Tuve que volverme. Pasaba de largo
porque no se pueden atender todas las peticiones de ayuda, pero su discurso
llamo mi atención.
“Echadme algo, aunque
sea la bronca”
Seguro que más de un@ le aconsejaría
una actividad distinta en sintonía con su capacidad, pues era un hombre joven e
ingenioso. Sin embargo a mí me pareció bien lo que hacía en ese momento: ser un
mendigo.
Le eché una moneda, es decir, “la
bronca” y la aceptó con una sonrisa.
Deduje que así es la vida. Generosa
pidiéndonos que seamos como somos, sin artificios, porque la felicidad está, no
al final, sino en el camino, solo que recorrido como decía Machado: “ligeros de
equipaje”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario