Una presentación casi fugaz a mediados del 2001 y unos meses más tarde parecía que siempre hubiésemos conversado.
Enero 2002
Antonio García Olivares (5)
De ahí que esa sonrisa de Dionisos yo creo que era irónica, en contra de lo que tu piensas
"El tango me recordó / que antes había danzado / con la Palabra" - Ojalá muchos más danzáramos con la palabra y no que la utilizamos como arma. La metáfora "una discusión es una batalla" impregna el habla occidental actual e, inevitablemente, predispone lo que hacemos cuando hablamos, porque en las metáforas hay un poder constituyente de realidad que generalmente nos pasa desapercibido. Hay que tener muchísimo cuidado, a la hora de elegir las metáforas que utilizaremos al empezar a hablar, pues están constituyendo el mundo. Lo avisaba Salinas en un bonito poema.
Así, la metáfora de la discusión como guerra está implícita en muchísimas expresiones comunes, como: "rebatí sus argumentos", "deshice su argumentación", "sus ideas tenían varios puntos débiles", etc. Como dicen Lakoff y Johnson (dos grandes teóricos de la metáfora), todo cambiaría si concibiéramos las discusiones, desacuerdos o desencuentros, en términos de danza. Las concebiríamos entonces (a las discusiones) como una sincronización, una búsqueda compartida de equilibrios, y no una pugna por la victoria o por evitar la derrota.
Hay una anécdota contada por Lakoff y Jonhson (en su bonito libro: "Metáforas de la vida cotidiana") de un estudiante iraní en EE.UU., que pensó que la metáfora implícita en la expresión inglesa "the solution of the problems" era la de un caldero con líquido burbujeante en el que se iban echando los problemas en cuestión, junto con otros reactantes (o sea, una "solución química" o alquímica), y dentro del cual, algunos de esos problemas se conseguía que precipitaran, definitiva o temporalmente, mientras otros seguían enmarañados en la mezcla disuelta. Dice Lakoff que su admiración por la profundidad de la cultura occidental disminuyó cuando se enteró de que esa no era la metáfora implícita en la expresión (sino otras de origen griego y latino).
Saludos y perdona el atrevimiento de hacer comentarios sobre algo que no necesita de ningún añadido. Sólo eran asociaciones personales que ha generado en mí. Ni por supuesto pretendía hacer un análisis completo de estilo, contenido, etc. Yo creo que la poesía no se debería de intentar analizar.
Enhorabuena y gracias por tan hermoso libro.
Antonio
Lo justo para no romper la inocencia.
Tu estudio sobre el tango (que no he terminado de leer todavía), sí que me pareció un análisis, en el sentido de que aparecía el tango "descuartizado". En "Budismo zen y psicoanálisis", un libro escrito por D.T.Suzuki y Erich Fromm, habla de lo que habitualmente se hace al analizar. Se "cadaveriza" lo observado y así nunca se llega a ver la idea en movimiento. Tu reflexión sobre "El Tango con Darío" no es un análisis, más parece una caricia que subraya exactamente lo que quería decir.
Leyéndote me parece que hubieras escrito el libro desde otro lugar en el mismo paisaje. Alrededor de estar fechas cumplirá un año que se publicó. Ha sido un hermoso regalo tu carta.
Gracias, Antonio y, por favor, vuelve a leerme otra vez.
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