 27 de octubre de 2020

ESA VOZ

 

 



Esa Voz

 Me despertó una tristísima voz a lo lejos que pedía auxilio:

¡Por favor, ayúdenme!

 Volví a escucharla con un poco más de atención y me pareció que nadie la oía.

¿No había nadie cerca?

Yo quería ayudar pero estaba tan débil que era empresa imposible levantarme y tomar cualquier iniciativa.

 

Aquella mujer seguía pidiendo socorro, cada vez más cerca de mí.

Tenía que hacer algo, sobreponerme a esa fatiga y encontrar la forma de unir mi voz a la suya.

Finalmente pude hacerlo, y en ese momento, cuando ya pude gritar con ella, se me desveló que esa voz era la mía.

  Que era yo quien pedía auxilio.

 

Para contarte con qué amorosidad se cobijo en mí ese yo abandonado y cómo abrió la puerta a la alegría, se necesita ese espacio que nos presta el amor.

 

El misterio es que solo hay una puerta y es de entrada.

 

*

sábado, 24 de octubre de 2020

CONSERVADOR Y PROGRESISTA

 





Dar continuidad a lo que nuestros antecesores comenzaron es todo un reto. 

Crecemos en todos los aspectos porque hay quien continúa lo que otros empezaron y también quien sabe dar la vuelta en un camino que nos llevaría al precipicio. 

No es posible avanzar si no lo hacemos todos. Ahí el elemento conservador tiene su función. Pero no es posible incorporar a quienes traen su nuevo espacio si no progresamos en las ideas. 

Reñir envejece y destruye. 

Encontrar el equilibrio entre lo conservador y lo progresista es procurar oxígeno a la sociedad. En esa noble discusión ganamos todos.






sábado, 17 de octubre de 2020

ABRIENDO ESPACIOS

 

 




Seguro que lo que quieres decir es otra cosa de lo que significaría “superar la ideología, sepultar la política”. 

Seguro que tu intención es animar a quien te lee y que quien está decepcionado encuentre la forma de abrir puertas. Pero sepultando la política es imposible superar la ideología. 

Lo que necesitamos son espacios más abiertos, para que cada uno respire como necesite. 

La ampliación de los espacios son conquistas que el ser humano tiene escritas en la partitura de su historia. Hay momentos en los que se borran algunas notas porque quien tiene que interpretarlas no está a la altura, pero volverán a tomar conciencia en el momento oportuno. 

No es cierto que la filosofía no interese. Está ahí, forma parte de nuestro día a día. Y por eso se necesita el espacio de la política para contemplar la simpleza que dejamos atrás. 

Nos hacían comulgar con ruedas de molino y no teníamos argumentos para reconocer las mentiras de aquellos que hablaban en nombre de dios y quemaban a los filósofos. 

Afortunadamente luchamos porque el pueblo pudiera hablar o callar y se han conseguido muchos avances. 

El momento que estamos viviendo es extremadamente delicado. Por eso no es momento para soñar. Sabemos perfectamente que es fundamental una sanidad y una educación para todos y la política es la forma de conseguirla. Esto es pura filosofía. 

La consigna sería que cada uno actúe en el día a día con relación a cómo quisiera que actuasen los demás con él. Ya no vale mentir y confesarse con aquél que no va a sufrir las consecuencias de ese engaño.

jueves, 15 de octubre de 2020

RESPONSABILIDAD

 




En tango se dice que hay que bailar “a tierra”. Dicho de otro modo, marcar el ritmo con la suficiente profundidad para que la emoción suba al cielo. 

Las ideas se vacían de contenido si olvidamos las responsabilidades que a cada cual le corresponde. 

Enriquecerse a costa de la pobreza de otros es no entender el término riqueza. 

Tener más es aumentar. Ser más responsable cada día es tener más conocimiento propio y consecuentemente aumentar nuestra madurez para descubrir la riqueza que la vida nos tiene reservada. 

Quien pueda alcanzar ese futuro será el campeón.

Mientras, en ese presente, estamos todos representados.

 

martes, 13 de octubre de 2020

EQUILIBRIO




Si consiguiésemos equilibrarnos como seres humanos los problemas que surgirían serían los “naturales” y las soluciones estarían más cerca. Esto no significa que el dolor, el miedo, la inseguridad, el vértigo, el sufrimiento…no existirían. 

Persona significa máscara y la máscara, puede ocultar o subrayar un aspecto concreto.

Las necesidades vitales nos igualan a todos y en ese sentido podemos decir ciertamente que “todos somos iguales”. 

La personalidad es algo mucho más complejo que nos define como individuos. Todos y cada uno tenemos la nuestra, única e insustituible, como la huella dactilar. 

La vida y las ideas vienen con su espacio propio. El dolor y la oscuridad que les preceden están justificadas por la felicidad y la luz que traen. 

Los errores son naturales si los medimos desde la visión completa de la humanidad y se pueden disculpar, pero individualmente no es sano aplicar esa excusa porque la historia de la humanidad contempla todo el tiempo pasado, presente y futuro y la propia de cada uno tan solo unos cuantos años. 

Cada uno debe comportarse “bien”, asumiendo en primera persona “lo malo” que ese bien necesita. Esa hospitalidad siempre tiene un final feliz. 

Si cargamos contra la sociedad lo que nos corresponde como individuos estaremos absolutamente equivocados en el diagnóstico de lo que ocurre. 

Resumiendo. No es válido que carguemos contra la sociedad lo que nos corresponde como individuos. Es una excusa que la naturaleza la recoge en su memoria, y naturalmente diagnostica como engaño. El engaño es un boomerang. El golpe lo recibe quien pretendió que el otro asumiese lo que no le correspondía.

viernes, 9 de octubre de 2020

LA PUBLICIDAD

 




Hace muchos años una de las ideas que me llamaron la atención fue sobre la publicidad. 

Quien la exponía decía que los productos que se publicitaban, tenían que ser buenos, de calidad. Es decir, tenían que estar a la altura de lo que se decía sobre ellos. De otra forma la publicidad no era rentable. En un primer momento se hacía caso del anuncio por el aspecto informativo. Una vez conocido, si no cumplía las expectativas generadas, el público lo abandonaba y todo lo invertido se perdía. 

La publicidad puede ser un papel de colores, pero la información es imprescindible.

Gracias a quien por tener intereses empáticos nos acerca a esos buenos “productos”.

 

martes, 6 de octubre de 2020

EN EL AUTOBÚS

 

Esperaba, como todos los días, el autobús. 

Subí la primera, aunque era la tercera en una fila que fue aumentando desordenadamente. 

La máquina dijo que no, que mi tarjeta no era válida. Volvía validar y la respuesta fue la misma: “que no”. 

Los pasajeros pasaban (también de mí) y el conductor se multiplicó en dispensar los billetes y comprobar que mi tarjeta de transporte era legal. (Yo no tenía ninguna duda). Se le veía cansado y se dirigía a mí de manera displicente. Después de varios intentos con una incómoda expresión, me dijo con tono cansino: “puede pasar”. Y pasé. Pasé de él, sin darle las gracias. 

Hay que comprender que a veces (pocas), se comportan (nos comportamos) como autómatas y la empatía es un oasis donde reponer fuerzas. En ese momento él no estaba para responder emocionalmente y yo quise guardar silencio para no hacer hablar a las máquinas. Estos días están de huelga y la lucha por los derechos desgasta. 

Mi “des-agradecimiento” me hizo sentir incómoda y pensé que la solución hubiera sido dar dos golpecitos cariñosos a la máquina validadora dejando constancia indirecta de que me hacía cargo de su agotamiento. 

A través de la ventanilla el paisaje era gris, pero se adivinaba un sol que podía llegar en cualquier momento. 

Y llegó.