Es al revés. El amor cierra ese túnel hacia la hipocresía.
Curiosamente caminamos hacia atrás. Ese es uno de los misterios de esta vida. “Lo que no es no puede ser y además es imposible” dice un refrán popular.
Las matemáticas lo reafirman. En el cuatro está incluido el tres y sin embargo para el tres el cuatro no existe, no tiene espacio donde alojarlo.
Es natural y por ello bueno.
La hipocresía puede tener un matiz ingenuo que simplemente demuestra una incapacidad para ver un aspecto que le supera. Perjudica cuando quiere sustituir una vivencia más sólida, pues dejaría a ese “uno” (4-3) huérfano.
Todo aspecto negativo se rinde en algún momento. Deja de serlo porque el vencedor le acoge sin humillar en ese nuevo espacio.
Hay que dejar los reproches en el limbo (creo que el limbo no existe, por lo que desaparecerían inmediatamente después de dejarlos allí. De otra manera quedarían los dos vencidos.
Hay que dejar los reproches en el limbo (creo que el limbo no existe, por lo que desaparecerían inmediatamente después de dejarlos allí. De otra manera quedarían los dos vencidos.
Un abrazo, David.
María