martes, 25 de octubre de 2022

33.- ZIMMER






Una velada elevada al cubo



Desierto:
     Dunas no muy altas. Zonas de espacios rocosos y un pequeño cañón. Allí un oasis no muy grande aunque frondoso. Escondido. Hay una meseta con algo de vegetación escasa. Algún arbusto. Conforme se aleja aparece más arenoso. Periódicamente sorprende una cascada que tiene relación con las lluvias.
Cubo:
     En el oasis. De tela de lino color crema. Aristas de madera. Se puede levantar y forma un techado, como una medio carpa.
Escalera:
     De cuerda, con travesaños de madera, digamos una escala. Para subir a alguna palmera, un escarpe…
Caballo:
     En el oasis. Tranquilo. Disfrutando del hogar. Oscuro con la crin y cola negra, o negro azabache. Raza árabe, brioso. Inmejorable. Con bridas, pero sin aparejos.
Tormenta:
     Estoy protegida. Resguardada debajo del pequeño techado, junto al fuego. También puedo oír los truenos y contemplarla desde la montaña. Estoy tranquila, estupendamente y bien acompañada.
Flores:
     Un magnolio. Rosas del desierto (de sílice). También las hay sencillas, típicas del paisaje.





Tenemos reservado un asiento en la lumbre.
Cada noche abrimos la puerta a un amigo que quiere conversar.
 Podría ser éste el hogar de Hölderlin.
Su punto de equilibrio.

Aquí puede encontrarse el cielo con el fuego sin ningún desafío…
… y con sus ojos.

Aquellos que no pudo mirar por estar prohibido
y velaron los suyos de ternura.

Aquella ternura que llamó la atención de Apolo
y le hirió (sin querer).

(Zimmer, el carpintero, asiente. 
Él lo conoce bien. Su hogar podía haber sido el nuestro).

Ocurre alguna vez, que esa flor tan querida,
recupera sus pétalos
y vemos a quien, al vernos, abandonó sus dudas.

*




domingo, 23 de octubre de 2022

32.- EL CIEGO QUE NO OÍA




Una velada elevada al cubo


Desierto:     
      Vacío terrenal. Territorio para ocupar. Lugar ideal para perderse un fin de semana. Mi mente en muchos momentos. Árido. Yermo. Blanco. Gris.
Cubo
      En el centro. Muchos colores, como un arco iris. Gigantesco. Cristal de vidrio. Se reflejan los colores. Totalmente cerrado, sin puerta de acceso. Yo querría entrar allí.
Escalera:
      Adosada al cubo. Llegaría a lo más alto. El techo se convertiría en una terraza, un gran mirador para contemplar todo el desierto. De piedra. Adecuada para el tamaño del cubo. Enorme. Ocupando todo el lateral.
Caballo:
       Libre. Pobre, no hay pasto para él. Vagando. Buscando alimento. Blanco.
Tormenta:
       Buena. Rayos y truenos. Lluvia torrencial, mucho ruido. Un rayo puede abrir una puerta en el cubo.
Flores
       Llenamos todo el desierto de flores, como una primavera eterna. Se llena de vida Insectos que fecundan. Cambia todo el panorama.





*







Tiene final esta condena.

Será bueno el encierro si aprovechamos bien lo inevitable para saber aislarnos de lo ajeno a nosotros.

Pongamos tras la reja aquello que debería irse y se nos pega.

Aquí hace falta genio que espabile e ingenio para encontrar salida a un túnel que no existe.

Érase una vez un ciego que lo era por no oír lo que su voz decía:

"Mírate, para que a mí me veas"






sábado, 22 de octubre de 2022

RESPUESTAS A PREGUNTAS EN EL 2006

 





¿Eres criatura de Dios o formas parte de Él? (Independientemente de tu concepto              de Dios)

Solo he oído hablar de dios a los seres humanos. Entre otros muchos autores, me gusta lo que dice Jorge Wagensberg sobre ello: “Lo natural es la obra de Dios, lo artificial la obra del nombre y lo sobrenatural es lo artificial de dios”.

 

Si todo lo que eres capaz de saber lo supieras ya, (caso de que fuese posible),            ¿desearías seguir viviendo?

Todo lo que soy capaz de saber incluye el final. Por eso no me queda tiempo ni espacio para los deseos.

 

¿Existe el mal?

Sólo el bien se preocupa de los otros aspectos. El mal no puede identificarse como tal porque en cuanto lo intenta el bien lo hace suyo.

 

¿Crees que en el Universo existen algunas cosas “mejores que otras”?

Sólo como un juego para provocar que el mejor vuelva a serlo incorporando al peor.

 

¿Desearías no tener un cuerpo físico?

Quiero lo que tengo

 

¿Crees que “en otra vida” volverás a ser la misma?

¿Quién iba a hacer mi papel mejor que yo?

 

¿Consideras normal que un animal carnívoro cace para su sustento? ¿Fue esto        siempre así?

Sí. Lo que no es normal es cómo interpretamos ese hecho tan natural. Cuando el animal come no mata, incorpora.

 

¿Has encontrado en la sonrisa o en la mirada de alguien un resplandor que sea tu   propio destello?

Sí. Eso es relativamente fácil. Lo difícil es librar a los demás de aspectos negativos que, no siendo suyos, les proyectamos.

 

¿Crees que el perdón lo arregla todo?

El perdón da (a quien perdona) una nueva oportunidad de que salga bien lo que se intenta hacer bien.

 

¿Crees que se puede ser feliz en forma permanente?

La felicidad es “permanente”. No por acostumbrarnos a ella desaparece.


miércoles, 19 de octubre de 2022

31.- LA DIANA





Una velada elevada al cubo


Desierto:
    Dunas suaves. Arena color cálido, dorado. Retirado, un oasis.
Cubo:
    De piedra. Macizo. 3 x 3 metros. Asentado en la arena.
Escalera:
    De piedra. Apoyada en el cubo. Sube a la plataforma superior del cubo.
Caballo:
    Blanco. Buena crin y cola. Esbelto. Merodeando entre el cubo y el desierto. A su aire. Pendiente de todo y retirado a la vez.
Tormenta:
    Fuerte. Lluvia. Descarga mucha cantidad en poco tiempo. Después despeja. Lo limpia todo. Se ve entre nubes y claros el sol. Arco iris.
Flores:
    Vegetación. Florecillas silvestres. Algún cactus.

(Paula  Barcelona 1924-2006)

¿A qué esperas?

Tenemos energía. El arco está tenso.

Ya puedes hacer diana en tu nombre.





lunes, 17 de octubre de 2022

30.- EL PERFUME





Una velada elevada al cubo

Desierto:
     Inmenso. Vista panorámica. Se ve el cielo. Gente caminando.
Cubo:
      De cristal. Piramidal. Estilizado. En el suelo.
Escalera:
      De madera. Dos lados. Sube a una terraza desde la que se ve el paisaje, el sol, los pájaros...
Caballo:
      Canela. Cerca de nosotros. Comiendo tranquilo. Suelto, sin ataduras. Bebe en un lago cristalino. Hay un árbol donde leo y contemplo.
Tormenta:
      Llueve. Despeja y huelo a tierra mojada. Queda un ambiente muy agradable. El caballo está muy a gusto con esta lluvia.
Flores:
      Un rosal al lado del cubo.







Subrayamos el cielo para poder sacarle todo el fruto a esta tierra que parece de cuento.
Cada uno querrá sólo lo suyo y así todos tendrán algo que dar.

Con cuatro palabras nos conquistó el destino:
"Déjame que te lea"

¡Y le dejamos!


sábado, 15 de octubre de 2022

29.- LA DECISIÓN





Una velada elevada al cubo


Desierto:
      Mucha arena. Un río que desemboca en el mar. Muchas dunas. Zona montañosa. Un cono de vegetación. Oasis. Mucho calor. Contraste, mucho contraste. Inmensidad.
Cubo: 
      De piedra. Está introducido en la arena. Cierta inclinación. "Espetado". Sólido. Bastante grande. Para verlo todo hay que rodearlo. En zona montañosa, árida.
Escalera: 
      De piedra. Muy ancha, más que el cubo. Como un bucle ascendente. Sube la ladera de una montaña. A un lado una pared de piedra. al otro el vacío.
Caballo:
      Blanco. Suelto, sin aparejo. En la zona del río, entre montañas. En una cavidad, una cueva. Tranquilo. Bien lucido.
Tormenta:
      Muy a lo lejos. En la línea del horizonte, al fondo. Una tormenta marina, una galerna. Aparato eléctrico. No afecta al desierto. Le añade aire, viento, frescura.
Flores: 
      Blancas entre los juntos. Pequeñas sobre la montaña, en la zona sombría. Azules muy abundantes





Eso no es un desierto, sino un completo paisaje que lo incluye.

     Hacía tanto tiempo que Hércules esperaba la manzana, que este mundo fue espetado sin contemplaciones en cuanto Atlas le acercó aquel dorado fruto. Desde entonces parece todo traslocado.
     Ahora es una pesadez recorrer este páramo y al momento las notas de un violín envuelven la aridez y la trasladan fuera, dejando el clima cálido, perfecto, para nacer de nuevo.
     Agobiados hoy por problemas (que lo son por mirarlos con lupa), podemos ser mañana tan ligeros como el color azul del pensamiento.
     Es este un corazón tan lleno de contrastes, que sólo un hábil narrador lograría no dejarse nada en el tintero.
¿Nos atrevemos?


***





jueves, 13 de octubre de 2022

28.- CERTEZA





Una velada elevada al cubo

Desierto:
Muchas dunas. Enorme. Sin límites. En medio un río con oasis y muchas palmeras. Viene alguien de lejos, desconocido. Inquieta.
Cubo
        Grande. De adobe. Como una casa pequeña. Hueco por dentro. En la parte de arriba un valle.
Escalera
        De adobe, pegada al cubo. Para subir a la azotea.
Caballo: 
        Árabe ¿color…? Al lado del cubo. Baja al valle. Es mío.
Tormenta:
        Cielo oscuro. Llueve mucho. Rápida. Deja un ambiente fresco y húmedo. Todo en calma.
Flores
        Hay una parra al lado del cubo. Da sombra, uvas y vino.


(Juan Jiménez)

Lo inquietante sería si aquel hombre se fuera, pero viene.

Pensamos que podría quedarse y se nos queda como un huésped de lujo.

Ofrecemos y añade su alimento.

Contagiará su calma y no sabremos estar sin llegar hasta arriba, hasta el fondo.

Allí no hay horizonte (engaño) sino líneas de espejo.

Podremos prescindir de lo seguro, sin miedo.

Tenemos la certeza y eso es tocar el cielo.






martes, 11 de octubre de 2022

27.- ¡QUÉ MÁS DA...!





Una velada elevada al cubo

Desierto:
      Extenso, luminoso.
Cubo:
      De colores. Maleable. Pequeño. Abarcable. Me lo encuentro.
Escalera:
      Para subir las dunas y llegar al otro lado. De fibra natural (vegetal) consistente.
Caballo:
      Negro. Veloz. Elegante. A distancia.
Tormenta:
      Estupenda. Truenos potentes, relámpagos luminosos. En la mejor compañía.
Flores:
      Un jardín que sorprende con lirios.




(Principio 2008 - Juan A. Jiménez)



Despiertas, se dormirá lo efímero y para compensar... no preguntamos.

Dormidas estamos más despiertas, porque el sueño ilumina "el otro lado" y nos vemos completas.

Espera, voy ahora.

Qué más da dónde estoy, si soy, y tú me quieres





domingo, 9 de octubre de 2022

26.- LA PARTIDA DE AJEDREZ









Una velada elevada al cubo

Desierto:
Arena con dunas
Cubo:  
       Metalizado. Acero inoxidable.  1m. arista. Primer plano. Apoyado en la arena.
Escalera:  
       De mano. Metálica. 2m. de altura. Pocos peldaños.  Encajada en el suelo. Vertical. Cerca del cubo.
Caballo:
       Blanco. Crines abundantes. Quieto, a cierta distancia. Segundo plano. Entre el horizonte y la escalera. Quieto. mirando hacia el primer plano.
Tormenta:
       De arena. A lo lejos, sobre el horizonte.
Flores:
       No hay


Qué extraña esta partida de ajedrez.

Nos habla de aquel rey que debía y no pudo pagar, por esa lógica de no saber contar.

Qué extraño recorrido el de un grano de trigo en un tablero.

Misterioso el destino que parece que habla y solo mira.

Y nos mira diciendo que hay que ganarle la partida al tiempo.



El tiempo objetivo, sucesión matemática de días y años, marcados por los movimientos de rotación y traslación de la Tierra, transcurre inexorable, indiferente a lo que hagan los humanos. No juega al ajedrez.

     El tiempo subjetivo, el de la experiencia individual, acomoda su paso al devenir de la conciencia, se estira y se encoge a la medida del yo y sus impulsos vitales. Jugar contra él es jugar contra sí mismo.

     El destino es como los dioses de Epicuro: no existen y, si existieran, no se ocuparían de los hombres. El destino no habla, ni siquiera mira.

     A no ser que el destino sea la habilidad del yo para llevar a cabo sus proyectos. En ese caso es uno mismo el que se mira y se dice que hay que ganarle la partida al tiempo, es decir, a sí mismo.

     Oír el silencio es oír la voz interior. Y esa voz interior, alertada por María, dice que uno mismo es el jugador, el rival, el tablero y la partida.

     ¿Tan extraña resulta?

                                                        

***

     No lo era, pero volvemos a encontrarnos en el punto de partida. Preguntar lo que estaba ya resuelto ("extraño es extranjero y no lo somos, diremos, pues, misterio") nos coloca de nuevo en la salida. Pero acepto que exista un camino mejor para ver totalmente ese paisaje que desde esa conclusión ("oír el silencio es oír...)  nos es tan conocido.





viernes, 7 de octubre de 2022

25.- ¡DÍME!





Una velada elevada al cubo


Desierto:
      Dunas altas, color naranja. Atardecer.

Cubo: 
      Pequeño, metacrilato. Flotando en el espacio. A la derecha.

Escalera:
      Metálica, grande, dos cuerpos en horquilla. Muy al fondo.

Caballo:
      En lo alto de la duna, andando, blanco. Yo voy montado en él.

Tormenta:
      Cerca. Bastante agua y rayos. Me mojo. No tengo miedo.

Flores
    Ni una.







Recorremos sus pasos para ver si alcanzamos la vida que se oculta.

Iremos a buscar la inocencia y ella nos quiere quietos.

Algo dice esa huella. Te leo:

“Hay que pisar la tierra para llegar al cielo”

Mi pequeña, ¡hacía tanto tiempo...!






***

miércoles, 5 de octubre de 2022

24.- MI MADRE





Una velada elevada al cubo

Desierto: 
      Llanura enorme. Llamas. Saharahuis con turbantes corriendo. Tienen sed y van a beber agua.
Cubo
      (1m x 1m) Madera blanca y está sobre un pilar, porque si no no se vería. Al comienzo del desierto, donde hay ruinas romanas y todo eso...
Escalera:  
      Al otro lado de la columna. Hay caballetes y muebles. La veo allí, blanca y de madera.
Caballo:
      Rojizo, tirando a marrón. Está parado con un caballista a tiempo de montarse. Hay gente por allí y está entre el cubo y la escalera.
Tormenta:
      Está todo en calma.
Flores:
      Hay un puesto de cosas antiguas, gente... hay muchas flores raras y silvestres.





     Tenemos sensación de estar siempre velando. El desierto y nosotras somos incompatibles. Garantizado el alimento por los siglos, en la maleta llevamos un oasis. Sabemos contarle a la tormenta un cuento para que no haga ruido y así no despertar a quien descansa. Sin duda, somos hospitalarias.
     Pero miremos más al fondo en esta "vela". Nos llama la atención que alguien nos llama (con tanta gente resultará difícil encontrarse). Le seguimos la pista a esa voz conocida que late y tararea sin que dé con el ritmo. (No "damos", no encontramos, porque miramos fuera).
     Dejemos que se acerque.
     Mas tarde o más temprano descubriremos ser nosotras quien pronunciamos:  ¡Julia!.
    
***

lunes, 3 de octubre de 2022

23.- EL TELÓN




Una velada elevada al cubo



Desierto:
      Grande. Arena fina.
Cubo:
      Pequeño entre las dunas. Material fino pero muy resistente.
Escalera:
      De madera. Alta, de dos cuerpos. Cerquita del cubo.
Caballo:
      Pura sangre. Negro. Fibroso. Trota hacia el cubo y la escalera.
Tormenta:
      Eléctrica. Mucho ruido. Se acerca en dirección opuesta al caballo, al cubo i la escalera. Al caballo le preocupa porque quiere llegar al cubo antes que ella.
Flores:  
             Muchas flores de todas clases y perfumes, rodeando todo el escenario.






     Si tuviésemos que elegir entre Mozart y Beetoven, nos identificaríamos con éste último.
     El avance es más lento porque vamos incorporando todo lo que es nuestro. En ese equilibrio está nuestra seguridad.
     Todavía queda mucho ensayo y solucionar algunos problemas con los que contamos, pero al final, nos espera la sorpresa de que no hay final.
     Los aplausos de nuestra niña interior no permiten que abandonemos la escena y obligadas por ese entusiasmo tenemos, de nuevo, que volver a interpretarnos.
                            Erase una vez un desierto...


***




sábado, 1 de octubre de 2022

22.- LA LUNA






Una velada elevada al cubo

Desierto:
      Muchas dunas. Atardecer. Sol naranja. Arena amarilla, fina. Chimeneas de hadas.
Cubo:
     Grande. Azul metalizado. Aristas redondeadas. Apoyado sobre un vértice, encima de una de esas chimeneas.
Escalera:
      Mármol. Alta. Apoyada en una duna para elevarme del suelo.
Caballo:
   Negro brillante. Con una mancha blanca frontal, alargada. Crines sedosas. Está al final de la escalera.
Tormenta:
     Cielo negro. Mucho aire. Relámpagos y truenos. Granizo. Agua. Ocurre al fondo, a la derecha.
Flores:
     No hay flores, no pintan nada.
     Un anciano indio mira el sol. Está ahí.



Una voz nos dijo una vez: "Estás tan guapa que todos los chicos querrán besarte". Y era cierto.

Semejante afirmación hizo palidecer de celos a la luna, (palidecer digo, pues rompió en miles de hilos luminosos la caricia dorada que la cubría).

Una vez repuesta de su rabieta, quiso descubrir quién era su rival y para ello envió al mejor de sus caballeros. Como era el mejor llegó primero y despertó a la bella durmiente.

Desde entonces, ¡qué lejanos están los problemas cotidianos! ¡Qué naturaleza tan distinta tiene esta alegría que nos hace vivir un cuento de hadas! ¡Qué siembra de luz provocó en nosotras lo relatado por esa misteriosa voz cuya música nos es imposible reproducir a quien no entiende nuestro idioma!

Ahora somos. Por eso sabemos que la vida no es un cuento, sino una hermosa realidad.

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