Desierto:
·
Inmenso. Arena dorada (sepia)
Cubo:
·
Tamaño persona. Esquinas redondeadas. Piedra. A la derecha.
Escalera:
·
Piedra. Cuatro
lados.
Pirámide truncada. Contiene al cubo.
Caballo:
·
Blanco. Largas crines. Fuerte. Nervio. Movimiento. Lo recorre todo.
Tormenta:
·
Viento huracanado. Tormenta terrible. Soledad. Protección junto al cubo. Al caballo le
gusta.
Flores:
·
Se convierte en un vergel después de la tormenta,
árboles, caminos…
*
El principal elemento, la
mítica escalera, nos sitúa en el corazón de la idea. Toda la humanidad
participa en esta imagen. Cuatro niveles por los que podemos acceder a nuestro
yo, que descansa en la superficie ofrecida por esta peculiar figura. El cubo apoya
su base en el final del ciclo completando la unión en retorno. Sus cantos
rodados vuelven a mostrarnos la comunión universal, el huevo cósmico, el
arquetipo. Todo lo demás (no hay más) es desierto, la huella dorada abandonada
por la divinidad a su paso.
Ahora bien, escuchando lo que cuenta el resto del paisaje "cúbico" me encuentro con una historia humana, demasiado humana: "Mis frutos están maduros, pero yo no estoy maduro para mis frutos".
Por qué se enfada la
naturaleza? (Esa terrible tormenta que lo revuelve todo)
¿Por qué no conseguiría
atraer toda mi atención ese tesoro hermafrodítico y en su lugar me distrae el
eco de un sentimiento personal? (La soledad es el espacio imprescindible que
contiene al cubo y la escalera, que, como la elegancia, no debería hacerse notar)
¿Por qué me
"protege" el cubo, cuando este logro es consecuencia de haberse
ofrecido el hombre sin red al destino? (La protección es un aspecto materno que
no puede prescindir del padre terrible)
Esta es la historia del hombre, que le lleva hacia su abismo: el horizonte infinito.
Pero siempre hay un punto de retorno.
En este vergel nacido después de la tormenta tendremos la oportunidad de compartir, tan sólo por un minuto (ilusión del tiempo), la ternura humana. En esta página exclusiva disfrutaremos del auténtico héroe y "empáticamente" de nuestro mejor yo. Darío y Don Juan, tienen la clave: "acuérdate, también, de mí".
Pero es él, Darío, quien
tiene que relatarnos esta travesía. Los amigos estamos aquí, en la puerta,
esperando.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario