Ventanas y escaleras como símbolos vitales.
Acompañada, bajaba por una escalera de caracol. Llegaba a un piso en el que había un cementerio (nada lúgubre) y desde allí continuaba sola el descenso.
Al final del recorrido una puerta se abría, salía por ella y entraba en un paisaje natural inmenso, abierto. Una orquesta comenzaba a tocar dirigida por el director que esperaba mi llegada.
Imagínate la felicidad que me produjo este sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario