sábado, 28 de febrero de 2015

CONVERSACIONES CON AURORA


Febrero 2004
Me enseñaba un paisaje.
Aurora proyectaba su interior.




AURORA

¡Mira qué belleza!
Miro,
y veo que quien mira
también tiene algo que ver
en lo que ve.

*

miércoles, 25 de febrero de 2015

MI MANO


A Eugenio



MI MANO

Miro de reojo mi mano.
Algo hizo que llamó tu atención.
Dejaste de mirarme a mi para mirarla a ella
y, además, darle un beso.

Interrumpí el discurso,
no porque no pudiera seguir sin el apoyo que los gestos suponen.
Callé por no encontrar tus ojos.

La miro preguntando qué hizo,
de qué elegancia hablaba capaz de interesarte tanto
y no sabe expresarlo.

La entiendo.
Le pasa lo que a mí si falta tu mirada.




***

lunes, 23 de febrero de 2015

jueves, 19 de febrero de 2015

LEYENDO A JORGE WAGENSBERG




Breve historia universal de la materia por Jorge Wagensberg




Una partícula fundamental, como un electrón, no tiene partes constituyentes que puedan deambular libres por el espacio. Raramente sobrepasan el yoctogramo, es decir, la cuatrimillonésima parte de un gramo. Sea el suyo entonces el nivel uno de la materia. Él, el electrón, sí puede ser libre. O no.

Porque es bien posible que se asocie con otras partículas para formar otra individualidad, un átomo, como el de hidrógeno, que no supera los mil yoctogramos y representa el nivel dos de la materia, el cual puede, a su vez, divagar libre por el cosmos. O no.

Porque un átomo bien puede combinarse con otros para crear otra entidad, la molécula, el nivel tres de la materia. Una molécula puede ser muy ligera, como la del agua, o alcanzar el picogramo, la billonésima de gramo, como DNA. Ambas pueden circular más o menos libres y mansas por el océano. O no.

Porque pueden verse involucradas en un complejo con otras moléculas y dar lugar a otra individualidad, la célula. Suele llegar al microgramo e ilustra el celebrado nivel cuatro de la materia. Puede nadar a su aire en busca de luz o alimento. O no.

Porque puede negociar con otras como ella y constituir una entidad del nivel cinco, el organismo, que puede vagar por ahí, tirando de una masa entre el microgramo y decenas de toneladas, como un gusano o un cetáceo. O no.

Porque también puede reunirse con otros organismos de su mismo nivel para dar lugar a otra individualidad, la sociedad familiar de una sola madre, el nivel seis de la materia. Así es como las hormigas dan sentido a la colonia. Puede que todo quede ahí. O no.

Porque algunas familias pueden agruparse en una sociedad multifamiliar, como una manada de ñus. Estas entidades son ya propias del nivel siete de la materia y raramente se organizan para crear algo que merezca ser registrado como del nivel ocho. Es muy raro, pero ocurre. Es la sociedad de sociedades multifamiliares con soberanía sobre sí misma, como la polis griega, como un estado, una individualidad que puede llegar al millón de toneladas... Y ya no hay más. Ni más de ocho ni menos de uno.

Desde hace más de 10.000 millones de años hasta hace 3800 millones solo existieron los tres primeros niveles. Es la materia inerte.

Una ínfima parte de ésta se inició entonces en el empeño de intercambiar materia, energía e información con un resultado notable: mantener un grado mínimo de independencia respecto del entorno. Es la materia viva, limitada, durante los 3000 millones de años siguientes, al nivel cuatro.

Hace quizá mil millones de años que aparecieron las primeras individualidades del nivel cinco, pero el incremento del grado de independencia necesario para el próximo gran salto no se consigue hasta hace unos 100 millones de año, cuando ciertos individuos-cinco logran algo sobresaliente: tomar decisiones, buscar un plan B cuando el previsto plan A fracasa. Es la materia inteligente.

Y no es hasta bien avanzado el nivel siete y el amanecer del ocho cuando, hace menos de cien mil años, una minúscula parte de la materia inteligente accede al conocimiento. Es la materia civilizada, una materia capaz de volverse hacia su historia para preguntar por la materia inerte, por la materia viva, por la materia inteligente, por sí misma y por su sentido en el devenir del universo.

Y ahora un Gedanken Experiment. Rebobinemos mentalmente la edad del tiempo y dejemos que la historia universal de la materia se desenrosque de nuevo. Puede que, como machaca Stephen Jay Gould, el progreso sea un concepto irrelevante. O no.



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viernes, 6 de febrero de 2015

EL PÁJARO BURLÓN







Durante algunos días, leía cada noche un libro ("El pájaro burlón")
que me prestaste.
Ya te lo devolví... no su añoranza.
Y me gustó.

Me entusiasmó
que supieras de mí que iba a gustarme.

(Es una historia, dijiste, intranscendente,
pero llena de vitalidad, de buena gente.)






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martes, 3 de febrero de 2015

CANTABRIA


Os recomiendo un paseo por estas páginas.
Ediciones Valnera, S.L.




Mirando a través de la Cantabria de Gustavo Cotera.
En Diciembre de1993 escribí:














Ijana es un hada pequeña, joven y hermosa. Quien tiene la suerte de acariciar su nariz verá inmediatamente satisfecho un deseo. Pero este bien, lleva aparejada siempre una incomodidad futura.
A nadie engaña, pues en su naturaleza está todo anunciado. Ijana lleva un pecho "echado" a la espalda, o sea, amamantando el futuro con el presente. "La abundancia de hoy a costa de la estrechez del mañana".

Anjana es diferente. Su nariz, puente de un jánico rostro, es una referencia para hallar la fortuna de sus ojos. Puede mostrarse, como una belleza perfecta, ciertamente peligrosa por su apariencia de juventud o con un aspecto anciano, maduro, en el que la perfección formal se oculta dando paso a la bondad, corazón de todo misterio.
En esta paradoja sentimos la necesidad de socorrernos y ella ayudará pidiendo un poco de pan a nuestra inquietud. Desprendimiento que completa el feliz conjuro para que en nosotros se resuelva el misterio.
Sólo entonces vemos realmente quién es.

Sabremos qué dimos y qué recibimos: recibimos conciencia y somos buenos.