FESTIVAL DE TANGO DE GRANADA
Cuando se dice de una ciudad que es acogedora, se está hablando bien de sus ciudadanos. Granada es un ejemplo. Del 7 al 10 de marzo de 2002, ocho personas decidimos disfrutar de ella y sorprendernos con la propuesta del decimocuarto festival de Tango que organiza Horacio Rébora.
Lo que vimos en el teatro nos supo a poco y es que, como ha quedado reflejado en el libro “El porvenir de una pasión – Crónicas de diez años del Festival Internacional de Tango en Granada”, el listón está muy alto. Las fiestas de trasnoche adolecieron de falta de espacio, no se sabe si por problemas de última hora o no contar con la incorporación de tanta gente joven. Tuvimos que oír aquello tan conocido de “...respeten la línea de baile”, “... ¡ganchos no!”. Pero nada pudo impedir que todo el mundo bailase.
Aspecto importante es el alimento. Cuando queríamos reponer líquido nos sorprendían con una tapa distinta obsequio de la casa, detalle que alimentaba también el espíritu.
No es bueno comer solo tango y Granada ofreció variedad. Comprobamos como la ciudad reconoce a sus artistas del graffiti incorporando estos dibujantes callejeros a una ruta recomendada. Nos inquietó una impresionante exposición fotográfica de Richard Avedon.
No seguiré contando paseos, atardeceres, conversaciones, para no dar envidia a quienes no pudieron acompañarnos. Solo una información para ilustrar la importancia que para la posteridad puede suponer la asistencia a este evento. Juan Manuel García Vela, socio nº 22, ha sido inmortalizado en la página 17 del libro antes citado.
Gracias a Tato Rébora y a todo su equipo por seguir ahí. Volveremos.
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