Zaragoza nos despidió
compartiendo con nosotras la interrogante de un viaje inesperado.
Aprovechamos los
"pasillos" del tiempo entre vuelos para ver a la familia, y conocer
algún aeropuerto, "aeroparque", como dirían ellos.
Pasadas 26 horas desde que
salimos de casa, la entrada en Buenos Aires no pudo ser mejor. Silvia nos
recibió con la hospitalidad del propio nombre, preludio de una acogida
intemporal.
Desde su coche los primeros
contrastes. Atravesamos un barrio lleno de sueños pendientes y alguna
pesadilla, pero el final del camino, como la misma vida, terminaba en el
paraíso. Una casa (que sería la nuestra durante esos días) rodeada de
naturaleza verde, árboles, jardines, pájaros y algún habitante más que luego
nos visitaría., modificó la primera impresión de inquietud. Pero quedarle solas
en un espacio tan abierto nos preocupaba un poco.
Silvia nos dejó instalándonos,
pero poco duró este abandono, menos que la cortina entre dos tangos. Enseguida
volvió acompañada. Este intervalo parecía hecho a propósito para subrayar la
llegada de Juan, el alma de una casa que hasta entonces había estado vacía.
Juan nos guardaría día y noche, añadiendo a su seguridad un ritmo en nuestro
descontrol horario. El café del desayuno y el de regreso (no importaba la hora
que marcase el reloj) mantenía el latido cotidiano que tiene el hogar.
El recibimiento lo enriqueció
Teresa con unas exquisitas empanadas que renovaron nuestras energías y cuya
receta no llegamos a conocer.
¡Qué decir de Zaida!, la pequeña
hija de Silvia. Tan pocos años para tanta madurez.
Nos volvieron a dejaron solas un
ratito. Digo bien solas, la soledad precisa un paisaje especial y estaba
perfectamente protegida nuestra intimidad por ese excelente guardián que
compartió nuestro viaje.
El Club de Leones y el Rotary
Club tuvieron la cálida idea de invitarnos a una reunión de "familia"
y a la cena posterior cocinada por las "chicas". Una placa
conmemorativa deja constancia de su amabilidad con nosotras, además de un "corazoncito"
(un símbolo del Club) que nos hizo latir
con ellos.
Terminado el encuentro fuimos a
perdernos por Buenos Aires. Exactamente perdernos. A pesar de que no bailamos
esa noche, fueron tres horas de paseo con encanto: San Telmo, Piedras,
Corrientes, La Ideal-no vista, Casa Rosada… Café Tortoni-no visto...
El regreso a casa. La sorpresa de
volver escoltadas por una patrulla de la policía nos hizo comprobar que las
advertencias de prevención "exageradas" en su momento, se quedaban
chicas comparadas con la inseguridad equivalente a la protección recibida.
Silvia tenía compromisos al día
siguiente. Decidimos hacer el viaje solas. Remis, tren, autobús, en total dos
horas y media para recorrer los 35 kms que nos separaba de Buenos Aires. Flora
nos esperaba en su casa para comer. Después nos llevaría a la milonga Sin
Rumbo, un lugar amplio donde bailamos los primeros tangos con acento (aunque
hay quien pronuncia muy bien en Zaragoza, Córdoba, Granada, Madrid...)
Llegamos a “Sin rumbo” con un claro objetivo ¡¡¡bailar!!! Allí no es lo mismo que aquí. No está bien visto que las chicas tomen la iniciativa. Es todo un ritual al que hay que acostumbrarse. La mujer pasea su mirada y el caballero sustituye la palabra por una combinación gestual que casi siempre incluye un levantamiento de cejas. Este “izamiento” puede quedar en sorpresa porque la mujer pase de largo ignorando su puesta en escena o, consiga un balanceo de cabeza que termine con los dos en la pista.
Carta de Juan, nuestro guardaespaldas. La leímos en el avión y se nos cayó agua encima. Por eso los borrones.
Boletín de información Tanguera de
periodicidad imprevisible.
Número 2. JULIO-AGOSTO-2001
LetraMaleva@euskalnet.net
Entrevista:
María
Bernad
María Bernad reside en Zaragoza. Recientemente
pudimos estar con ella en el V Encuentro de Aficionados al Tango, en San
Sebastián. Charlamos, bailamos... y nos quedamos encargados de tratar de dar a
conocer su obra en estas tierras. En ello estamos.
LM: María... tanguera.... y "escribidora"
de poemas... ¿Como llegas al tango?
MB: Siempre estuve cerca del tango, pero llego a él
cuando empiezo a bailar.
LM: Y a la poesía?
MB: La poesía es la música de la filosofía. Las
ideas toman cuerpo en ese perfume que llega, a todos los rincones del ser
humano.
LM: Unes tango y poesía en tu libro. Hablanos
de "El tango con Darío".
MB: La estructura en la que se mueve la danza del
tango es tan compleja como la vida misma, un idioma universal que me ha
impresionado profundamente. Es el idioma que más se acerca al lenguaje por
excelencia que es la palabra.
LM: Que supuso el premio alcanzado en Buenos Aires
para ti y tu libro?
MB: Todo lo que rodeó aquel entrañable viaje a Buenos Aires forma parte ya de la biografía del libro. El premio habla bien de quienes organizan estos encuentros que rompen distancias ficticias. En este caso la Casa de las Letras de José C. Paz, con su Directora Silvia Arzac al frente.
Mi mayor orgullo ha sido escribirlo. Nada podrá
compararse ya con la alegría que acompañó su nacimiento.
LM: Cuéntanos un poco la auto.edición del libro.
MB: Intenté la publicación
de "El tango con Darío" con editoriales de prestigio y alguna local.
No pudo ser, principalmente, por el aspecto económico. No era rentable. Tomé
entonces la iniciativa y estoy encantada con la experiencia. Tiene el inconveniente de la difusión y la
ventaja de estar fuera de todo lo que no sea el interés de compartir el libro.
LM: Nos recitarías algún poema de tu libro??
MB: En general, no me gusta la poesía leída por
otros y me da pudor hacerlo yo, pero tengo un amigo Justo Erdociain, que dice
el poema y deja el espacio para que tu emoción diga también. Con él hay un
proyecto de grabar un recitado. (Ya tengo un adelanto precioso)
La responsabilidad de elegir tres poemas te la paso
a ti. Para mi son todos iguales pues
todos pertenecen a la unidad del libro.
LM: Entonces... vamos:
Las manos
Mi mano enlaza la tuya. La
otra nos acerca.
Me tomas
Rompiendo la frontera
La mirada descubre el nuevo
centro.
Ya todo gira entorno
nuestro.
El paso básico
Tú y yo,
Somos uno y el silencio.
Ya no hay más.
Pero si ese silencio,
celoso,
Quiere hablar de si mismo,
Vamos al dos y al tres con
él,
Cuatro, cinco, seis,
siete...
Hasta llegar al ocho,
Sin encontrar salida al
laberinto.
Su rescate te cuento.
El boleo
Vamos, de donde vinimos.
Como si fuera un junco me
cimbreas
Para ver si me rompo.
Mi pie, ahora veleta,
Indica la dirección que
tomaremos.
Pero las dudas sobran,
Pues siempre vamos donde los
dos
Queremos.
LM: Quien es, según tu criterio, el mejor
poeta del tango, el que mas te gusta?
MB: Me gusta cómo está hecha esta pregunta. Mi
compañero siempre distingue entre opinión y criterio.
No sé si hay "poetas del tango". ¿Rilke?
¿Machado? ¿Miguel Hernández? ¿Holderling? ¿Tagore? ¿Juanramón? Poesía sólo se
puede escribir desde esa lucidez. Lo demás queda en la oscuridad que divide
opiniones.
LM: Bailar tango es escribir poesía con los pies??
MB: Bailar es leer el pentagrama de la tierra.
Bailar tango, hablar con tu lado oculto, leer en el otro.
LM: Escribir poesía es bailar internamente arropado
por el bandoneón de nuestra propia alma??
MB: Quítale las interrogaciones y sé un poco más
atrevido. Sustituye la palabra "arropado" por "seducido".
Cada tango es una entrega total.
LM: Tu figura, tu paso, preferido al bailar un
tango??
MB: Caminar me parece lo más difícil en el tango.
Cuando los pasos, el vocabulario, desaparece y escuchamos el silencio. En ese
espacio caminamos por nuestro interior.
LM: Unas palabras semi-finales??
MB: En el tango todo es importante. También el
espectador. La exhibición que el tanguero realiza al bailar en público, nada
tiene que ver con el exhibicionismo. No sería tango. Es un juego, una inteligencia
entre el espacio creado por quien contempla y el baile contemplado que dará
sentido a ese espacio.
En un primer momento, el espectador primerizo solo
ve una parte de lo que ocurre en ese baile. Descubre luego que lo que ve no
corresponde a la realidad de lo que ocurre, pues no reconoce el origen de la
emoción que embarga al bailarín. Esto dura poco, pues esa emoción le acaba
emocionando.
Parejas y espectadores ya son inseparables. El tango rompe, una vez más, cualquier línea
que limite el horizonte.
LM: Y el punto final??
MB: Cada tango es único, irrepetible, como cada uno
de nosotros.
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