jueves, 15 de abril de 2021

Aragón como centro vital


Se hablaba de Darío en aquella entrevista de Joaquín Carbonell a Eloy Fernández







domingo, 11 de abril de 2021

EL ANCIANO DE ANERO (Cantabria)




Darío me contó muchas veces la historia del "anciano de Anero", un hombre feliz que, en una acogedora paz, vivía sus días sentado al sol.

Tan solo una idea le inquietaba: la muerte.

Los dioses le regalaron suspender esa cita hasta que él quisiera y al día siguiente se suicidó en generosa reciprocidad.

Entendí perfectamente su reacción.

No quiso hurtar lo único que la divinidad mendiga del ser humano: Nos pide ocupar por un instante nuestro lugar. Ese centro del hombre "sentado al sol" para escuchar en directo la historia de cada uno de nosotros.

Guardarles el sitio a los dioses, es un instante divino que todos, sin excepción, tenemos reservado.



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viernes, 9 de abril de 2021

PETRA Y MI NOMBRE





Petra era una mujer en la que se detuvieron las ideas y por toda comunicación repetía, una y otra vez, el final de una frase.

Nació, como mi padre, en un pueblo de Teruel. Estaba siempre sentada con un pequeño recipiente en el que se recogían los fluidos destilados por su nariz y boca. Para que no cayese su mirada, fijaba los ojos en un punto concreto, como si fuese una muñeca de porcelana.

Por la noche, salían las mujeres "a la fresca" y hablaban. Tendría yo tres o cuatro años. Sabía de memoria un cuento y mi nombre. Una de esas noches Petra clavó sus ojos en mi juego y entró directamente en él preguntando ¿cómo te llamas?...¿cómo te llamas?..¿cómo...? De mis labios salió mi nombre asustado: María Salomé. Ella lo repitió de una manera tan mecánica que pocas veces de niña he llorado tan amargamente porque me parecía haber perdido algo.

Pasó más de un año.

Ya habría cumplido los cinco. Mi madre viajaba con cierta frecuencia a Barcelona donde vivía uno de sus hermanos. (La noche y el tren es otro hermosos recuerdo asociado). Un vagón en el que encuentras un compañero de juegos, detiene cualquier impetuoso tiempo y eso ocurrió en aquel viaje. 

Estábamos jugando y en algún momento, ante la expresión de asombro y ternura de su madre, le pregunté a ese niño hasta entonces desconocido: ¿cómo te llamas? Carlos, dijo de una forma natural. Repetí su nombre, Carlos, y recuperé el mío.

Fuimos de la mano a mirar por la ventana cómo el tiempo quería alcanzarnos.



martes, 6 de abril de 2021

ÉRASE UNA VEZ ... CUANDO ÉRAMOS NIÑOS

                                                                 

   ¿Conoces a este hombre?     





Paseando llegó hasta un lago. Tenía sed y al inclinarse para beber vio reflejado el bello rostro de una doncella. Quiso acariciarla y en su lugar pescó un pez. Ante su asombro éste le rogó: ¡Por favor, amigo mío, devuélveme al río. Todavía no es mi hora! Así lo hizo y como premio, un diamante saltó a su mano.

Todavía conmocionado siguió caminando. Al poco se encontró con una impresionante montaña. Creyó oír la voz de una mujer pidiendo auxilio y quiso socorrerla. Sin saber cómo, se halló en su interior y tuvo miedo. En aquella absoluta oscuridad descubrió una lejana lucecita. El diamante que en su mano llevaba hizo de espejo y el resplandor se multiplicó. Sólo tuvo que seguir aquel luminoso hilo y en pocos momentos estaba fuera de la caverna.  Al alejarse y volver la cabeza se encontró que la montaña había desaparecido y en su lugar había un dragón vencido. A su lado una feliz mujer sostenía triunfante una pequeña espada dorada.

Envanecido por la que creía su hazaña tomó en sus manos el trofeo sin tener en cuenta a su portadora. La mujer desapareció y la espada tomó un aspecto negruzco, tenebroso.



Desde entonces, afligido por una inmensa pena, el hombre busca su imagen perdida.





jueves, 1 de abril de 2021

UN CAFÉ EN BUENOS AIRES

¿Un café?

 El silencio puede dibujarse con unos puntos suspensivos. Es el preludio de algo que va a ocurrir. La tierra del misterio, la inocencia.

Déjame, Juan, pasear por tu nombre.

No me fui, me alojé inesperadamente. En ese corto espacio de tiempo pintaste el azul de mis ojos, la ternura te descubrió a ti (he ahí la sorpresa) y conversamos.

Es relativamente fácil luchar con la naturaleza. Sólo hay que conocer sus códigos. Pero ¿Cómo enfrentarse al misterio de uno mismo? La batalla más dura se libra en el corazón del hombre y en esa guerra sí que es necesario un guardián dispuesto a soportar los mayores desafíos.

Un vigilante protector de esos aspectos desconocidos que surgen, a veces, sin que podamos controlarlos.

¿Por qué miedo al espejo?

Mira, Juan, la vida está llena de respuestas y nos reta a encontrar la pregunta adecuada. Es como si bailase con nosotros el mejor de los tangos. Mira, Juan, ¿no ves lo que yo veo? Un hombre generoso, lleno de ternura, que se resiste a dejar de ser niño. 

Mira Juan. Mírate en mis ojos.