jueves, 31 de diciembre de 2015

NIEVE ANDREA Y EL TANGO





"Tango.
Nunca me había fijado de aquel modo en ese baile, pero en ese momento descubrí que era algo distinto. Y dirigí mi mirada hacia la pareja que claramente destacaba; nunca sabré si su protagonismo era sólo producto de mi imaginación, o si realmente eran los reyes de la sala.
María y Eugenio. Los pies de ambos seguían a la música (¿o era la música la que los seguía a ellos?), coordinación perfecta.
Y esa energía que desprendía ella, impregnando toda la sala con su alegría. Los ojos cerrados de felicidad y una sonrisa radiante. Casi daba la impresión de que flotaba, que estaba en otro paisaje. Al igual que quien la miraba, pues transmitía esa paz que sólo puede conseguirse cuando se es completa y realmente feliz. Disfrutaba al máximo del baile, comunicación, vida al fin.
¡Qué gusto daba verlos! Eugenio la llevaba de aquí para allá con soltura, al marcado ritmo de la pieza, pasos desconocidos para mí, extrañas bellezas entrecruzadas entre las cuales se veía algo más.
El tango, qué baile. Belleza como no hay otra cuando se baila bien, y eso que apenas metían adornos ni pasos inverosímiles, como en los concursos. Así, tranquilamente, como quien no quiere la cosa, unas cuantas parejas bailaban desplazándose poco a poco en torno a las columnas.
Un ligero contratiempo de los pies de él, una sonrisa de ella, y al momento siguiente todo volvió a la normalidad. Nada podía turbar esta magia.
Terminó la pieza, y yo, desde el otro lado de la sala y por medio de señales que apenas me salían -tan hipnotizada me tenía su actuación-, les pedí que bailasen la siguiente.
¡Qué instantes tan perfectos! No había espacio para el tiempo: las horas, los minutos, pasaban sin saberlo.
Ante mis asombrados y deleitados ojos pasaban los bailarines, enfundados todos ellos en negros pantalones o ropas elegantes: empresarios, artistas, dependientes de tienda, ejecutivos, amas de casa, bohemios, madres; en definitiva, de todo había allí. Gente tan distinta unida por una misma pasión.
A los oídos me mi memoria llegaban aquellos poemas sobre el tango que con tanta emoción había escrito María cuando estaba aprendiendo a bailar…

Tango
Prestarle rostro al silencio.

¿Acaso no interpretaban la frase con su danza?

La postura
Enfrentados, te pones a mi altura yo me crezco.
Cincelados mis pies por la ternura,
no invado tu terreno
y equilibrada, esa fuerza nos impulsa.
El norte son mis ojos.

Claramente, ésa era la postura adoptada por la gran mayoría de los danzantes; los que parecían uno con su pareja y con la música eran el vivo reflejo de este poema.

La distancia
Ni muy pegada a ti
(que quepa un hilo),
ni demasiado lejos
(que tenga todo el mundo sitio).

No habría podido serse tan preciso en la descripción del baile: ni mucho, ni poco. El eterno y vital término medio.

El pie
…todos tus pasos dibujados en mí, que soy tu tierra.
Aquellos poemas, publicados en edición limitada por ella misma, habiendo ganado aquel premio de poesía del tango en el 2001, en un libro titulado “El Tango con Darío”, eran justo lo que más encajaba con aquellos instantes. Tan precioso era el baile, y tanto lo era su arte, su poesía. Tan bien lo reflejaba.
También se había hecho CD, leído por una argentina, la que había convocado el concurso de poesía. Me había gustado tanto, que lo escuché hasta la saciedad.
María, de vez en cuando, abría los ojos y miraba a Eugenio.

La mirada
Nos miramos
y siento una emoción desconocida
porque no sé, todavía, quién eres.
¿Te imaginas qué puede ocurrir
cuando me reconozcas?

Mi poema preferido en aquel bello libro.
Terminó la pieza y, esta vez sí, María y Eugenio volvieron a sentarse junto a mí, ella con toda su emoción reflejada en las sonrosadas mejillas que contrastaban con el azul de sus ojos."


Fragmento de "El Eco de un Concierto". Nieve Andrea Sádaba




miércoles, 9 de diciembre de 2015

PAZ - 10 septiembre 2012


A todos los muertos inocentes,
incluidos aquellos que son responsables de tanto dolor,
porque en esa medida, son inocentes también de estar muertos.





Dibujo de Pilar Alcolea







Acabo de participar en una manifestación por la paz.
¡Cuánto cuesta encontrarle todo el sentido a esa hermosa palabra!
Los que allí estábamos no queríamos que siguieran matando inocentes. ¿Pero quién lo quiere?

Como estábamos enfadados le dijimos al embajador de turno que se fuera. Solo quedó añadir: “por las buenas o por las malas”

Como por las buenas no hicieron aquello que ordenaba el país representado por el embajador “non grato”, eligieron las “malas” y mataron al invasor para dejar que los buenos gobernasen.

En todos los países, en algún momento, las fuerzas supuestamente del orden, quitaron la voz “por las malas” a quienes no pensaban como ellos. En estos conflictos, un porcentaje eligió la palabra para defender sus ideas, pero el resto no encontró esa salida y creyeron tener derecho a responder igual, es decir, con la fuerza, haciendo exactamente lo mismo que quienes les habían agredido.

Como la fuerza ejerce para no quedarse sin significado, acabó por eliminar incluso a los compañeros con los que juntos lucharon contra los que solo admitían el orden por ellos establecido. Ahora lloran juntos víctimas y verdugos sin tener el consuelo de poder enfadarse con un enemigo claro.

A la manifestación nos acompañó Isabela, una pequeña de pocos años. Venía de jugar con otro niño que, según nos contó, le había dejado su tractor por la hermosa razón de compartir.

Muy interesada preguntaba qué decían los que gritaban; por qué la gente estaba tan enfadada; por qué no llevábamos una bandera como el niño del cochecito.

Isabela, le dije: “Tienes que dibujar una bandera y regalármela”. Contundentemente dijo: “No”. “La dibujaré para las dos”.

Estoy sentada frente al embajador expulsado, al que he pedido que me acompañe, para encontrar la manera de reciclarnos en el corazón de Isabela.

PAZ

...

Isabela, le dije: “Tienes que dibujar una bandera y regalármela”.
Contundentemente dijo: “No”.La dibujaré para las dos”.
















Estoy sentada frente al embajador expulsado, al que he pedido que me acompañe, para encontrar la manera de reciclarnos en el corazón de Isabela.
***




domingo, 22 de noviembre de 2015

CARTAS A GUILLE - AGOSTO 2003



Se enfadó con su madre porque ella descubrió que (cumplidos los 16) todavía jugaba con los “soldaditos” como cuando era pequeño.

Para rebajar tensiones le escribí:



             Querido amigo. Me entero por la prensa del conflicto provocado por unas desafortunadas filtraciones sobre tus actividades con el ejército. No es para menos.
             Entiendo perfectamente el enfado, aunque habría algunos puntos sensibles que suavizarían ese juicio sumarísimo.
             Hay muchas formas de jugar, pero todas imprescindibles. Organizar batallas imaginarias o imaginar cómo las organizábamos cuando éramos pequeños, supone un cambio difícil de percibir para quien nos observa desde fuera. Y si el observatorio está colocado en el puesto de "madre" todavía el panorama se oscurece.
             A quien capitanea ese puesto (tu madre) le cuesta aceptar que dentro de poco le van a sustituir en uno de los territorios que más quiere, porque eso supone renunciar al privilegio de verte en primera línea.
            Tienes razón en enfadarte y ella merece un arresto. Pero, por favor, que sea en la cárcel de tu cariño.
            Si es posible, a mí, extiéndeme un pase permanente en blanco para que pueda entrar y contarle lo que veo desde este observatorio que vuestra amistad me ha adjudicado.

            Un marcial saludo y un abrazo.





jueves, 19 de noviembre de 2015

LA MUERTE




En 1984 me pregunté:


Nos inquieta la muerte, 
pero ¿de qué vida?














lunes, 16 de noviembre de 2015

MARA Y MI ESPALDA





¡Qué bien! Te hice caso, miré a las Hadas y el dolor desapareció.

Un Hada muy pequeña, que no vive en ninguna estrella, sino en los bosques de Cantabria y que se llama Anjana, me contó por qué se me había curado la espalda.

Primero, me dijo, por haber hecho caso a Mara (ella te conoce). Y luego, porque al levantar la cabeza hacia el cielo los huesecillos se ponen todos en fila, se ordenan y el orden es salud.

Otro día te contaré la historia de una Anjana que vivió hace muchísimos años, cuando casi no había nadie que hubiese descubierto el cielo. Gracias pequeñuja.


***/***

viernes, 6 de noviembre de 2015

RECORDANDO MIS CONVERSACIONES CON FRANCISCO CARRASQUER



Correspondencia en el 2008



Naturalmente que me encanta pensar contigo.

Dices: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Estoy de acuerdo.

El hombre creó la idea de dios queriendo dibujar un mundo en el que no sobrara nadie. Por eso es buena esa definición.

El problema surge cuando “un hombre” quiere imponerse como “la medida de todas las cosas”. De esa simplificación nace el fascismo.

(Me gusta tu diferenciación entre fantasía e imaginación. La misma que hay entre simple y sencillo.)

Podríamos decir que Dios es un círculo cuyo centro está en todos y cada uno de los hombres.

Imaginemos:

Me imagino jugando con Dios. Si pusiera la carta “María” sobre el tablero y yo “no me tuviera”, perderíamos ambos. ¡Ay! Pero si estuviera en mi madurez conocerme. Al darle esa réplica no sólo ganaríamos dios y yo, sino que Apolo y Dionisos se mirarían equilibradoramente durante un eterno minuto. Kronos, con ese ritmo “endiablado” se encargaría de colocarnos a todos en el preciso lugar para que nadie se perdiera ese espectáculo.

Visto lo cual todo el mundo querría jugar. ¿…?

Ya entiendo.

Kronos únicamente devora a quienes pretenden apropiarse de lo que no es suyo queriendo ser minuteros en un reloj que no les pertenece. Pero su generosidad no tiene límites para subvencionar con todo el tiempo del mundo a quien justamente le reclama el suyo para ser, durante un minuto, actor principal en el espectáculo de la vida.

Mañana seguimos hablando, también de Espinoza.

Un abrazo.



jueves, 22 de octubre de 2015

LOS REGALOS

(Zaragoza)

No se puede comprar el cariño.

Te regalo, porque sé que me querrías igual si no lo hiciera.



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lunes, 12 de octubre de 2015

ISABEL SANZ y PAULA BARCELONA


(Isabel Sanz,       ...............      Paula Barcelona)










sábado, 3 de octubre de 2015

TE CUENTO LO QUE VEO




Te cuento lo que veo.

Una mujer hermosa.

Diría que el gimnasio es un espacio que frecuenta y a la vista está que sabe y puede relajarse. Esa actitud sosegada dice muy bien de ella. No hay duda. Claramente refleja un equilibrio entre cuerpo y mente.

Algo ha llamado mi atención. Una flecha apoyada en la roca. Pudiera interpretarse como una indicación para ir en sentido contrario al que está mirando, pero no es tan simple como parece. Más bien diría que es el resto del final de una batalla. Una lanza rota como resultado de una lucha interior. Si te fijas las rocas están llenas de rostros fantasmales. Vivió un conflicto de ideas en las que todas querían ser la mejor. Finalmente venció la que en su espacio podía acogerlas a todas.

Da su espalda a las sombras y su mirada ilumina el paisaje. Esta actitud provoca y lo que parece ser un río, al pasar junto a ella, se transforma en una nube queriendo decirle “eres un cielo”.

Y lo es porque ser bueno es ser
(decía, muy bien Darío)







lunes, 28 de septiembre de 2015

EL LENGUAJE

La Música (Fragmento de El Tango con Darío)
El lenguaje es el tesoro mayor que el hombre construye. El fondo en el que reposa es la música.

El hombre descubre que algo le supera, se le escapa. Esa sorpresa, ocupa por un instante el hogar abandonado para que el héroe pueda seguir la pista de aquello que quiere ser descubierto.

El espacio natural donde puede desarrollarse esta historia es la música.

Todo lo que empieza tiene que terminar. Hablar de final siempre nos parece triste pero puede superarse esa tristeza si vemos su otra cara, el nuevo amanecer que este final anuncia.
Para ver este juego tendremos que situarnos en el ojo y no en el párpado. “La vida es el parpadeo de la conciencia”.

Proyectamos, pero no sabemos hasta qué punto. Conocido ese centro lo entenderemos todo.

La tristeza es una provocación para tomar distancia de la alegría que todavía no hemos descubierto.



...

sábado, 19 de septiembre de 2015

EL DEPORTE



Hay que llamar la atención a los padres que animan a sus hijos a dejar de ser deportistas para convertirse en guerreros.

(Mosquito en el Río Ebro)






En las guerras hay vencedores y vencidos. Vence el más bruto. Los argumentos no sirven.

La discusión, la puesta en común de ideas distintas, es un síntoma de madurez individual y social.

El deporte sustituye a las guerras.

El deporte es una ritualización de lo que fue una lucha cruenta.

A diferencia de una pelea, en la que el ganador somete y humilla al vencido, en el campeón estamos todos representados. Se trata de reconocer al mejor, de saber hasta dónde puede llegar el ser humano. Para ello es imprescindible el juego limpio, porque:

"Lo importante no es ganar sino participar”.




jueves, 17 de septiembre de 2015

¿LA MUERTE?

Paisaje urbano - Zaragoza


Nos gusta imaginarnos añorados por quienes nos sobreviven
ya que no somos capaces de recordar dónde estábamos antes de nacer.

Pero situados en el ojo (conciencia) y no en su párpado (la vida),
todo vuelve a estar en su sitio.









martes, 15 de septiembre de 2015

ADOLESCENCIA




Miedo, siento miedo y pregunto:
¿Eres tú?
...pero responde un interminable silencio.

Una conocida tristeza se filtra por cualquier hueco de mi felicidad.
 ¿Eres tú?
...todo silencio.

En mi madurez te presiento cercanamente lejos. Desconcertada suplico otra vez
¿Eres tú?
...y vuelve la soledad del paisaje.

Pero un mediodía pleno, vacío de necesidades,
llega a mis oídos la música de esa letra:
¡Era yo!



martes, 1 de septiembre de 2015

QUEJICAS

(Tortugas en Madrid)

Cuando señalo algo negativo y no tengo alternativa que ofrecer,

¿a quién responsabilizo por mi falta de vitalidad?





jueves, 27 de agosto de 2015

El Dr. JEKILL Y Mr. HYDE






Hyde levantó el puñal ocultando con su gesto la mano tendida de Jekill hacia Rebeca.

Ella, fascinada por la falsa energía de Hyde, no vió ese punto de salvación.

De nuevo Jekill suplicó a Rebeca: ¡Por favor, ¡ayúdame!.

Hyde, más fuerte, se opuso con un histérico ¡vete! y Rebeca huyó.

Fue el triste final de los tres.



Una personalidad incapaz de de dialogar con sus aspectos conflictivos está bloqueada.

Por eso estamos repitiendo una y otra vez, social y personalmente, la historia que escribió Robert Louis Steveson hace más de cien años.


martes, 25 de agosto de 2015

LOS PADRES



Es lógica esa preocupación por nuestros padres. No venimos a este mundo con un libro de instrucciones para saber cómo comportarnos en cada situación comprometida. Tenemos que improvisar y nos angustiamos.

Seamos detectives.

Si pudiéramos ordenar nuestros sentimientos descubriríamos espacios en blanco que les corresponde llenar a los otros y que indebidamente invadimos. He ahí el origen de alguna desazón. No adelantarse y escuchar es una norma básica del tango aplicable al devenir cotidiano. Saber establecer los límites entre lo que nos corresponde asumir y la responsabilidad que debemos dejar a los demás, un arte.

“Por mi situación no me angustiaría,
pero me angustia que el otro se angustie por mi situación”.

Las personas mayores, pero sobre todo nuestros padres, son un incalculable tesoro de experiencias. Unas veces por responder correctamente a problemas de todo tipo o por haber sufrido si no han sabido hacerlo. También son importantes los tachones que ayudan a no repetir errores.

Seamos consecuentes.

Disfrutemos de su compañía como son, sin querer cambiarlos, sabiendo que es un derecho que les da la edad. Cuidémoslos sin querer cobrarles con un reproche, evitando generales sentimientos de culpabilidad.

Seamos buenos, porque lo que hacemos-somos y la vida es un boomerang.




...

miércoles, 12 de agosto de 2015

A JAVIER AGUIRRE, EX-ENTRENADOR DEL REAL ZARAGOZA





(Ordesa por Manuel Muñoz)



Dice Pierre de Coubertein: “Lo esencial de la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo”.

Hay ciclos en los que vivimos como locos. Queremos ser ricos, guapos, jóvenes, famosos… y en esa marabunta nos perdemos a nosotros mismos.

El doping del dinero es un trampantojo con el que nos dejamos engañar por no tener la madurez suficiente con la que valorar nuestros actos.

Esta crisis que nos duele porque ha pellizcado en carne propia, no es más que el contagio de la injusticia en la que están sumidos millones de seres humanos sin voz para quejarse.

Sería magnífico vivir en una sociedad madura.

La esencia del deporte es “que gane el mejor”. Cuando gana el que más cualidades tiene nos representa a todos.

Con el Campeón todos ganamos, porque hemos conseguido lo que pretendíamos, encontrar al mejor para saber hasta donde puede llegar el ser humano sin perder su centro de equilibrio. O dicho de otra manera, hasta donde podemos llegar sin dejar de ser humanos.

En distintos momentos he escuchado lo que Javier Aguirre dice al final de los partidos:

“Los dos jugamos bien. Ganamos, pero el empate hubiera sido lo más justo”

…. los jugadores “están dentro de su realidad”.

"Ni los árbitros ni la suerte entrenan conmigo de lunes a sábado. Hemos merecido tener los puntos que tenemos".

Actitudes como la suya, sencillamente sanas, ofrecen un terreno de juego en el que la vida y el deporte se hermanan.

Yo quiero pertenecer a esa familia.





miércoles, 22 de julio de 2015

NO HAY QUE CALLAR



Tenemos que escuchar la segunda voz. El individuo a la sociedad, los partidos políticos a los ciudadanos.

No es la misma sociedad española aquella del tanto por ciento de analfabetos que la educada actual.

Tenemos que resistirnos al atraco.

Quien tiene la pistola del dinero sabe que si aprieta el gatillo mata a quien se lo procura y todos saltamos por los aires.

El auténtico valor es el trabajo de los asalariados y empresarios como actividad social.

Lo social lo es por ese tejido en el que todos intercambiamos lo que sabemos hacer.

Esto es sentido común. Sentir juntos en la misma dirección. Solidaridad, avance y apertura.

Seamos una familia universal. Aquellos que tienen más madurez expongan con autoridad la frontera entre el “mío” y el “tuyo”.

Los niños, hasta un determinado desarrollo, no son capaces de jugar con esas diferencias.

Un paraíso fiscal, es un niño malcriado.

lunes, 6 de julio de 2015

PREGUNTAS

(Zaragoza)




¿Por qué un niño pregunta ¿por qué?

Quizás porque no tiene madurez suficiente para saber
que él será su respuesta.









martes, 30 de junio de 2015

NANAS PARA MI NIETA





Te voy a contar un cuento
un cuento chiquirritín,
se lo contaba a tu madre
y lo canto para ti.

Mi cuento tiene una niña
un campo, también la mar
un príncipe y un mendigo
y un montón de cosas más

Mi cuento tiene una ola
que hizo a un barco naufragar
y una sirena que supo
a un capitán rescatar

Mi cuento tiene un mendigo
que un día pescó a ese pez
ese pez que le rogaba
vuélveme al mar otra vez.

Mi cuento tiene una ola
que al lado de un barco está.
Un pez, una caracola
y una sirena en la mar

Te voy a contar un cuento
un cuento chiquirritín
tendrás que cerrar los ojos
y así soñarás feliz

Mi cuento tiene una niña
un sueño y un despertar
unos padres sorprendidos
y felices sin parar.

El príncipe era marino
y la sirenita azul
en el cielo se encontraron
porque los mirabas tú.

Te pido que ahora me cuentes
lo que antes yo te conté
para que sueñe contigo
y feliz despertaré





viernes, 26 de junio de 2015

JUAN ANTONIO JIMENEZ en el 2008

Cerámica Juan Antonio Jiménez



Una exposición que no se olvida.





Voltea la imágen y aparece un diábolo. Imagina el hilo que le hace girar.

Mira esa gota que sale al encuentro de la que cae. Observa esos dos puntos que esperan oir lo tuyo (también lo mío y lo de todo el mundo).

Gota a gota fue una exposición con espacio y llena de luz, como dicen esos cuencos respirando vitalidad.

Que cada uno pueda aportar lo suyo dice bien de quien propone compartir su idea a través de esa materia original que nos une: El barro.

Gracias, Juan Antonio Jiménez, por tu generosidad.




martes, 23 de junio de 2015

CONVERSACIONES






Hay una notable diferencia entre “ponerse en el lugar de los demás” para saber qué ven y entender sus reacciones y “ponerse en el lugar de los demás” para decirles que en ese lugar no deberían estar y sentenciar “que tienen un problema de ética y moral, además de un comportamiento inmaduro”.

Con la primera actitud me identifico plenamente. Asumo la responsabilidad de mis hechos y dejo libres a los otros para que hagan lo que su naturaleza les permita.

No seré yo quien les examine, pues necesito todo ese tiempo para juzgarme y pedirme cuentas por el resultado de mi comportamiento.

“Por sus hechos los conoceréis”, decía un filósofo. Y yo quiero conocerme para poder contarme cómo soy.





.../...

viernes, 19 de junio de 2015

JUAN CARLOS GANDARILLAS


(Zaragoza - El Pilar en el Ebro)



(Invierno 2002 - un sábado de febrero)


Paula tenía pocos meses y estaba atenta. Escuchaba voces nuevas que concentraban su atención y alguna caricia que dibujaba los límites de su rostro. La miraba Juancarlos ofreciéndole un lugar desde donde mirarse. Alegría y generosidad, distribuidos por igual, en un rostro de matemático distraído.

Gandarilla podría ser una fruta, el matiz de un color (verde gandarilla)... la vereda a tomar para no perder esa capacidad de asombro nacida en el misterioso mundo de los niños. O quizás una lámpara. La de ese genio paciente, que espera ser liberado en las notas musicales de unas manos llenas de amistad.

Esperará un poquito más de la cuenta... pero merece la pena.



jueves, 11 de junio de 2015

viernes, 22 de mayo de 2015

A MIGUEL ROPERO NUÑEZ











Si pudiéramos sentir que la vida es el ritmo de la conciencia,
contemplaríamos el “palo” de la nuestra con “alegría”.





viernes, 15 de mayo de 2015

CONVERSANDO CON EVA VIVES EN EL 2005



En general estoy contenta. Fue una presentación ambivalente, con aspectos positivos aunque demasiado larga, bastante incómoda para los asistentes (calor y falta de sillas) y un tanto desequilibrada en las actuaciones por una serie de imprevistos achacables a mi bisoñez como maestra de ceremonias.

“Sólo dos letritas” dices, y has sintetizado perfectamente lo que pretendía con esa exposición. Me has emocionado, porque ciertamente mostrar los poemas ha sido una excusa para presentaros a Blanca García que es una artista. A Konstancio Pradas y Paco el de la Serrana, a quienes conocí en un curso de “palmeo” y me parecieron magníficos. A Miguel Ropero al que oírle es un placer por la pasión que pone en lo que dice. Y también volver a recordar lo que tenemos en “casa”. Amparo Millán, Roberto Cáncer y Antonio García Olivares.

“Solo dos letritas” y te dibujas entusiasta, vital, valiente para descubrir nuevos aspectos; generosa, hospitalaria y no me dejas otra respuesta que asentir en cómo me ves porque si no me estaría perdiendo cómo eres.

Gracias, Eva. Me quedo los besos.

jueves, 14 de mayo de 2015

INCOMUNICACIÓN

(Atocha)

La conversación es un intercambio de ideas.

Si ésta se da entre distintos niveles puede nacer algo más: la incomunicación.

¿Quién asume esa paternidad?

Y si no se asume, ¿qué podemos reprochar a la criatura del Dr.Frankenstein?


viernes, 8 de mayo de 2015

UN CAFÉ




Si reacciono ante una respuesta inesperada del otro, sin averiguar cuál ha sido el origen de esa actitud, siento que algo falta.

Si asumo esa responsabilidad se abren las ventanas y aparece un nuevo horizonte.

Por eso la empatía es el espacio del amor. En ese estado todo es luminoso. Vemos y nos vemos completos. En esa realidad podemos reconocernos y esa conciencia nos hace invulnerables a cualquier distracción.

El león simboliza la fuerza porque es “indistraíble en el ataque”. Caza con la misma inocencia que Nieztsche lo hacía con sus ideas. La acción es nuestro tesoro. El amor nos hace libres porque ilumina nuestro campo de batalla.

Decir “te quiero” no es hablar de posesión. Es indicarle al otro que su compañía supone una jornada de puertas abiertas a la alegría.

Por eso el amor solo tiene una puerta y es de entrada.



***

miércoles, 6 de mayo de 2015

FRAGMENTO


Carta en el 2003

(No se si podrás aceptar que te quiera en esta situación, con esta realidad de la que no puedes sentirte orgulloso y a la que yo de ninguna manera puedo renunciar. Pero quisiera estar ahí, también contigo, donde me dejes estar.)



(Lee Justo Erdociain)

Hemos recorrido juntos treinta años y dibujado una vida en común felizmente fecunda.

En la última etapa hubo un cambio imperceptible de vía que nos ha situado en paisajes distintos. No es sensato arremeter contra ese paisaje por haber aparecido de repente, como si fuese la proyección quien se moviese.

Tenemos dos cristales. Donde uno ve monte, el otro dibuja una llanura y no hay forma de lograr un acuerdo entre dos realidades incomunicadas por los torpes reproches que pretenden despabilar al compañero para que se apresure a llegar donde estamos, dando por hecho que la verdad es nuestra y que el otro está perdido.

A primera vista no se entiende nada. Desde lejos no se ve la realidad de lo que ocurre y hay que acercarse a todos y cada uno de los hilos para ver donde se formó el nudo de esta historia. Deberíamos, serenamente, desandar lo andado, para encontrar el momento en el que nuestro jefe de estación cambió las vías.

El amor es el bailarín más experto en cuyos brazos solo una cosa se puede hacer: ver lo que se hace. Para conseguir esta lucidez nuestra naturaleza hará lo imposible. El conflicto está en que a nadie le es permitido sustituir al otro en su trayecto. Es cada uno, en primera persona, quien debe tomar las riendas de su vida, asumiendo cualquier riesgo.

En mi equipaje tengo la certeza de que se ama sin pedir nada a cambio. Mas aún, recordando que nos dieron sin estar obligados. Que somos mendigos del amor y que el empleo es fijo. Que se quiere sin red y ese es el riesgo.

Recíprocamente, el destino nos guarda un lugar preferente en nuestro centro, al que siempre podemos retornar. Solo en ese giro hacia la inocencia se puede descubrir en qué momento se dio la vuelta Eros, para “alejarse un poco” y protegernos de aquella seducción que pudiera despistarnos demasiado de nosotros mismos.

En la bondad de la vida ya estamos encontrados.


¿Por favor, me das algo?



jueves, 23 de abril de 2015

CARTA DE UNA AMIGA. 10 de mayo del 2000



El día está lleno de sol y sombras, la inestabilidad temporal cala los huesos y no sabes como terminará el día, las niñas están alteradas y yo agotada. Es primavera.

He leído despacio "El tango con Darío". Me gusta sobre todo la estructura, la forma de acercarte al tango. Primero, a través de la gente más cercana y querida. Después, la reflexión sobre la danza (el medio de la liberación) para entrar poco a poco en el tango, sus silencios y sus figuras. Brillante, sí, me gusta.

No sé si te das cuenta, pero las palabras que más utilizas son: tango, silencio y vigilia. Fíjate creo que son los pilares de toda tu historia, de ese AMOR al tango lleno de silencios, acariciando un sueño donde la felicidad existe. Es delicioso.

Hay dos "historias breves" que me han gustado especialmente "La distancia". Es perfecto tu estudio de espacio. Sintetizas en cuatro renglones lo que todos pretendemos y pocas veces logramos. "La distracción". Es un juego de pasiones y realidades. Muy bien descrita. Ese enfado inicial la hace cercana y entrañable, ese "parón" de la realidad se ve muy cerca.

También he leído el libro de cuentos que me regalaste. Duele mucho, llega a las entrañas. No me gusta que me alteren el pasado, es lo único que permanece... Bueno, a todo esto, está bien, pero prefiero no tener que analizar lo que tenía tan claro, que era transparente.

Un abrazo.

domingo, 12 de abril de 2015

QUERIDO FRANCIS SPUFFORD




Queridos Ateos - Francis Spufford
El País - 23.05.14




He leído con mucho interés su artículo “Queridos ateos”.

Yo no “creo” en “Dios”, pero tampoco pertenezco a ese grupo hostil que menciona en los últimos párrafos de su interesante reflexión. Tampoco hubiera respondido en los mismos términos que estoy haciendo si usted fuera uno de esos creyentes intolerantes que envían al infierno a quienes no comulgan con su dios.

Cuando yo era pequeña en mi mundo existían las hadas, los monstruos, los dragones, los príncipes, Dios.

Crecí y fui incorporando en mi día a día todos aquellos aspectos que se reflejaban en el espejo vital de mi imaginación, partiendo desde el suelo de la razón hasta el cielo de la conciencia.

Ahora sé que esta vida, la mía, narrada por mí, con principio y final, es solo una parte del TODO. Que mi relativo está integrado en ese absoluto al que de niña decía “divino”.

Tengo la certeza de que mi visión es buena porque no deja a nadie fuera y a la única que puedo juzgar, exigir, reprender, castigar, es a mí.


Además esta visión me lleva a la idea de que la historia de este mundo, tiene una explicación bondadosa a la que todos, al final, tenemos acceso y aplaudimos por ser una obra perfecta en la que todos somos UNO.

Muchas gracias por provocar una conversación tan interesante.
María Bernad
Zaragoza (España)







viernes, 10 de abril de 2015

ELECCIONES






(Julia Corcuera)



Se elige a uno de nosotros para dirigir. Hasta ese instante somos todos iguales.

En el momento que el cargo alguien lo ocupa, empezamos a exigirle resultados.

También puede ser que exigimos porque no nos exigen, es decir, no cuentan con nosotros en el buen trazado de ese viaje para el que todos tenemos billete.

Lo sencillo será que actuemos como exigimos que actúen los demás.





miércoles, 8 de abril de 2015

ZAPATITO DE DAMA




Quien bien aprende, se enseña.













martes, 7 de abril de 2015

UN VIAJE A HUELVA en el 2003



CORRESPONSAL: Eugenio Climent





2. Los pueblos

Punta Umbría aún tiene un cierto aire de pueblo pesquero, visible en algunas casitas bajas próximas al puerto, pero difuminado casi por completo por el estandarizado paisaje del turismo de masas: hoteles, edificios de apartamentos, urbanizaciones de adosados o de chalets exentos. Lo mismo se aprecia en Mazagón o en Isla Cristina.

Moguer es otra cosa. Fuimos allí por ser el pueblo de Juan Ramón Jiménez y la verdad es que, aunque no lo hubiéramos sabido, nos habríamos enterado enseguida, porque sus habitantes lo han llenado de placas con sus versos, señalando al visitante los lugares que menciona en “Platero y yo”.
Entramos en Moguer desde la carretera de San Juan del Puerto y aparcamos cerca de una iglesia cuya torre me recordó a la Giralda. Unos días después me sorprendió leer lo que de ella escribió Juan Ramón: “La torre del pueblo, coronada de refulgentes azulejos, cobraba, en el levantamiento de la hora punta, un aspecto monumental. Parecía de cerca, como una Giralda vista de lejos” (Juan Ramón Jiménez: Platero y yo, XXII). Cuando habla un poeta lo mejor que podemos hacer los demás es tomarle prestadas las palabras con todo nuestro agradecimiento.
Como cuando dice que “Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro, como el migajón, y dorado en torno -¡oh sol moreno!- como la blanda corteza” (Juan Ramón Jiménez: Platero y yo, XXXVIII). Un pueblo de calles estrechas y casas blancas (que obligan a llevar gafas de sol a quienes tienen los ojos demasiado sensibles a la luz) con puertas de madera, que les dan un aire elegante, casi señorial, se podría decir, si se comparan con la vulgar carpintería de aluminio generalizada por todas partes.
El poeta no elude hablar de los niños pobres que poblaban sus calles, de la ignorancia de la gente, de su crueldad con los animales o de las enfermedades debidas en parte a la pobreza y a la ignorancia. Sin duda se alegraría de ver lo que ha cambiado su pueblo en este aspecto.
Naturalmente fuimos a la casa donde nació y vivió sus primeros años, en la calle de la Ribera, convertida hoy en museo y centro de estudios dedicado al poeta. La visita me enseñó cosas que no sabía de él: su carácter depresivo, que le hizo pasar algunas temporadas en hospitales, el orden riguroso con que organizaba su trabajo (se conservan cajas numeradas y etiquetadas, donde guardaba sus manuscritos) y su afición a la pintura: me gustó mucho un cuadro suyo que allí conservan, en el que el verde de un ciprés, el blanco de una casa y el azul del cielo condensan maravillosamente el paisaje de Moguer.
Comimos en la taberna de los Raposo, un sitio barato y con personalidad. Unos días después la lectura me proporcionó otra sorpresa: ¿son estos Raposo de la taberna descendientes de aquel Raposo que ayudó a Juan Ramón a quitarle a Platero una sanguijuela de la boca? (Juan Ramón Jiménez: Platero y yo, XXXV).
La visita a Moguer terminó en el cementerio: allí buscamos y encontramos la tumba de Juan Ramón Jiménez y su mujer, Zenobia Camprubí. La despedida fue un hasta siempre, porque he vuelto a leer “Platero y yo”, libro que formó parte de mis lecturas infantiles y que ha sido ahora un auténtico descubrimiento.

El Rocío es otro pueblo con personalidad. Al borde de las marismas del Coto de Doñana, entre arenales, parece un poblado del oeste (de los de la frontera con Méjico): casas blancas, de una planta, alineadas en calles anchas y polvorientas, sin asfaltar. Si no fuera por los coches aparcados, uno no se sorprendería de ver aparecer por allí a una banda de pistoleros con sombrero mejicano.
Allí está el santuario de la Virgen del Rocío, la Reina de las Marismas, la Blanca Paloma. Al verla no entendí por qué, cuando se celebra la romería, todo el mundo grita “guapa, guapa”; ¿será que la ven de lejos? El día que hicimos nuestra “peregrinación” no había apenas gente, pero parecía planteado todo como un negocio (“venta oficial de artículos rocieros”, casetas de la hermandad de tal y cual): incluso nos metieron un buen clavo al pagar la comida en un chiringuito.

De Huelva sólo tuvimos fugaces impresiones al circunvalarla varias veces durante nuestra estancia. Pero las periferias urbanas son todas iguales: las mismas rotondas, los mimos polígonos industriales, los mismos bloques de viviendas.
Una noche entramos en la ciudad para cenar y subimos al Conchero, desde donde tuvimos una espléndida visión de la ría del Odiel al atardecer. Después de cenar estuvimos en una plaza del centro, junto a la catedral, pero nada nos llamó la atención.
Eso sí, ¡vaya cena! Empezamos con unas gambas blancas de Huelva acompañadas con un vino blanco del Condado, bien fresquito; luego seguimos con unos entremeses de cerdo ibérico y una pimentá, y terminamos con un suculento plato de carne pata negra (esta vez el vino fue tinto y de la Ribera del Duero; es una pena que los andaluces no hagan buenos vinos para acompañar esas espléndidas carnes). El sitio no podía tener un nombre más adecuado: “Mar y Sierra”. La próxima vez que vaya a Huelva haré lo posible por visitar la sierra.


Por decir que estuvimos en Portugal cruzamos el puente internacional de Ayamonte y nos acercamos al primer pueblo portugués, que se llama Castro Marim. En la parte más alta tiene un castillo (seguramente para vigilar los movimientos del otro lado de la frontera, de donde en otros tiempos podía venir el peligro), que estaban cerrando cuando llegamos nosotros, así que no pudimos verlo. No nos entretuvimos mucho, lo suficiente para comprobar que las casas se diferencian de las del lado español en que a la cal blanca le superponen franjas de pintura de colores, lo que les da un aire más colorista (y quizá más cursi).

lunes, 6 de abril de 2015

UN VIAJE A HUELVA en el 2003



CORRESPONSAL: Eugenio Climent





1. El paisaje

Después de varios cientos de kilómetros de autovía, recta y monótona, la entrada a Andalucía es un auténtico tobogán: en el desfiladero de Despeñaperros, de impresionantes paredes, se suceden las curvas pronunciadas y las pendientes fuertes. Una ruptura tan marcada, que coge de sorpresa, sólo puede servir para alertar al viajero de que entra en otro territorio.
Terminada la bajada se extiende, hasta donde la vista alcanza, un paisaje de colinas llenas de olivos geométricamente alineados. La Depresión del Guadalquivir no es una llanura tabular, con niveles y escalones bien marcados, como la Meseta, sino una llanura ondulada que se va alisando paulatinamente de este a oeste hasta convertirse, más allá de Sevilla, en un plano horizontal.

La costa de Huelva es distinta a todas las que conocía: en primera línea, batida por las olas y sometida a mareas pronunciadas, está la playa, una única playa larga, sólo interrumpida por las desembocaduras de los ríos. La arena está salpicada de conchas que las mareas empujan a tierra, escudos ya inservibles de moluscos, que el mar debe criar en cantidades inmensas, a juzgar por la enorme cantidad de restos que hieren los pies de quienes se atreven a andar descalzos por la arena. Cuando al atardecer los bañistas se retiran de las playas las gaviotas ensayan la pesca lanzándose desde varios metros de altura en picado al mar, de donde salen en vuelo rasante con su captura en el pico (cuando hay suerte).

Detrás de la playa hay un cordón de dunas, parcialmente colonizadas por la vegetación: cardos, retamas, enebros, jaras y otros arbustos, coronados por pinos piñoneros, de tronco alto y copa redonda, como una sombrilla. Hay una lucha evidente: las plantas, adaptadas a vivir con la estrechez de recursos que ofrecen las arenas, intentan inmovilizar las dunas con sus raíces, que funcionan como redes que sujetan el terreno, pero el viento del mar empuja la arena hacia el interior persistentemente; en algunos lugares se ven pinos semienterrados, atestiguando la dureza de esta lucha, su larga duración y su incierto resultado.
Las carreteras están trazadas, por lo general, detrás del cordón de dunas, lejos de esta pugna, de manera que, a diferencia de otras zonas de España, quien viaja por la costa rara vez ve el mar, aunque se encuentra a pocos metros de él (como ocurre, por ejemplo, entre Isla Cristina y La Antilla o entre Mazagón y Matalascañas). Cuando los ingenieros torpes, quizá impulsados por los políticos listos, han construido la carretera por delante de las dunas (como ocurre entre las playas de la Bota y el Portil, en Punta Umbría), los coches son avisados de peligro de deslizamiento, pero no por el hielo, sino por la arena que invade la carretera.
La invisibilidad del mar, no obstante, queda compensada por el conjunto que ofrecen el azul del cielo, el verde de los pinos y el blanco ceniciento de la arena.

Por detrás del cordón de dunas se extiende la marisma: un terreno liso en el que el agua y la tierra están completamente imbricados: los ríos y arroyos aportan agua dulce y lodos que se van acumulando en las desembocaduras, ganándole terreno al mar, que contraataca cuando sube la marea aportando agua salada. Esta otra lucha la gana la tierra: la ley de la gravedad juega a su favor. Hay pruebas sobradas del retroceso del mar:
-         Las marismas del Guadalquivir, donde se ubica el Parque Nacional del Coto de Doñana, eran en época romana un lago o albufera.
-         Colón inició el viaje del descubrimiento de América en el puerto de Palos de la Frontera, que hoy se encuentra muy lejos del río Tinto (aguas arriba del cual, por cierto, está San Juan del Puerto: ¿Acaso el nombre indica la existencia en otros tiempos de un puerto practicable?).
-         Isla Cristina en el siglo XVIII respondía a lo que su nombre indica. Ya no es una isla, pero se nota que lo fue: nada más atravesar Pozo del Camino la carretera parece un pasillo flotante tendido en la marisma.
La marisma es una zona donde la vida bulle: sol y calor la mayor parte del año, agua siempre, dulce y salada, y un aporte continuo de lodos constituyen condiciones excepcionales para las plantas y los animales. Hay zonas en que la vegetación se limita a una pradera de hierbas altas adaptadas a vivir dentro de la franja de mareas, pero en las zonas más elevadas, permanentemente secas, se desarrollan el matorral y el bosque.
Las praderas no forman extensiones continuas, sino que aparecen interrumpidas a cada paso por charcos o lagunas, donde viven colonias de aves. La que pudimos ver con más atención (las otras sólo de paso) es la que se extiende frente al paseo-mirador del Rocío, donde había una nutrida colonia de flamencos y otras aves que a su lado parecían enanas y que identificamos con el nombre genérico y cómico de “somormujos”.
Junto al palacio del Acebrón, en el pre-parque de Doñana, recorrimos una hermosa muestra de bosque. Primero un bosque-galería, en torno al arroyo de la Rocina: una auténtica maraña de troncos y ramas, una sombra fresca y algo sobrecogedora. En los momentos en que nos parábamos se oían ruidos que venían de lo alto del ramaje, del suelo y del agua: pájaros, reptiles, peces … por todas partes el sonido de la vida.
Después, más lejos de las orillas del arroyo, el bosque estaba formado por pinos y, sobre todo, alcornoques, algunos de ellos gigantes, de troncos gruesos y retorcidos, con su corteza de corcho. Bajo los alcornoques se extendía un denso y alto sotobosque en el que destacaban los helechos. Complejidad de la naturaleza: un árbol adaptado a los calores y sequedades del verano mediterráneo crea una sombra tan densa que, con ayuda del arroyo próximo, en ella crece una planta típica de climas frescos y húmedos. Pero lo más curioso es que en el sotobosque también había palmitos, característicos de la franja costera mediterránea peninsular, cuya presencia avisa de la proximidad de los desiertos del norte de África. En un punto del recorrido un helecho y un palmito aparecían abrazados (¿otra lucha? Las dos especies parecen tan bien adaptadas que resulta difícil predecir el resultado de ésta).
Los ríos son muy anchos en su desembocadura. No sólo interrumpen la línea de playa, sino que constituyen serios obstáculos para el transporte, de manera que o se construyen puentes gigantescos (como el de Huelva a La Rábida, sobre el río Tinto; o el de Huelva a Punta Umbría, sobre el Odiel; o el internacional sobre el Guadiana, para pasar a Portugal) o hay que dar grandes rodeos por carretera (para pasar de El Rompido a La Antilla hay que subir tierra adentro hasta Cartaya y Lepe, porque no hay puente sobre el río Piedras). Claro que hay otra alternativa, que los pueblos costeros han utilizado desde siempre: el trasbordador; aún funcionan entre Huelva y Punta Umbría y entre Ayamonte y Vila Real de Santo Antonio, que era hasta hace poco la única manera de pasar a Portugal.