Enero 2003
¿Por qué nos enfadamos?
Enfadarse es infantil
No ver es estar ciego.
Ciegos nos "vemos" desvalidos y protestamos por ese abandono
Pedimos una luz y mil caras responden con gesto de sorpresa: ¿A quién te diriges?
Nos vemos sorprendidos, porque si lo supiéramos ya seríamos lúcidos. Ordenaríamos el mosaico de espacios que es la vida y tendríamos respuestas en lugar de este jeroglífico.
Desenfadémonos.
A primera vista es simple y como para el esfuerzo de mirar dos veces no estamos preparados, se nos complica todo.
No importa. El tiempo es generoso.
Solo reconociendo que "el otro" está sujeto a lo inevitable, tendremos el valor de mirarnos nosotros. Nos veremos "derechos" porque aquellos "renglones torcidos" estaban esperando nuestro impulso.
Esa caricia de la conciencia levantará la mano del destino.
Esa caricia de la conciencia levantará la mano del destino.
Al dueño de ese dedo habrá que darle un beso por jugar con nosotros a ser de nuevo niños.
¡Qué sencillo!
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