Un granizado de limón me apetece y lo pido. Hace mucho calor y es una buena idea.
Me sirven un auténtico granizado. Un batallón de trocitos de hielo que en su interior llevan ese limón que hará retroceder esta temperatura insoportable.
Me encuentro con un problema.
El líquido tengo que absorberlo con un cilindro mayor de lo normal, con lo cual los hielos entran y se interpone entre el líquido y mi sed.
Rápidamente se me ocurre usar como tapón el primero de los hielos que suben velozmente en fila y con ello doy preferencia a ese líquido depositado al final del vaso y que gracias a esa forma de tomarlo puede llegar a su destino.
Es igual que en política. Dadme
un punto de apoyo y moveré el mundo, dijo Arquímedes. Cuanto más cerca del
problema esté el punto de apoyo, más fuerza tendremos para solucionarlo.
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