En el colegio (católico) me enseñaron que la fe es
una gracia divina otorgada a quien dios quiere. Y yo deduje que el único
culpable de la falta de fe era dios.
Entre otras actitudes vitales me descubrí partidaria
de la no penalización del aborto y un conocido padre de la iglesia me llamó
asesina.
Ese mismo día, un hombre de fe, según la iglesia, recibía su diaria
comunión bajo un conocido palio. Y yo deduje que, para ser consecuentes, a este
hombre, Pinochet, deberían haberle excomulgado.
Estaba realmente confundida. Pero mi compañero, que
es un cielo, me regaló su conciencia. "Dios no es una cuestión de
creencia, sino de vivencia"
Y esto es lo que quise compartir con todas
las personas de buena voluntad en el año 1998.
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