domingo, 6 de septiembre de 2015

LEYENDO A SANTI ELSO EN EL 2005



BUSCANDO INSPIRACIÓN EN UNA PIEDRA

Y, puesto que incluso esta piedra que sostiene tu mano te inspira,
es fácil para ti decir:
Oh claridad compacta del mundo
Desvelado misterio hecho materia pero

Qué misterio hay en una piedra, a ver,
y de qué claridad hablas que no sea la de querer tú deslumbrarnos a todos,
la verdad, mentir, mezclar raras palabras es tu propósito,
fingir, por ejemplo, haber encontrado un alma en la roca
cuando tan sólo hallaste un pavoroso silencio,
la nada enorme que todos sabemos, en su interior
nn templo de altísimas bóvedas derrumbándose a tu paso;
ay los versos, los versos, qué ganas de arruinarse la vida los versos,
deberías hacer algo ahora que aún puedes, muchacho,
mira que, con tan sublime pose sosteniendo un pedrusco,
pareces ya una ruina de ti, una estatua
de piedra que mira embobado a otra piedra.

Santi Elso


FOTOGRAFÍA

De vez en cuando tropiezo con un extraño
que, como siempre muda el gesto a mirarme
-con qué palabras explicaría sus ojos-,
comprendo que hay algo en mí que le hace sufrir.

Yo quisiera ayudarle, preguntarle por qué a veces llora,
consolarle en su desdicha
pero siempre acabo no haciendo nada.
Luego me digo: la próxima vez le hablaré.
Pero la próxima vez pasa y nunca le hablo

Nada sé de este desconocido, salvo que envejece rápido
y que una hojarasca, como un rumor de hojas que pasan
le acompaña allá donde va.

Hoy, al verle de nuevo,
me he dicho: cómo será ese otro lado del mundo
-tan leve que se diría de aire y no de papel-
cómo será vivir allí donde tu vida se desvanece a cada instante;
y ese hombre –tan parecido a mi que se diría yo mismo-,
qué será ser ese hombre, qué será ser él
mirándome siempre desde su enigmática nostalgia.

Santi Elso



Me gusta el sabor que deja ese cóctel clásico y moderno de tus poemas,

Cuando algo agrada necesitamos profundizar, conocer qué bebida nos ha embriagado y vuelvo por ello a leer esa forma peculiar de decir los usos y costumbres de cada día que envuelve no sé qué.

Algo me dice que no es por ahí por donde caminar. Me hago caso y paseo por la nostalgia de la que habla el llamado Fotografía.

Coloco interrogaciones a esos versos y me cuentan que su autor les abandonó. Ofrezco mi hospitalidad y la rechazan. Lo entiendo. Ellos son en la medida que emocionan a quien los escribe. No obstante los guardo cariñosamente.

Le llevaré la contraria a esa estupenda amiga mía, Leona Andrea, que me envía esta nota al pie de la carta en la que han viajado hasta mí:

“Te mando los poemas geniales de un poeta del Aula que no cree que sean buenos (y por supuesto se equivoca)”.

No te equivocas. Yo tampoco “creo” que sean buenos. No hay que creer, Santi, hay que conocer. Todo lo que hacemos es bueno si aceptamos el reto de ser.

Sé que son buenos y si fuera su autora estaría feliz de saber expresarme así.

¿Puedo leer algo más?

Un abrazo.
María

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