Desierto:
Dunas, color marrón. Más arena que cielo. Cielo azul.
Nube dispersa difuminada.
Cubo:
Tres cubos, tres planos. Lado izquierdo, cerca de mí,
transparente. Mediano. Estoy apoyada en el de en medio.
Escalera:
Apoyada en medio. De madera marrón. Sombra al ras.
Calma, no hay viento.
Caballo:
Antes del cubo de en medio. Blanco. Sombra del caballo.
Tormenta:
Lado izquierdo al derecho. Suave. Difuminada. No se
pierde la visión. Desaparecen las nubes
Flores:
Rosas rojas. En el cubo de en medio dos cruzadas en la
arista izquierda.
***
Nuestro yo se
adelanta y hay que decirle “calma”, “espera”, pero debemos ensayar la manera de
hacerlo.
Ayer estuvimos torpes y se
escondió sintiendo una vergüenza que no era suya. Erase una vez una niña...
Cada uno puede con lo suyo. La
cuestión es saber qué es lo de cada cual. A veces se abandonan en nuestro yo
conflictos que no se han podido resolver a su tiempo. Esperan solución, pero
como no nos corresponde a nosotras esa lucha nos rebasan. Pesan como muertos.
Tenemos tres opciones. Pasar
(una de ellas). Entrar en esa cárcel (la tercera)... ¿Y la nuestra? (Calma, no
hay prisa).
Érase una vez una mujer que
decidió rescatar a su niña. Pasó de aquellos que querían pasar y encarceló a la
desesperanza.
¡Qué aroma a tierra fecunda!
¡qué musical galope se avecina!
¡¡¡ Así,
así, sin dudarlo, continúa!!!
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