sábado, 13 de agosto de 2022

VIOLENCIA DE GÉNERO (HUMANO) - Capítulo 9

En el 2000




Amanece un precioso día que deja ver cómo todo está en su sitio. Todo, menos yo.

Me siento extraña, extranjera de mí misma y, tras unos momentos de parálisis, decido adentrarme en este oscuro paisaje en el que hay que ejercitar las pupilas para recoger cualquier brizna luminosa que conjure este miedo infantil.

Nadie me exige nada, por lo que puedo marcar mi propio ritmo, empezar,otra vez a caminar.

Pero hacerlo no es hilvanar un paso tras otro sino secuenciar la vida. Repetir, con estilo propio, respuestas a preguntas que ya dió el ser humano y que por darlas "es".

Pero a veces no sale y me tropiezo y es cuando hay que saber llevar con dignidad las heridas y, sobre todo, el ridículo en el que la forma de caer nos dibuja en el otro. Se supera si nos reímos juntos.

Y hablar.

Si Erikson estuviera en esta conversación, aportaría su conocimiento acerca de la formación del lenguaje:

"Percibimos un elemento de información; cuando lo incorporamos, percibimos esa parte de él que parece merecer esa apropiación; digiriéndola, intentamos captarla a nuestra manera, asimilándola a otros elementos de información; retenemos partes de ella y eliminamos otras; y la transmitimos a otra persona en la que se repite una digestión o inseminarión apropiada a sus condiciones".

Bruno Bettelheim apostillaría:

"La ausencia de lenguaje es una frustración de su función prevista. Una falta de apropiada digestión por el otro".

Deduzco que la amistad es el único ritmo al que quiero someterme.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Empiezo a pensar que esos momentos en que crees que todo está en su sitio menos tú; es justo al revés: ENTONCES es cuando verdaderamente estás en tu sitio... de pronto nada cuadra, pequeña, porque realmente no estás donde debes ni como debes, y afortunadamente aún te queda un poco de conciencia para darte cuenta... pero decides seguir cabezonica en tus trece: en cuanto algo no te cuadra, en cuanto ves el absurdo de tu vida vacía, o estrictamente humana y centrada en una filosofía que no se corresponde con la realidad, le das la espalda corriendo como si se tratase del "coco"... Sería demasiado duro admitir que estás equivocada, ¿verdad? Se te ve líder de muchos, y quizá temes perder su confianza, su lealtad... Pero sabes, sería mejor que lo hicieses ahora que puedes; dar la espalda la vida no es sano... esa tos que te ataca de cuando en cuando, a la cual ningún médico ha sabido dar explicación, podría ser uno de los síntomas mínimos... pero cuidado que luego vienen más. Es mejor admitir que estamos en el camino equivocado y rectificar, que seguir en la más absoluta ignorancia justificada.