Desierto:
Grande.
Arena fina.
Cubo:
Cubo:
Pequeño
entre las dunas. Material fino pero muy resistente.
Escalera:
Escalera:
De madera.
Alta, de dos cuerpos. Cerquita del cubo.
Caballo:
Caballo:
Pura
sangre. Negro. Fibroso. Trota hacia el cubo y la escalera.
Tormenta:
Tormenta:
Eléctrica.
Mucho ruido. Se acerca en dirección opuesta al caballo, al cubo i la escalera.
Al caballo le preocupa porque quiere llegar al cubo antes que ella.
Flores:
Flores:
Muchas flores de todas clases y perfumes, rodeando todo el
escenario.
Si tuviésemos que elegir entre Mozart y
Beethoven, nos identificaríamos con éste último.
El avance es más lento porque vamos
incorporando todo lo que es nuestro. En ese equilibrio está nuestra seguridad.
Todavía queda mucho ensayo y solucionar
algunos problemas con los que contamos, pero al final, nos espera la
sorpresa de que no hay final.
Los aplausos de nuestra niña interior no
permiten que abandonemos la escena y obligadas por ese entusiasmo tenemos, de
nuevo, que volver a interpretarnos.
Erase una vez un
desierto...
***
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