La vida es un examen continuo. La nota nos la damos nosotros si respondemos exactamente a la pregunta que se nos hace.
Recuerdo cuando estaba estudiando cuarto de bachiller y me suspendieron en junio. Las matemáticas "no las entendía" y así me iba. En verano coincidió que donde pasábamos las vacaciones (Zariquiegui) vivía una maestra que se ofreció a darme clases particulares.
Me enseñó a enfrentarme con ellas (las matemáticas). Tenía que comprender qué problema se me estaba planteando. Cual era la cuestión a resolver. Parece que no tiene importancia, pero gracias a ese cambio de concepto aprobé en septiembre.
Nos ocurre muchas veces que no sabemos muy bien cómo actuar porque no entendemos qué pasa y se entiende por eso que no sepamos qué hacer.
La actitud responsable diciendo: "aquí estoy, aunque todavía no sepa quien soy" es la clave para que llegue a la cita esa solución que lo es por incluirnos a todos. Si entendemos que todos somos uno, el problema está resuelto.
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