("Soledad" - Juan Jiménez 2008)
La fascinación es una
incontrolable identificación con el otro. Una pérdida de la identidad. Un paisaje peligroso.
Querer, sin embargo, lleva incorporado el término aceptar. Nos reconocemos en ese espejo y esa conciencia proyecta un fecundo sentimiento,
el amor.
La amistad acepta recibir, sin preguntar, inocentemente, esa
limosna amorosa, clave para que todo tenga sentido.
Apolo y Dionisos juegan siempre esa partida en el corazón de
los enamorados.
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