(Fotografía: Manuel Muñoz)
Querido amigo.
Yo he creído siempre que tenía
una visión progresista de la vida. Que la cuestión homosexual la veía
correctamente cuando opinaba: “Es un defecto, pero no debe estar penalizado
socialmente”.
Querido amigo:
Hay un juego de niños en el que
se procura avanzar mientras quien lo dirige está de espaldas. Quedarse inmóvil
cuando éste se da la vuelta supone ganar o perder el avance conseguido. Llegar
sin que el movimiento llame la atención es la clave.
Querido amigo:
Esa niña que llevo dentro ha
movido sus ideas sin que yo fuera consciente del avance. Lo descubro ahora,
cuando tu padre comparte con nosotros, sus amigos, tu confesión sobre quien te
atrae en tu intimidad.
Me sorprendió no sorprenderme, no
porque ya lo supiera (no tenía ni idea), sino porque recibí la noticia de forma
equivalente a si me hubiera dicho que en realidad no eras moreno, sino rubio.
Que te has teñido todo este tiempo.
¿Qué es ser homosexual? ¿Que le
atraen a uno los de su mismo sexo?
¿Qué consecuencias tiene esa preferencia?
¿Que no se pueden concebir hijos?
¿Un hombre o una mujer
consagrados a dios, pueden concebir un hijo? ¿están mal vistos por eso? ¿es un
defecto esa elección?
¿Psicológicamente, qué significa
ser padres? Yo diría que reconocernos y querernos como somos. Ser padres de
nosotros mismos para no perder el niño que llevamos dentro.
Da lo mismo con quien te acuestes
si te levantas bondadosamente todos los días. Si eres coherente con tus ideas.
Si en tus hechos puedes reconocer lo que piensas que deben hacer los demás.
El ritmo social es mucho más
lento que el de cada uno de los socios que forman esa sociedad, porque cada uno
tenemos nuestro tiempo para madurar. Por eso, muchas veces, las pautas sociales
son un poco “cuento” en el mejor sentido de la palabra. Los cuentos para los
niños son realidades disfrazadas para que se puedan asimilar correctamente, lo
cual no quiere decir que quien ya está maduro para quitar los disfraces, lo
haga y pueda asumir sus responsabilidades en primera persona.
Querido amigo:
Da igual que seas gay, cura o
soltero por convicción. Lo importante es que seas consecuente con tu grado de
madurez, que te sientas bueno y que la opinión de los demás la tengas en cuenta
para conocerte mejor y reconocer aquellas opiniones que nada tienen que ver
contigo.
Al final, lo más importante es
ser, saber cómo somos y querernos. Querernos porque de otra forma es imposible
que nadie nos quiera.
Querido amigo. Tienes un padre
estupendo.
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