Me atrapó tu libro. Su lectura fue una permanente discusión y fui tomando notas en las que te decía en qué y por qué no estaba de acuerdo con el desarrollo de la historia. Haré una síntesis.
Para mi gusto, ese cóctel de imaginación y fantasía no combina bien.
Me alegro de que los protagonistas “sean” y que Gaia se haya portado con ellos como una reina. Yo no he podido dejar de pensar en los muertos olvidados durante toda la historia, con la condena severísima de haber sido (la mayoría) los causantes de ese desastre planetario. Me ha parecido Gaia una madrastra y no una madre con esa reprimenda.
Prefiero mirar desde ese lugar que a todos nos une y en el que nadie tiene que dejar de ser como es para que la naturaleza “sea”.
Nuestra historia, la de todos, ya está escrita, pero “alguien”, esa conciencia, nos pide, una y otra vez, que se la volvamos a contar a nuestra manera y ríe con nuestros balbuceos.
El final nos descubre el misterio de que no hay final y se nos desvela a todos. Todos y cada uno, tenemos que ser como somos hasta el último minuto. En ese espacio de encuentro, al final, se levantará el telón que nos divide en personajes y contemplaremos el sentido de esta vida que parecía no tenerlo.
Aplaudiremos emocionados, pidiendo que se repita.
Como yo, que también te pido otro libro, otra historia, en la que viajar por el imaginativo corazón de Nieve Andrea, aunque no esté de acuerdo en alguna de sus fantasiosas propuestas.
Gracias por ser como eres.
Para mi gusto, ese cóctel de imaginación y fantasía no combina bien.
Me alegro de que los protagonistas “sean” y que Gaia se haya portado con ellos como una reina. Yo no he podido dejar de pensar en los muertos olvidados durante toda la historia, con la condena severísima de haber sido (la mayoría) los causantes de ese desastre planetario. Me ha parecido Gaia una madrastra y no una madre con esa reprimenda.
Prefiero mirar desde ese lugar que a todos nos une y en el que nadie tiene que dejar de ser como es para que la naturaleza “sea”.
Nuestra historia, la de todos, ya está escrita, pero “alguien”, esa conciencia, nos pide, una y otra vez, que se la volvamos a contar a nuestra manera y ríe con nuestros balbuceos.
El final nos descubre el misterio de que no hay final y se nos desvela a todos. Todos y cada uno, tenemos que ser como somos hasta el último minuto. En ese espacio de encuentro, al final, se levantará el telón que nos divide en personajes y contemplaremos el sentido de esta vida que parecía no tenerlo.
Aplaudiremos emocionados, pidiendo que se repita.
Como yo, que también te pido otro libro, otra historia, en la que viajar por el imaginativo corazón de Nieve Andrea, aunque no esté de acuerdo en alguna de sus fantasiosas propuestas.
Gracias por ser como eres.