FALLECIÓ EL 13 DE JULIO 2001
Gila contaba, una y otra vez, la maldad del ser humano en su justa dimensión, prestándole la voz a dios para que dijera: "son como niños".
Al mismo tiempo, Miguel, se sentaba con todos nosotros en el patio de butacas, desde donde, con él, nos reíamos de ese dios que más parecía un hombre.
Nunca se está preparado para las despedidas, pero en este
caso "el duelo" es mucho más complejo, paradójico.
Miguel ha muerto, pero Gila nunca adquirirá esa condición. Sólo se adelantó para mostrarnos que nada debemos temer a ese cuento oscuro que inventaron los que huían de la vida porque les daba miedo.
Y volverá para
decirnos que el reino de dios está en el corazón republicano del hombre.
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