Dice Pierre de Coubertein: “Lo esencial de la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo”.
Hay ciclos en los que vivimos como locos. Queremos ser ricos, guapos, jóvenes, famosos… y en esa marabunta nos perdemos a nosotros mismos.
El doping del dinero es un trampantojo con el que nos dejamos engañar por no tener la madurez suficiente con la que valorar nuestros actos.
Esta crisis que nos duele porque ha pellizcado en carne propia, no es más que el contagio de la injusticia en la que están sumidos millones de seres humanos sin voz para quejarse.
Sería magnífico vivir en una sociedad madura.
La esencia del deporte es “que gane el mejor”. Cuando gana el que más cualidades tiene nos representa a todos.
Con el Campeón todos ganamos, porque hemos conseguido lo que pretendíamos, encontrar al mejor para saber hasta donde puede llegar el ser humano sin perder su centro de equilibrio. O dicho de otra manera, hasta donde podemos llegar sin dejar de ser humanos.
En distintos momentos he escuchado lo que Javier Aguirre dice al final de los partidos:
“Los dos jugamos bien. Ganamos, pero el empate hubiera sido lo más justo”
…. los jugadores “están dentro de su realidad”.
"Ni los árbitros ni la suerte entrenan conmigo de lunes a sábado. Hemos merecido tener los puntos que tenemos".
Actitudes como la suya, sencillamente sanas, ofrecen un terreno de juego en el que la vida y el deporte se hermanan.
Yo quiero pertenecer a esa familia.
Hay ciclos en los que vivimos como locos. Queremos ser ricos, guapos, jóvenes, famosos… y en esa marabunta nos perdemos a nosotros mismos.
El doping del dinero es un trampantojo con el que nos dejamos engañar por no tener la madurez suficiente con la que valorar nuestros actos.
Esta crisis que nos duele porque ha pellizcado en carne propia, no es más que el contagio de la injusticia en la que están sumidos millones de seres humanos sin voz para quejarse.
Sería magnífico vivir en una sociedad madura.
La esencia del deporte es “que gane el mejor”. Cuando gana el que más cualidades tiene nos representa a todos.
Con el Campeón todos ganamos, porque hemos conseguido lo que pretendíamos, encontrar al mejor para saber hasta donde puede llegar el ser humano sin perder su centro de equilibrio. O dicho de otra manera, hasta donde podemos llegar sin dejar de ser humanos.
En distintos momentos he escuchado lo que Javier Aguirre dice al final de los partidos:
“Los dos jugamos bien. Ganamos, pero el empate hubiera sido lo más justo”
…. los jugadores “están dentro de su realidad”.
"Ni los árbitros ni la suerte entrenan conmigo de lunes a sábado. Hemos merecido tener los puntos que tenemos".
Actitudes como la suya, sencillamente sanas, ofrecen un terreno de juego en el que la vida y el deporte se hermanan.
Yo quiero pertenecer a esa familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario