Frío, insensible a nuestras desventuras nos parece a veces el amigo. Pedimos consuelo y nos acoge en un duro lecho de campaña.
La confidencia que nos calmaría abre la puerta a un "claro espejo" en el que aparecemos sin camuflajes, como somos.
Eso nos ofrece la amistad, distancia desde la que descubrir nuestro "tesoro".
18 julio 1994
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