miércoles, 31 de marzo de 2021

LEER





En la letra tipográfica se lee lo escrito.
En la caligráfica además de leer, se lee a quien escribe.



martes, 30 de marzo de 2021

EL TANGO CON DARÍO - El Cruce - Poema y Tango

Nació como poema y Roberto Cáncer escribó su música y parte de la letra.
Se convirtió en un hermoso tango.








lunes, 29 de marzo de 2021

EL TANGO CON DARIO - Viaje a Buenos Aires en el 2001





Zaragoza nos despidió compartiendo con nosotras la interrogante de un viaje inesperado.

Aprovechamos los "pasillos" del tiempo entre vuelos para ver a la familia, y conocer algún aeropuerto, "aeroparque", como dirían ellos.

Pasadas 26 horas desde que salimos de casa, la entrada en Buenos Aires no pudo ser mejor. Silvia nos recibió con la hospitalidad del propio nombre, preludio de una acogida intemporal.

Desde su coche los primeros contrastes. Atravesamos un barrio lleno de sueños pendientes y alguna pesadilla, pero el final del camino, como la misma vida, terminaba en el paraíso. Una casa (que sería la nuestra durante esos días) rodeada de naturaleza verde, árboles, jardines, pájaros y algún habitante más que luego nos visitaría, modificó la primera impresión de inquietud. Pero quedarse solas en un espacio tan abierto nos preocupaba un poco.

Silvia nos dejó instalándonos, pero poco duró este abandono. Menos que la cortina entre dos tangos. Enseguida volvió acompañada. Este intervalo parecía hecho a propósito para subrayar la llegada de Juan, el alma de una casa que hasta entonces había estado vacía. Juan nos guardaría día y noche, añadiendo a su seguridad un ritmo en nuestro descontrol horario. El café del desayuno y el de regreso (no importaba la hora que marcase el reloj) mantenía el latido cotidiano que tiene el hogar.

El recibimiento lo enriqueció Teresa con unas exquisitas empanadas que renovaron nuestras energías y cuya receta no llegamos a conocer.

¡Qué decir de Zaida!, la pequeña hija de Silvia. Tan pocos años para tanta madurez.

Nos volvieron a dejaron solas un ratito. Digo bien solas. La soledad precisa un paisaje especial y estaba perfectamente protegida nuestra intimidad por ese excelente guardián que compartió nuestro viaje.

El Club de Leones y el Rotary Club tuvieron la cálida idea de invitarnos a una reunión de "familia" y a la cena posterior cocinada por las "chicas". Una placa conmemorativa deja constancia de su amabilidad con nosotras, además de un "corazoncito" (un símbolo del Club)  que nos hizo latir con ellos.

Terminado el encuentro fuimos a perdernos por Buenos Aires. Exactamente perdernos. A pesar de que no bailamos esa noche, fueron tres horas de paseo con encanto: San Telmo, Piedras, Corrientes, La Ideal-no vista, Casa Rosada… Café Tortoni-no visto...

El regreso a casa. La sorpresa de volver escoltadas por una patrulla de la policía nos hizo comprobar que las advertencias de prevención "exageradas" en su momento, se quedaban chicas comparadas con la inseguridad equivalente a la protección recibida.

Silvia tenía compromisos al día siguiente. Decidimos hacer el viaje solas. Remis, tren, autobús, en total dos horas y media para recorrer los 35 kms que nos separaba de Buenos Aires. Flora nos esperaba en su casa para comer. Después nos llevaría a la milonga Sin Rumbo, un lugar amplio donde bailamos los primeros tangos con acento (aunque hay quien pronuncia muy bien en Zaragoza, Córdoba, Granada, Madrid...)
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Esta crónica solo habla de una parte del viaje. Hubo mucho más. Realmente fue un premio inolvidable en el que el dinero ocupó su lugar, es decir, NO ESTUVO.
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Con mi cariño a todos aquellos que conocimos, gracias a la hospitalidad de Silvia Arzac.





sábado, 13 de marzo de 2021

RECUERDO DE PASADOS ENCUENTROS - AÑÓN 2006



Sábado, 29 de julio de 2006

Begoña Lavilla está desarrollando un proyecto de Casa Rural en Añón, un pueblito del Moncayo. Se ha encontrado con algunos problemas que podrían decirse de brujas y para conjurarlos tuvo la buena idea de organizar una milonga. Allí estuvo ¡cómo no! El GaraGe.


Es bueno llegar al tango por distintos caminos. Desde esta idea José Cajal y Pedro Soria organizaron una ruta matinal llena de sorpresas.


Empezamos siendo dieciséis y Malena. 

Subimos hasta una de las presas que hay en el Moncayo y en el trayecto disfrutamos como niños. Malena descubriendo setas. Aquilino nuevas rutas. Marcial avellanos. Orlando nuevas “discusiones” con Marcial. Eugenio tuvo el detalle de no ejercer como geógrafo y dejó que las zarzas nos acariciaran. Begoña estuvo todo el tiempo encantada con las peripecias de su pequeña. Aurora y Carlos coincidieron en la buena idea de llevar frutos secos para reponer las energías perdidas.

Durante el recorrido vimos madreselvas en flor. A dos Elenas empapándose por igual en la lectura de la naturaleza. A Julia, como una sirena, no queriendo salir del agua y arrastrándonos a tod@s. Encontramos especies protegidas. Disfrutamos de la Teresa de siempre junto a un Pedro mucho más relajado.


La hospitalaria Marimar conquistó al tiempo, que fue magnífico y al jefe del restaurante que por ella nos hizo un menú especial.


Así, sin parar, toda la mañana.


Por la tarde fuimos creciendo. Los treinta que estuvimos en la milonga ya éramos “los del GaraGe”. Cambiamos el decorado del Ebro por el Moncayo y nos preparamos para bailar con la misma magia de siempre. Empezó a llegar un público sorprendido por esta novedad. Tangueamos mucho tiempo hasta que nos quedamos solos, no porque les cansásemos sino por imponerse la hora de cenar que para los vecinos de Añón es sagrada.


Sentados en unas mesas al aire libre, nuestra anfitriona y sus amigos compartieron con nosotros todo lo que tenían (que fue mucho) y en los postres prometimos volver. Desde aquí les agradecemos su generosidad.

A Begoña Lavilla, para darle ánimos, le recordaré la opinión de Bécquer sobre las mujeres de Añón en su quinta carta escrita en Veruela el 24 de junio de 1864:


“…si una vez se ha visto una añorera, es imposible confundirla con las demás aldeanas…
“Acostumbradas casi desde que nacen a saltar de roca en roca por entre las quebraduras del monte, su pie adquiere esa firmeza peculiar de todos los habitantes de las montañas, hasta el punto de que algunas veces da miedo cuando se las mira atravesar un sendero estrecho que bordea un barranco, emparejadas con el borriquillo que conduce la leña, y saltando de una piedra en otra de las que costean el camino. Así andan las leguas, tal vez en ayunas, pero siempre riendo, siempre cantando, siempre de humor para cambiar una cuchufleta con sus compañeros de viaje. Y no hay miedo de que su cabeza vacile al atravesar un sitio peligroso, o su ligero paso se acorte al llegar a lo último de la penosa jornada; su vista tiene algo de la fijeza e intensidad de la del águila, acaso porque como ella se ha acostumbrado a medir indiferente los abismos; sus miembros endurecidos con la costumbre del trabajo, soportan las fatigas más rudas sin que el cansancio los entorpezca un instante”. (Gustavo Adolfo Bécquer. Cartas desde mi celda).

(No os perdáis estas excursiones)





lunes, 8 de marzo de 2021

CONVERSACIONES CON DAVID L. CARDIEL

 

Tienes razón cuando dices que los héroes son aquéllos que rompen los escudos del prejuicio y se enfrentan con lo desconocido. Aquellos que “abren puertas” a la realidad, porque la realidad no puede prescindir de ningún ser humano.  Y cada ser humano debería ser capaz de conocer todos sus aspectos. 

Dices, muy bien, que “lo más difícil es enfrentarse a la realidad de las cosas comprobando que el horror procede de la misma sociedad que defendemos…” y yo añadiría “porque la sociedad es un espejo de nuestro yo interior”. Desde ese conocimiento puede verse lo que tan sabiamente decía Gandhi: “Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego”. 

El bien y el mal no luchan. El mal es la batalla. El bien su cese. 

Afortunadamente el sentimiento es infinitamente más poderoso que cualquier ejército. Te recomiendo (si no la has visto ya) la película Munich.  Leeré (cuando pueda) Piloto de Guerra. 

Te releí en el autobús y me pareció corto el relato por emocionante.