Me emocionan las declaraciones de la mayoría de todos los políticos sobre Alfredo Pérez-Rubalcaba.
Si fuésemos capaces de actuar con esa capacidad de diálogo que están echando en falta, seríamos el país que nos merecemos todos.
Ánimo. Hagamos sonreír a nuestro querido ALFREDO.
Lo escribí en septiembre de 2011
Yo sí creo que Rubalcaba es
actualmente el mejor político para ponerse al frente de este difícil trayecto.
Su bondad es que se le entiende y se le entiende porque comparte la información
que tiene.
Podría decirse que es un
emprendedor, es decir, “que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones
que son difíciles o entrañan algún riesgo”.
Está demostrando capacidad para
dialogar con los ciudadanos, voten a quien voten, sin caer en la trampa de
reñir con aquellos que plantean otras soluciones o insultan porque no las
tienen.
Creo además que es un demócrata y
por ello sabe que el poder en él depositado como político, es propiedad de la
sociedad. Que si se presenta para liderar un proyecto es porque entiende que la
mayoría de los ciudadanos quieren recorrer ese trayecto y por ello su hoja de
ruta no está escrita en clave personal sino social.
Esta diferencia es fundamental a
la hora de indignarse.
Apoyo el movimiento provocado por
Stéphane Hessel, pero me distancio de aquellos que proyectan un atajo para
conseguir en la sociedad lo que les correspondería hacer personalmente.
Tenemos las leyes como punto de
referencia para no dar pasos atrás en las conquistas sociales, pero no limitan
la solidaridad de aquellos que consideran que la sociedad debería ser más
solidaria todavía.
Es fácil. Nadie nos puede impedir
que personalmente nos comportemos a la altura de lo que pensamos. Para asumir
esa responsabilidad no se necesita compañía y si actuamos así quitamos “mando”
a quien nos quita el poder de actuar ofreciéndonos atajos.
Le propondría a Rubalcaba que
sembrara autoestima:
“No hay que hacer lo que se
quiere, sino querer lo que se hace”.
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